No
fueron los inventores del entretenimiento público, pero lo llevaron a cotas tan
altas como las actuales, de hecho son los que fraguaron la famosa frase de panem e circenses (“Pan y Circo”),
acuñada por el poeta Juvenal en el siglo I A.D.
Los Munera Gladiatorum o “espectáculos de
gladiadores” extendieron Anfiteatros por todo el Mediterráneo romano,
conformando junto al Teatro y el Circo los principales elementos de
divertimento en las ciudades bajo el dominio de Roma, por lo tanto los
investigadores piensan que la antigua Ilipla no tuvo por qué ser una excepción,
el problema se plantea, como siempre, con la falta de restos y/o fuentes
específicas del tema que nos ocupa. Actualmente no existen indicios ni
excavaciones que hayan sacado a luz restos de edificios vinculados con los ludii o “entretenimientos”, tampoco esto
significa que no se realizaran los espectáculos ya que las instalaciones podían
ser portátiles y/o puntuales, usadas en momentos concretos para eventos
específicos; hasta no hace mucho nuestras capeas se celebraban de esta forma
con eventuales ruedos realizados a base de palos.
No
sólo son importantes en tanto en cuanto al puro entretenimiento y diversión,
los espectáculos se integraban también en el cursus honorum o lo que actualmente podríamos definir como la
“carrera política y social” de los personajes destacados de una ciudad, es
decir, aquella persona que pretendía medrar socialmente, necesitaba el apoyo de
la masa social que en cierta forma le elegiría, para conseguir este favor los notables
locales practicaban el “evergetismo”, invertir en obras públicas, embellecer la
ciudad, traer espectáculos, etc. pagados de su propio bolsillo a cambio de una
inscripción que recordase en todo momento quién “velaba por el bien común”. En
este sentido la mayor parte de los políticos actuales han invertido el orden
romano, hoy día se accede al poder de las decisiones para incrementar los
bienes propios usando el patrimonio público -¿esto sería evolución o
involución?-, ver para creer…
En
nuestra Niebla tenemos actualmente dos indicios que nos hablan de juegos o
espectáculos:
Rodrigo
Caro (1634) es la referencia más antigua que tenemos de una inscripción que
habla de la diosa Minerva, a la que dedica una estatua o un templo.
Posteriormente Antonio Delgado (1891) la vuelve a recoger e incluso a completar
las lagunas de la inscripción. Actualmente se encuentra en el MAN (Museo
Arqueológico Nacional) y se transcribe de la siguiente forma:
MINERVAE
SACRVM.
M.CVRiatius.qVIR.LONGINVS
AL...LIENSIS
. DECVRIO
ILLPVlensis
obONOrem
EDITIS.per.BIDVum.CIRCENSIBVS
............CVR......
M......
D.S.P. D.D
Esta inscripción es un tanto polémica, ya que en algunos
círculos locales de formación fantasiosa y propia de leyendas pretéritas ubican
la misma oculta tras la señalización del callejero de niebla y colocada boca
abajo ¿?. Lo que parece probable es que un tal Marco Curiatus pudo dedicar
juegos circenses (CIRCENSIBUS) y
reflejó en una inscripción su promoción y posible financiación. En otras
publicaciones colocan esta inscripción en un supuesto altar a la diosa Minerva
que también se ha querido identificar con el colocado actualmente en la Ronda
de Jerusalén, el campo epigráfico estaría en una placa metálica o de mármol, pero son criterios poco científicos en mi opinión.
El otro elemento, aunque conservado perfectamente,
tampoco nos puede indicar que existiesen luchas de gladiadores en Ilipla; se
trata de una Tessera gladiatoria
encontrada entre Niebla y Moguer en las cercanías del Río Tinto en el año 1867,
realizada en bronce, se encuentra actualmente en el M.A.N con nº de inventario
37810. Su inscripción dice lo siguiente:
CELER
ERBVTI F(ilius) LIMICVS /
BOREA
CANTI(filius) BEDONIE(n)SI /
MVNERIS
TES(s)ERA(m) DEDIT /
AN(n)O
M(arco) LICINIO CO(n)S(ule)
Celer, hijo de Erbutio, natural de la
ciudad de los Limicos (Xinzo de Limia, Lugo), dio esta tessera gladiatoria a Borea, hijo
de Cantio, natural de Bedunia, (La Bañeza, León) el año del consulado de Marco Licinio. (año 64 d.C. aprox.)
De
esta forma tenemos una tessera perteneciente a un gladiador, pero no sabemos
cómo llegó hasta esta zona de la Bética, ya que su hallazgo no está unido a un
estudio científico adecuado, tan sólo responde al interés museístico y de
colección que existía en el siglo XIX.
¿Hubo
juegos de circo y luchas de gladiadores en Niebla? Por desgracia, con los datos
actuales no podemos asegurarlo, pero siempre quedan posteriores investigaciones
que pudiesen arrojar luz.
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