JUSTIFICACIÓN DEL TRABAJO.
El
presente trabajo es fruto de una investigación continuada que, durante los
últimos años, vienen realizando sus autores, inicialmente Pelayo Castillo
Palacios y Antonio bonilla Giles, a quienes se les ha unido en los últimos
meses Sebastián Breva Ramírez.
Nuestra
labor documental se basa fundamentalmente en la digitalización, clasificación,
transcripción y publicación de resultados (en este orden) de los documentos que
se custodian en el Archivo Municipal de Niebla; aunque en los dos últimos años
también nos hemos centrado en el Archivo Diocesano de Huelva. Dentro de toda
esta ingente labor van apareciendo datos y referencias más o menos sueltas que
complementan el conocimiento de la sociedad iliplense pasada (fundamentalmente
desde el siglo XVI en adelante).
Es,
por tanto, obligación moral dar a conocer en la medida de nuestras
posibilidades todo aquello que consideramos de relevancia, si bien en este caso
el hecho de que los tres pertenezcamos a la Hermandad hace que nos satisfaga doblemente el resultado de estos folios.
Puede
que dada la relativa juventud del mundo cofrade en Niebla, nos llevase a pensar
en que la celebración de la Semana Santa, y especialmente la de procesionar con
imágenes por las calles, es cosa del siglo XX, pero por suerte la documentación
nos va retrotrayendo a tiempos anteriores en los que esta manifestación de Fe
ya se celebraba de forma similar a la actual. Todos somos herederos de lo que
sucedió durante generaciones, con sus altos y bajos, con tradiciones que se
perdieron y que se recuperaron o que siguen durmiendo hasta que alguien las
despierte, nosotros, como iliplenses y cofrades nos sentimos orgullosos de este
patrimonio cultural recién descubierto, y creemos que los actuales mantenedores
de la tradición cuaresmal iliplense deben ser los custodios de todo aquello
referente al mundo de la Semana Santa en nuestra ciudad. Es por lo que queremos
hacer entrega de estos primeros resultados; un compendio escueto e insuficiente
a todas luces, pero la ingente cantidad de documentación, sumado a la casi nula
clasificación de la misma hace lenta la tarea. Por supuesto que, si Dios
quiere, y tiene a bien regalarnos futuros descubrimientos seguiremos
depositando y dando a conocer el pasado de los iliplenses.
En Niebla, a
15 de septiembre de 2020.
Pelayo Castillo Palacios Antonio Bonilla García Sebastián
Breva Ramírez
TRANSCRIPCIÓN
DOCUMENTAL.
Archivo
Municipal de Niebla. Legajo 18, tomo II, folio 162rº
En la villa de Niebla a
veintiocho de marzo de / mil ochocientos siete. Los señores don Fernando
Domínguez / y don Vicente Garzón, alcaldes ordinarios; don Juan Lo- / pez, don
Josef de los Santos, don Manuel Hidalgo y / don Sebastián Sifuentes, rexidores;
don / Antonio García y don Josef Izquierdo, alcalde de rentas, / y Juez de
Heredades; y don Gregorio Díaz y / don Antonio Domínguez, diputado y síndico¸y
el señor / don Walabonso Yzquierdo, síndico procurador general // (162vº)
estando juntos en su Ayuntamiento, como / lo han de uso y costumbre, para
tratar y conferir los actos y componiente al pro- / o común de su vecindario,
acordaron / lo siguiente:
Sobre don- / de deben / ir las
/ mangas en las / prosesiones (nota al margen)
En este cabildo se dijo por sus
mercedes que / habiendo pasado y concurrido a la / cofradía que sale de la
yglesia de Señor San- / tiago, presidiendo el señor alcalde pri- / mer voto don
Fernando Domínguez, por hayar- / se en cama el señor corregidor, se adbirtió /
por sus mercedes a poco de haber salido la refe- / rida cofradía, de dicha
yglesia, que las man- / gas de las tres parroquiales desta / villa que llevaban
los sacristanes de / ellas, están detrás de Nuestra Señora de los / Dolores,
inmediato al preste, ante- / sediendo con este motivo al Ayun- / tamiento, que
seguía detrás; y siendo esto con- / tra la práctica y antigua constumbre / que
siempre se ha observado de in- / memorial tiempo, infiriendo sus / mercedes que
esta novedad fue causada / por el cura párroco don Josef Ma-/ ría Caragüel, no
dándose el lugar / que corresponde a tan respeta- / ble cuerpo. Llegado que fue
a la / yglesia de San Martín, por don Gregorio // (163rº) Díaz, síndico
personero, con los demás sus / mercedes, manifestaron al señor alcalde como /
