>Capítulo VI. De commo el
rey don Alfonso çercó a Niebla e la ganó por consejo de dos > frayles e de
cómo ganó el Algarbe.
En el anno quinto deste reynado deste rey don Alfonso,
que fue en la era de mil e dozientos e nouenta e cinco annos et que andaua la
era del nasçimiento de nuestro señor Ihesu Christo en mil e dozientos e
çinquenta e syete annos, después que ouo asosegado algunas cosas que la estoria
ha contado, cató manera por se trabajar en seruiçio de Dios et ensalçamiento de
la fee católica e acresçentamiento de los sus reynos. E porque el Algarbe
tenían todo los moros e a la cabeça desto era Niebla, de que era entoçes señor
un moro que dezían Abén Mafod, el rey mandó llamar a los [ricos] omes de su
reyno e a todos los fijosdalgo et los de los conçejos, e sacó su hueste e fizo
çercar la villa de Niebla.
Et
desque y llegó mandó asentar los reales
e pusyéronles muchos engennos commo quier que en algund tienpo la villa era muy
fortalezida e bien çercada de buen muro e de buenas torres e labradas todas de
piedra. Et otrosy estaua y este dicho rey Abén Mafod que esta villa tenía bien
bastecida de muchas buenas viandas e de muchas buenas gentes. Et el rey [don
Alfonso] por todo esto ouo de morar en aquella cerca luengo tiempo, dando gran
acuçia en los engenios e con muchas peleas que los suyos avían con ellos.
Et
acaesçió asy que el rey estando en aquella çerca veno en las gentes de los
reales de los christianos tan gran tenpestad de moscas que ninguno de los de la
hueste non podían comer ninguna cosa que luego non comiesen moscas, et con esto
avían menasión et desta dolençia morían muchos omnes. Et el rey e todos los de
la hueste acordaron de separtir de aquella çerca. Que avía syete meses que
morauan ally.
Et
en aquel tiempo avía en la hueste dos faryres, que dezían al vno fray Andrés et
al otro fray Pedro, que venieron al rey e dixiéron[le] que en el tiempo que
tenía la villa çerca de ganada se quería yr de ally, que lo fazía mal, que los
moros basteçerse yan et labrarían lo que avían derribado con los engennos, de
manera que cuando otra vez la quisiese venir a tomar que la non podría traer al
estado en que entonçe la tenía. Et el rey dixo que non sabía qué fazer a la
tenpestad que era en el real [de] que se murían las gentes. Et los frayres
dixieron que ellos darían consejo a ello. Et mandaron luego apregonar por la
hueste que qualquier que traxiese vn almud de moscas a la tienda de aquellos
freyres que les darían por cada almud dos torneses de plata[i]. Et las gentes menudas
tomauan omezillo con las moscas e por ganar aquellos dos torneses traxieron
muchas dellas, de manera que finchieron dellas dos sylos viejos que estauan y
de otro tienpo. E con esto menguó aquella tempestad e quedó aquella dolencia de
que las gentes morían.
[Et]
acuciando los christianos la cosa que conplía para tomar aquella villa, Abén
Mafod, rey de Niebla, fue llegado a fincamiento de non tener vianda para sí nin
para los que con él estauan. Et veyendo cómo los del rey porfiauan en aquella
cerca, que se non quería dende partir a menos de tomar aquella villa, acabados
nueue meses e medio que aquella villa fue çercada, el rey Abén Mafod enbió
pedir merçed al rey don Alfonso que le dexase salir a saluo a él e a todos los
que con él estauan con todo lo suyo, e a él que le diese heredades llanas en
que se podiese mantener en toda su vida, et que le entregaría la villa de
Niebla e la tierra del Algarbe. Et el rey don Alfonso tóuolo por bien e fuéle
oorgada la villa de Niebla por esta manera.
[i] Tornés:
tres cuartillos de real (nota propia)
El primer problema que nos plantea tal descripción es que fue escrita durante el reinado de Alfonso XI, es decir, a mediados del siglo XIV y casi 100 años después de la conquista de Niebla. esto no significa más que su autor, por encargo del rey, probablemente consultó los documentos antiguos que se conservaban en la corte, incluso otras crónicas anteriores como la General Estoria de Alfonso X o la Historia dialogada hasta 1288. Según los estudiosos de las crónicas esta primera parte de las mismas es la más imprecisa, llegando incluso a la novelación fantasiosa de algunos capítulos, por desgracia debo decir igualmente que el correspondiente a Niebla está entre los menos fidedignos según los historiadores, de hecho y como podemos comprobar se refiere principalmente a una anécdota acaecida durante el asedio, sin poder afirmar la veracidad de los nombres y los hechos. Un dato a todas luces erróneo es la fecha que coloca en 1257, cuando está más que justificado ya el año 1262 como el de la conquista; incluso la duración del asedio (nueve meses y medio) se cuestiona por motivos que justificaré en otro momento.
De todas formas e independientemente de la certeza histórica del mismo, no deja de ser un relato más que interesante para incorporarlo a nuestro bagaje local. Tampoco debemos tenerla muy lejos ya que las siguientes entradas se referirán en algún otro momento a la crónica alfonsí.
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