¡Ole la España cañí!
Tras 37 años de Democracia se nos llena la boca de
epítetos grandilocuentes: europeos, transgresores, modernos, innovadores,
potencia, locomotora económica, etc. etc. etc…
Pero hete aquí que somos como las bicicletas antiguas, en
cuanto se nos rasca la pintura sale a relucir todo el óxido que llevamos
acumulado. Esta España de Ozores y Fernando Esteso no deja de ser eso, un
espectáculo continuo y un circo ambulante (donde no paran de crecer los enanos).
Somos el país de la incongruencia y del desatino, de la hipocresía del
aparentar, del espíritu pobre que tan sólo busca llenar la barriga todos los
días, y si no se puede pues por lo menos tener entretenimiento, ¿o es al
revés?: primero entretenimiento y luego ya llenaremos la barriga, más bien esto
último diría yo ante los recientes acontecimientos.
Los PITOS, literalmente, pitos o silbatos, pero no los de
caña de carnaval que a menudo suele sacar la inteligencia de los autores, sino
de los que se lleva hablando desde la final de la Copa del Rey. No voy a
ahondar en profundidades personales, que si son una pública y libre
manifestación, que si son moralmente reprobables, con ambas deducciones estoy
de acuerdo. Lo que me hace reír es el énfasis con el que se defiende desde los
foros una u otra postura. Si eres del Madrid que se debe sancionar a los dos
equipos, si eres del Barça que lo importante es el fútbol (obvio los demás
equipos nacionales por falta de presupuesto). Los primeros defendiendo una
españolidad desde un equipo plagado de extranjeros comprados a golpe de
chequera en un país donde con el sueldo de uno de sus jugadores se abrirían
muchas escuelas, el otro defendiendo una autodeterminación con un equipo
plagado de extranjeros comprados a golpe de chequera… ¿esto no lo he dicho ya?,
digo yo que ¿a qué país se anexionarán los culés, a la Argentina de Messi? Pero
claro la carnaza periodística está ahí y sirve para horas y horas de tertulias,
miles y miles de periódicos deportivos. Sinceramente estoy pensando en dejar de
ser republicano y hacerme del Barça o del Atleti para que me hagan más caso,
porque la investidura de nuestro actual Rey no dio para tanto, pero claro eso
sigue siendo espectáculo y tener una monarquía también viste.
Los APLAUSOS, los vítores y los gritos de ¡guapa!... no
nos engañemos, a pesar de ser un mes tan mariano no eran ni a la Virgen del
rocío ni a la Virgen del Pino. Si señor, eran a la Pantoja al salir de la
prisión en su primer permiso carcelario, ¡para alucinar! Un grupo de personas
que no aparentaban ser de la alta sociedad, más bien de los que pagan sus
impuestos religiosamente derivados de sus ingresos del trabajo, ¡jaleando a una
defraudadora!, a una delincuente, porque presunta dejó de serlo desde que el
juez lo dictaminó; lo que sucede es que el juez tuvo la mala idea de anteponer
la justicia a una buena voz.
De circo y pandereta, no aprendemos por muchos palos que
nos den, hemos cambiado la figurita de la gitana y el torero encima de la tele,
pero porque ahora las pantallas planas no tienen sitio para aguantarlas. No me
resisto a utilizar la famosa película de Alfredo Landa: “¡Quédate en Alemania
Pepe!” que aquí no ha cambiado nada.
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