presidente, deliberase en razón a si las / mangas habían de continuar como as-
/ ta entonces o se habían de poner en / el sitio donde correspondía, que hera
don- / de ha sido de estilo y práctica para todo lo / qual se le despachase el
correspondiente re- / cado de atención al referido cura / párroco, y visto por
su merced determi- / nó que así se executase, para lo qual / pasase el presente escribano y en el in- / terín
siguiere el Ayuntamiento; y ha- / viéndose solicitado al referido señor cu- /
ra para hacerle dicha insinuación, no / se pudo conseguir por no encontrar- /
se; lo que visto por su merced y conside- / rando ser un total desprecio el que
se / hacía del Ayuntamiento, por haber faltado / a la costumbre, y que las
mangas yban / interdiendo a este y uno al preste, / determinó su merced se
apagase por el // (163vº) Ayuntamiento las velas que llevaban en / las manos y
que se continuase la dili- / gencia de solicitar al referido señor cura para /
que se sirviese mandar que las refe- / ridas mangas y sacristanes se pusieran
en el sitio que les correspon- / día y hera de uso y constumbre, y / en el
interín siguiente, en Ayun- / tamiento, como se hallaba decre- / tado, y
llegada que fue la cofradía / a las inmediaciones de la calle que nom- / bran
de la Cruz, se advirtió por sus / mercedes que el referido señor cura iba /
incorporado en la proseción y des- / de luego pasó el presente escribano de /
orden de sus mercedes a hacerle saber / mandase quitar las mangas del / sitio
en que se hallaban y poner- / las en el que hera de constum- / bre, pues con
atención a ha- / yarse sus mercedes injuriados con / semejante atentado, se
hallaban / con sus velas por no con- / septuar ir adorando más que a los / sacristanes; lo que oydo por el señor cu-
//(164rº) ra, manifestó que él hera quien determi- / naba en la procesión y que
insinua- / se al Ayuntamiento no mandaba / quitar las mangas del lugar del
sitio / donde iban; lo que oydo por sus mercedes / y ratificándose de nuevo en
que he- / ra falta a la constumbre y no / mirar el respeto que se le debe guar-
/ dar a tan ilustre cuerpo y que verda- / deramente hera lla hacer desprecio y
/ burlarse de sus mercedes viendo que con- / tinuaban las mangas, los citados /
procuraron para evitar alguna funes- / ta consecuencia que de ello pudiera
resultar / en un acto tan serio, retirarse de / la procesión llegando inmediato
a / la parroquial de Santa María, en don- / de había de parar la procesión / y
para que este punto sea aclarado y / que sus mercedes no procuran otra cosa /
más sino llevar adelante la cons- // (164vº)
tumbre y venerada que se ha observado / en esta villa y evitar las
nuevas im- / posiciones del referido cura párro- / co don Josef María Caragüel,
debían / de acordar y acordaron que por el / presente escribano se saque
testimo- / nio deste acuerdo, el que con re- / presentación del señor alcalde
presidente se /remita al señor provisor
para que he- / cho cargo de lo expuesto se sirva / dictar la providencia que en
justicia co- / rresponda, y para que el Ayunta- / miento en lo subsesivo no se
vea / en yguales bochornos y así lo acor- / daron sus mercedes, firmaron y /
señalaron como acostumbran. / De todo lo qual doy fee.
Gerónimo Domínguez [firma] Vicente Garzón [firma]
Juan López [firma] José
Santos [firma]
Manuel Hidalgo [firma] Sebastián
Cifuentes [firma]
Walabonso Izquierdo [firma] Antonio García [firma]
Joseph Izquierdo [firma] Gregorio Díaz
[firma]
Antonio Domínguez [firma] Escribano público del
Ayuntamiento
Gerónimo
de la Fuente Lobatón [firma].
CONTEXTO
HISTÓRICO GEOGRÁFICO.
Niebla a principios del siglo XIX venía
remontando un durísimo siglo XVIII en cuestión poblacional, de hecho el censo
de 1801 nos da un total de 236 vecinos, mientras que el de 1824 se ve reducido
aún más, a 201 vecinos / 620 habitantes, lo que nos da una ratio aproximada de
3 habitantes/vecino, de esta forma podemos calcular para la fecha de los hechos
unos 700-750 iliplenses, de los que, como dato anecdótico más del 10% eran de
“color pardo”, puede ser meramente anecdótico, pero éstos en su mayoría se avecinaban
en la calle Escalera, demarcación que, al menos en su comienzo debía pertenecer
a la parroquia de Santiago.
