"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

viernes, 11 de diciembre de 2015

¿CUANTO VALE UN TESORO?

            Mientras España, Colombia, Perú y algún otro que saldrá por ahí intentan quedarse con los restos del recién encontrado galeón “San José”, muchos arqueólogos serios, científicos, están temiéndose lo peor: que la búsqueda del “tesoro” impida conocer el valor verdadero del barco.


            Desgraciadamente la museística sigue en vigor hoy día, siempre hemos vivido pensando que lo significativo de una cultura son sus objetos más valiosos, especialmente las fabricadas en metales preciosos. Los ojos se nos acaban yendo hacia los brazaletes, las máscaras, los anillos, los jarros, etc. de oro y plata. Como ejemplos más famosos, la máscara de Agamenón, el sarcófago de Tutankamón o, algo más cercano como el Tesoro del Carambolo.

            En esas estamos sobre el “San José”, valorando su supuesta carga, toneladas de plata, cofres de perlas, cofres de oro…

            El gobierno colombiano reconoce que no dispone de los medios para extraer del océano con garantías el pecio del “San José”, incluso se plantea contratar a empresas especializadas. Estas empresas, como ya quedó patente con la americana Odyssey y las monedas de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes” son verdaderos cazatesoros que se amparan en una legalidad internacional ambigua que además no es de obligado cumplimiento, por lo que cada país hace de su capa un sayo, según le convenga.

            ¿Cuál es el miedo de la Arqueología seria? El problema radica que se centran en la búsqueda de la plata y oro sin importarle dañar el resto del yacimiento; las prioridades dejan a un lado elementos tan importantes como pueden ser los objetos cotidianos de la tripulación, que nos hablan de día a día de una profesión mucho más que dura en la época; tampoco se suele respetar la estructura misma del buque, que en el caso del “San José” es considerado uno de los diseños más avanzados en su época. De un yacimiento, incluso subacuático, se pueden sacar innumerables datos que ayudan a comprender parte de una cultura: sus costumbres, su alimentación, sus indumentarias, sus enfermedades, etc. etc.

            Cada vez estoy más convencido de una aseveración que oí en mis primeras clases de Prehistoria “es preferible dejar un yacimiento por conocer que permitir que lo destrocen por una mala gestión” Igualmente me sorprendió en mi primer año de Arqueología la comparación entre unas monedas de oro y un pozo ciego, siendo éste último mucho más interesante para la ciencia y para el conocimiento de la sociedad que lo “llenó”.

            En noviembre de 2014 hubo una exposición en el Museo de Huelva sobre restos arqueológicos de Niebla, siendo la “pieza reina” el famoso anillo de oro encontrado cerca de la Puerta de Sevilla. En la conferencia que se dio sobre el mismo hubo quien planteó una pregunta, en mi opinión, muy interesante, la persona en cuestión planteaba que si era posible realizar estudios metalográficos del anillo para, entre otras cosas, saber el origen de los materiales que lo componen; la respuesta fue poco científica y muy “tesorística”, ya que se argumentó que esas pruebas estropearían el anillo para obtener poca información. ¿Es mejor la estética que el mayor conocimiento posible? Para mí no, de hecho, cuando se ha estipulado que una pieza es demasiado importante, lo museos no dudan en presentar copias (por ejemplo el famoso Tesoro del Carambolo).


          Siempre busco una posible conexión entre la historia y mi pueblo, este coleccionismo derivado de la importancia del artefacto hace que muchas piezas sean guardadas en escondidos armarios cual tesoro familiar cuando ocasionalmente son encontradas en nuestro rico subsuelo iliplense, mientras un trozo de cerámica, de hueso o cualquier otro material menos noble ha sido desechado o rápidamente vuelto a sepultar por carecer de valor económico.

            Sinceramente, no me importa dónde queden los restos del “San José”, sea España, sea Colombia, sea cualquier otro sitio, lo que realmente me preocupa es que toda la información posible pueda ser extraída y consultada (hoy por hoy internet es un arma preciosa).


            Es cuestión de valor, no de precio de mercado.

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