Cuando
no me siento a gusto me da por refugiarme en mis “vicios”, que a día de hoy son
dos: leer por diversión
(actualmente estoy con Juego de tronos)
o continuar con mi particular investigación de la historia de Niebla.
Mis
seguidores en el blog sabéis que iba por Roma y en ello estaba, pero
coincidencias con tiempos actuales hacen que no pueda resistirme a realizar una
retrospectiva histórica.
Todo
empieza con un antepasado nuestro que ocupó un cargo público, el equivalente a
una concejalía, pero en tiempos de la Ilipla
romana. Manda hacer una inscripción que, según las descripciones
posteriores dice lo siguiente:
MINERVAE
SACRVM
M. CVR [iatius Q] VIR LONGINVS AL… LIENSIS
DECVRIO
ILLIPVL [ensis ob] HONO [rem decur (ionatus)]
EDITIS [per]
BIDV[um] CIRCIENSIBVS
[.] CVR [iatus…] M […]
D.S.P.D.D
Minervae / sacrum / M. Cur [iatus Q]uir. Longinus Al…..liensis decurio /
Illipul[ensis ob] hono[rem decur (ionatus)] / editis [per] bidu [um]
circiensibus / [.] Cur[iatus…..] M […] / d.s.p.d.d.
Rodrigo
Caro la ubica y describe en “la puerta del Palacio” (de los Duques) muy
maltratada. También hay dos referencias de Amador de los Ríos (1891) y Eduardo
Díaz (1925), aunque su última ubicación conocida es el MAN, sin embargo, no
existen datos en el mismo sobre dicha inscripción.
En
definitiva, lo que nos cuenta es que M. (¿Marco?) Curiatus Longinus dedica dos
días de juegos circenses consagrados a la diosa Minerva, en agradecimiento por
su nombramiento como decurión de la ciudad.
Para
entender un poco la situación os referiré que el gobierno local de las ciudades
romanas, cuyo rango tenía Niebla en la época de la inscripción, se hacía
mediante un consejo local denominado Senatus
o Curia, con un número variable de decuriones que
tomaban las decisiones importantes… ¿nos va sonando? Los decuriones se elegían
normalmente entre las clases altas de la ciudad, no por capricho, ya que en
legislaciones municipales del mundo romano suponían que estas clases estaban más
formadas y además tenían un patrimonio con el que respaldar su gestión; con lo
cual los candidatos a decurión debían realizar una verdadera campaña electoral
en su propia ciudad para acceder a la Curia
ya que las comitia eran abiertas y
podían acceder a ellas todos los que cumpliesen los requisitos. Ya empezamos a
ver ciertas diferencias entre Ilipla
y Niebla; cierto es que la democracia contemporánea permite a personas de
cualquier condición social acceder a los cargos municipales; pero lo de la
exigencia de un nivel cultural medianamente aceptable hoy en día ha
desaparecido por completo. Pero la gran diferencia no está ya en el nivel
intelectual de los gobernantes sino en ese “pequeño detalle” del patrimonio. En
Roma/Ilipla era necesario que el
propio candidato tuviese capacidad de responder económicamente a su gestión,
compensando a la ciudad si no era buena, es más, durante la campaña se
realizaban actos de evergetismo, que no es más que obras, construcciones,
acciones por el bien de los ciudadanos con pecunio propio.
Dos decuriones romanos
Para
no irnos muy lejos, la fórmula con la que termina la inscripción, D.S.P.D.D se
transcribe como:
D(e)
S(ua) P(ecunia) D(onot) D(edit)
O lo
que es traducido del Latín: “lo donó y dedicó de su propio dinero”.
Para
terminar hagamos una pequeña recapitulación: Marco Curiatus Longinus, organiza
dos días de juegos de circo dedicados a Minerva en cumplimiento de una promesa
electoral al ser elegido Decurión de Ilipla, por supuesto pagados de su propio
bolsillo.
Ahora
viene el famoso juego de “encuentre Vd. las diferencias”, cuando leo sobre un
cargo municipal que debe tener una formación superior, dinero con el que
responder su gestión, donaciones propias en bien de la ciudad (también había
otras condiciones como la de Honestas,
es decir no haber sufrido ningún tipo de condena judicial) y lo comparo con la
situación actual de nuestro pueblo, en el que la intención generalizada es la
de “conseguir un carguito remunerado” con currículums escasos cuando no
inexistentes (eso en los electos, porque de los designados ya ni hablamos),
todo lo que me viene a la cabeza es una pregunta:
“¿HEMOS
ADELANTADO O ATRASADO EN POLÍTICA MUNICIPAL?”
Para
finalizar, comentaros que el pedestal de la Ronda de Jerusalén es el que
tradicionalmente se ha designado como el más probable para que sustentara la
referida inscripción.
Por supuesto que hemos atrasado y muchos muchos siglos atrás ante de los romanos. La evidencia esta en la casa consistorial desde la primera autoridad hasta la ultima. Pero lo penoso es que los que de verdad tiene las armas ( que no es otra cosa que el derecho a votar) hemos y me incluyo también por no menospreciar a nadie retrocedido aun mas.
ResponderEliminarLa cegera es la enfermedad común ya no solo de nuestro pueblo sino a nivel nacional. Solo se ve movimientos por beneficios propios como muy bien describes.
Tantas veces de acuerdo amigo Antonio.
ResponderEliminarNo tengo más que reconocer mi parte de culpa como votante, al menos eso creo que nos honra, aunque siempre habrá quien no sepa siquiera que tiene una venda delante de los ojos.