Por el mismo texto sabemos que
Niebla en esos momentos sólo contaba con tres parroquias activas, las de
Santiago, San Martín y Santa María, siendo ésta última la principal y donde
ejercía sus labores el cura único de la villa, José María Caragüel. También nos
consta que Francisco de Abril era presbítero beneficiado de San Martín y
Santiago, lo que indica la tendencia hacia la parroquia de San Martín de esta
última, de hecho, cuando definitivamente se cierra al culto la de Santiago, sus
beneficios (y probablemente sus ornamentos y parroquianos) pasan a depender de
la de San martín.
En el año de 1807 tenemos
documentados los oficios de la Semana Santa, que se celebraban el domingo de
Ramos, Jueves, Viernes, Sábado y Domingo de Resurrección; para los cuatro
primeros Caragüel solicita al Arzobispado de Sevilla sean dirigidos por Benito
de Castro, beneficiado de Santa María como “persona más digna”, lo que nos hace
suponer que los oficios “generales” se centralizaban en la iglesia principal,
mientras que San martín y Santiago celebraban sus propios cultos parroquiales.
Lo que igualmente nos llama la atención sobre la cuaresma iliplense es la
ausencia de pagos a los padres predicadores del convento de Santo Domingo, aún
en uso; desde su fundación en el siglo XVI el propio cabildo era quien se
encargaba de pagar los sermones de la Cuaresma (y los de Adviento), pero
repasando las actas de cabildo del año 1807 no encontramos libranza de los
mismos. Esta situación de enfrentamiento civil-religioso es bastante más común
en Niebla de lo que podríamos suponer en una sociedad aún influenciada por el
Antiguo Régimen, donde la religiosidad era uno de los pilares fundamentales de
la vida cotidiana. Nos constan bastantes enfrentamientos entre Ayuntamiento e
Iglesia en la Niebla del XVIII, fundamentalmente por motivos económicos y que,
como en el caso de la procesión que transcribimos acaban viéndose reflejados en
el propio protocolo procesional.
La iglesia de Santiago
Sobre la iglesia de Santiago ya hemos
comentado que era una de las tres parroquias que quedaban en uso (ya no
funcionaban ni San Lorenzo ni San Miguel), pero su estado era bastante pésimo Enrique
Infante (2013) nos recoge en su publicación:
Ya a comienzos del XIX la de Santiago
también comenzaba a deteriorarse. Uno de sus beneficiados se queja al
Arzobispado de que el administrador de la fábrica la tenía sumida en una
irremediable condición de abandono, encontrándose su tribuna ciertamente
quebrantada.
El golpe de gracia definitivo se lo dio
la invasión francesa y posterior Guerra de Independencia, que tuvo en Niebla un
núcleo principal de acciones bélicas fronterizas. En 1813, al poco de finalizar
la Guerra, se reabrió al culto la iglesia de San Martín, es el propio
Ayuntamiento quien se hace eco de la petición popular, instando al beneficiado
de San Martín, Cristóbal Borrero que devuelva los ropajes y enseres que
depositó en Santa María y que si faltase alguna cosa que se pudiese sacar de la
extinguida parroquial de Santiago. Teniendo en cuenta que la Guerra de
Independencia comenzó un año después (1808) puede ser que estemos leyendo sobre
la última procesión de la Virgen de los Dolores desde su templo primigenio.
Enrique Infante nos vuelve a referir:
...en 1817 las autoridades eclesiásticas
en el AGAS, el libro de visitas sobre la situación de Niebla…
“En esta villa se hallan en uso dos
parroquias, que son: la iglesia de Santa María y la de San Martín. La de San
Lorenzo extramuros fue del todo destruida por los franceses, la de San Miguel
hace tiempo que está sin uso, y la de Santiago está tapiada desde el mismo
tiempo de los franceses. Esta collación de Santiago se halla reducida a doce
casas, todas las demás están arruinadas. Con el producto de la fábrica de la
iglesia de Santiago son socorridas las otras iglesias, […] la de San Martín
está sumamente miserable en todo y es prestado lo poco que tiene, el piso es
malísimo e indecente, todo respira miseria”
La definitiva desaparición de la iglesia
de Santiago pudo producirse en 1835, cuando se derrumba el campanario, que era
lo poco que quedaba en pie, fundamentalmente por el uso que hacen los
iliplenses de los materiales para construir sus viviendas. Poco después
desaparece de las fuentes, tanto que a fecha de hoy no podemos ubicar la
antigua iglesia con precisión, evidentemente en su barrio o collación, al oeste
del recinto amurallado y en las calles que aún conservan su nombre. Esperamos
que nuestros estudios puedan dar fruto en un futuro no muy lejano.
