Cuando comenzamos este proyecto en el Archivo Histórico
de Niebla, conocimos a Alfonso, el archivero; desde entonces, casi semana a
semana, nos ha facilitado el trabajo de forma notable. Hoy, desgraciadamente
para nosotros pero afortunadamente para él su vida profesional da un salto de
calidad y deja su labor archivística por otra nueva. Nos decimos hasta luego.
Hay muchas formas de cumplir laboralmente, desde el mero
sistema fabril en que se ficha al entrar, se automatiza/mecaniza el trabajo y
se ficha al salir, sin más compromiso que el salarial con la empresa; otras
personas se implican personalmente un poquito más e intentan mejorar sus
condiciones de trabajo y las de los que le rodean; Alfonso va unos cuantos de
peldaños más arriba. Él disfrutaba de su Archivo y del trabajo de los que nos
acercábamos a investigar. Podía haberse limitado a proporcionarnos uno a uno
los legajos y a recogerlos cuando terminábamos, pero en nuestro caso (y en el
de los que han coincidido con nosotros) la relación ha sido más estrecha.
Una mañana normal de trabajo en el archivo implicaba el
saludo inicial y una charla previa acerca de cómo llevábamos la investigación;
buen conocedor de la documentación con la que
ha trabajado durante años, no dudaba en indicarnos posibles pistas sobre
el tema que buscábamos tratar… ¿habéis
mirado en las llamadas a quintas? Nuestro proyecto se basa en la
digitalización de los legajos, su clasificación, organización y puesta al
servicio de cualquier futuro investigador, pero sin las facilidades que Alfonso
nos ha dado hubiese sido mucho más ardua. Igualmente, cualquier hecho
relevante, interesante, o simplemente curioso lo debatíamos entre los tres.
Echaremos de menos esas opiniones y posibles vías de solución a las
innumerables preguntas que nos seguirán surgiendo.
vídeo de Mancomunidad mostrando parte del trabajo de Alfonso.
En cierto modo Alfonso es partícipe y colaborador
necesario en todas nuestras publicaciones por lo que, en nombre de todos los
que apreciamos el patrimonio cultural iliplense, te agradecemos enormemente tu
amistad y ayuda. Te deseamos lo mejor en tu vida profesional y que sigamos
encontrándonos en la Historia de nuestros respectivos pueblos, tantas veces
común.
¡GRACIAS!
Pelayo Castillo y Antonio Bonilla