Cuando
te metes en el barro, acabas con salpicaduras y estamos tan indignados,
impotentes y ciegos que si un amigo no te da una palmada en la espalda sigues
chapoteando hasta acabar sucio.
Ayer un par de amigos me palmearon la espalda y me
hicieron ver que bajando a ciertos niveles corría el riesgo de quedarme en
ellos.
Reconozco que el trapo me ha cegado, que he entrado en la
guerra como un pardillo y que poniéndome
al nivel de mis interlocutores corro el riesgo de perder razón y veracidad.
Estimado amigo, como dije no creo que sea tanto
por motivos de elegancia como por pérdida en las formas (y en la
credibilidad), así que agradeciendo enormemente tus sabios consejos intentaré
moderar mi escritura, yo tampoco me reconozco cuando me releo en ciertas ocasiones,
aunque “lo escrito, escrito está” y se queda ahí como referente para
posteriores ocasiones en que la ira intente colocar la venda que niegue el
barro.
No quiere decir esto que abandone la lucha (quizás alguno
se frotaba las manos ya), tan sólo consiste en cambiar el estilo, el fondo es lo verdaderamente
importante, pero las formas no se deben descuidar, quizás un exceso de
populismo nos haga utilizar el sensacionalismo, los números cantan y el
marcador se dispara cuando aparece lo soez (somos morbosos por naturaleza).
A los hipócritas les aconsejo que se autoanalicen, es
todo un ejercicio de reconocimiento; a los que me enmendáis la plana desde la
sinceridad mi eterno agradecimiento.
Pues sintiéndolo mucho, te diré que es en esos ambientes de bajeza donde algunas personas entienden lo que se les dice, por que es donde están acostumbrados a pacer. Así que sino suben tanto las visitas es por que la mitad no entienden lo que dices. Unn saludo, y a seguir en la brecha.
ResponderEliminarCabalgamos, pues ladran, amigo Sancho
EliminarUn saludo