La Virgen de los Dolores
El día que nos ocupa el texto era Sábado
Santo, pero no podemos precisar si el cabildo se reunió el mismo día de la
procesión o lo hizo con posterioridad, así que tampoco nos atrevemos a decir
que la virgen procesionaba el Sábado Santo, siendo más probable que lo hiciera
en días anteriores.
Podemos suponer que la advocación
dolorosa de María en Niebla tuvo su origen en la extinta iglesia de Santiago,
ya en 1764 María de la Candelaria, mujer del alcalde ordinario de Niebla,
Cristóbal Carrasco, deja en su testamente dicho que se le entierra en Santa
María, junto con celebraciones de misas en varios lugares, así como que se
compre un mantel para el altar de Nuestra Señora de los Dolores, que está en la
iglesia parroquial de Santiago. Del mismo documento sabemos que dicho
mantel lo recoge el Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestra Señora de la
Soledad, ¿quizás la Virgen de los Dolores pertenecía a la citada cofradía? No
deja de ser curioso que la referencia más antigua que tenemos sobre la Semana
Santa de Niebla es precisamente un encargo que hace al escultor abulense
afincado en Sevilla Gaspar del Águila en 1578, para una ymajen de nuestra
señora que sirba para bestida…con dos cabezas intercambiables, de tristeza y
alegría, respectivamente… Igualmente nos consta una procesión de la
Cofradía de la Soledad de Nuestra Señora en 1627, donde el agua arruinó el
estandarte de la misma.
Como ya hemos expuesto los enseres y
ornamentos de Santiago probablemente acabaron surtiendo a la iglesia de San
martín después de su reapertura en 1813, igualmente suponemos que las imágenes,
normalmente los elementos más venerados popularmente, seguirían el mismo
camino. De esta forma, en el primer tercio del siglo XIX la iglesia de San
Martín asume todas las atribuciones espirituales y materiales de la
desaparecida parroquia de Santiago. A nuestro entender la imagen de Nuestra
Señora de los Dolores también ocuparía un lugar en San Martín, sin que podamos
concretar sobre su procesionar cuaresmal.
Las mismas circunstancias que
concurrieron en Santiago se sucedieron en la parroquial de San Martín, el
descenso poblacional, el abandono del templo en cuidados y mantenimientos y
circunstancias sociopolíticas del momento hizo que acabase perdiendo su función
de culto, volviendo a realizarse el traslado de enseres, cultos e imágenes a la
única parroquia en funcionamiento durante el siglo XX, la de Santa María.
También suponemos que en este traslado estuvo involucrada una imagen de Nuestra
Señora de los Dolores, ¿la original?¿una nueva?, las fuentes no nos han
aclarado esta cuestión hasta el momento.
Si tomamos por cierta la suposición
de todo este “éxodo local” de la imagen de la Virgen de los Dolores (Santiago –
San Martín – Santa María) no podemos por menos que lamentar el triste final de
las imágenes de culto en el incendio de 1936 y las posteriores “quemas de
santos” que se produjeron en Niebla. Por entrevistas personales sabemos que la
Virgen de los Dolores procesionaba antes de 1936 por Niebla; siguiendo la
tradición local, los jóvenes iliplenses reservaban su sitio para llevarla
anudando sus pañuelos en el paso el día anterior a la salida de la Virgen.
En la relación inventariada de objetos desaparecidos
en la quema de la iglesia, el día 7 de marzo de 1936, en el apartado PINTURAS,
se cita expresamente “una talla pintada de la Dolorosa”, quizás la antigua
imagen de Santiago.
ANÁLISIS DEL TEXTO.
Aparte del hecho evidente de la
realización de una procesión durante la Semana Santa de 1807, nos llamó la
atención que podíamos recrear el recorrido de la misma, o por lo menos los
lugares principales que se citan:
Iglesia de Santiago (salida) -
Iglesia de San Martín - calle Cruz
- Iglesia de Santa maría
(llegada)
No es un recorrido circular, ya que se
habla de que en la iglesia de Santa maría es “donde se debía de parar”, en el
sentido de terminar, ya que las paradas intermedias en el texto son denominadas
como “interín”, de hecho es en estos interines cuando se aprovecha para
intentar corregir una situación que el cabildo, o ayuntamiento consideraba
injusta. Sabemos que la iglesia de Santa María era la principal, por lo que
finalizar allí la procesión no es algo tan extraño, más incluso cuando sospechamos
que en tiempos más recientes algunas imágenes procesionaban dos veces en días
distintos por Niebla (incluso bajo distinta advocación); también es de suponer
que, si las funciones principales se celebraban en Santa María, estuvieran en
el templo la mayor cantidad de imágenes posibles.
El estricto protocolo que se exigía en
los actos sociales. Realmente es el origen de que hoy podamos saber acerca de
la procesión, el escrito que hemos transcrito corresponde a un acta de cabildo,
es decir, lo recogido en una reunión del ayuntamiento, todos los firmantes son
cargos públicos, fundamentalmente alcaldes ordinarios, regidores (concejales) y
escribanos públicos, por la experiencia que tenemos en la lectura de miles de
actas no eran frecuentes ni las asistencias de tantos miembros concejiles ni
que se celebraran un sábado; lo que indica que la situación provocó un malestar
enorme en los cargos municipales. Refiriéndonos al protocolo, podemos hacer una
comparación con los tiempos actuales, en el que cada participante de cualquier
evento tiene asignado su lugar, por antigüedad, por importancia, por dignidad,
por costumbre, o por ley. Además los participantes van representados por sus
propios símbolos, en el caso de los regidores y alcaldes por sus varas y por cirios
que, normalmente eran de color distinto al de los demás; las hermandades
deberían llevar sus estandartes y, cada una de las parroquias de Niebla su
propia cruz parroquial, que llevaba en la vara y justo bajo la cruz un cono de
tela con forma de cilindro, con unos aros interiores de soporte, este adorno se
denominaba “manga”, en el caso de Niebla se conservan algunas fotografías del
siglo XX donde podemos apreciar las mangas el día del Corpus. Según argumenta
el propio cabildo el orden que siempre se había llevado era: el paso de la
Virgen, el preste o sacerdote que oficia una ceremonia litúrgica (en este caso
el cura único), los representantes del cabildo y detrás del mismo los
sacristanes con las mangas parroquiales; el resto del cortejo lo componían el
pueblo que acompañaba. Por decisión de José María Caragüel, las mangas se
colocan antes que el cabildo, lo que supone un desprecio parala dignidad del
mismo, acrecentado cuando se le refiere la situación y o no está en la
procesión o cuando se incorpora se niega al cambio de posiciones. Más adelante
leemos que, como forma de protesta, los representantes municipales continúan en
el cortejo, pero apagan sus velas, manifestando públicamente de esta forma su
descontento.
Esta situación de menosprecio y la queja
sobre la misma corresponde al documento que hemos transcrito; al final del
mismo se le insta al escribano público que eleve la queja en una carta, copia
del acta, al Provisor; que es el juez diocesano nombrado por el obispo con potestad
para ocuparse de causas eclesiásticas; en las fechas que estudiamos Niebla y su
demarcación pertenecía al Arzobispado de Sevilla, ya que el actual obispado de
Huelva no existía. Suponemos que algún día podremos encontrar la
correspondencia del caso entre los numerosos legajos por clasificar que el
obispado de Huelva pone a nuestra disposición para investigar, hasta entonces
sólo nos queda seguir trabajando y poder ofrecer nuestro trabajo a la Hermandad
que tanto apreciamos y a nuestros paisanos.
Antigua procesión del Corpus con la manga parroquial (de Santa María)
FUENTES PRINCIPALES:
- ARCHIVO MUNICIPAL DE NIEBLA. Legajo 3,
fol. 401rº y ss.
- ARCHIVO MUNICIPAL DE NIEBLA. Legajo 18,
folios 162rº y ss.
- ARCHIVO MUNICIPAL DE NIEBLA. Legajo 166,
censos y padrones de 1801 y 1824.
- ARCHIVO MUNICIPAL DE NIEBLA. Legajo 187.
“1936, relación inventariada de objetos desaparecidos en el incendio de la
iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Granada”
- ARCHIVO DIOCESANO DE HUELVA. Legajo 385
(5 de mayo de 1806) (28 de enero de 1807) (25 de mayo de 1834). Legajo 387 (21
de marzo de 1807). Clase 10 (2 de diciembre de 1764).
- CAÑIZARES JAPÓN, RAMÓN: “Primeras reglas
penitenciales” en La Hermandad de la soledad. Devoción, Nobleza e Identidad
en Sevilla (1549-2006). Sevilla, 2007. Ed. Almuzara pp. 34-31
-
INFANTE
LIMÓN, ENRIQUE. Consecuencias de la
Guerra de la Independencia en el patrimonio cultural de Niebla (Huelva). En
“Laboratorio de Arte” num. 25. 2013. Pp. 643-647.
-
ENTREVISTAS
PERSONALES.
-
ARTÍCULOS
VARIOS EN http://miniebla.blogspot.com/
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