Hace
unos meses, desde antes del confinamiento que somos "multitud"
en el Archivo de Niebla, hay días en que nos podemos juntar 6
investigadores que, al final, acabamos haciendo un grupo de trabajo
en el que la información es intercambiada sin problema, cada uno con
su trabajo y todos ayudándonos en la medida de lo posible.
Hoy
quiero presentaros a Nicolás, iliplense y del barrio de Santiago,
como tantos hicimos en su momento se alejó de Niebla por motivos
laborales, pero sus ancestros e interés por la historia de nuestro
pueblo nos acaba arrastrando a estos quehaceres. Nicolás se ha
centrado en el siglo XIX y hace muy poquito me pasó un artículo
suyo sobre un libro de viajes y un viajero inglés de mediados del
referido siglo que pasó por Niebla y reflejó sus impresiones, como
me ha parecido una visión fantástica de nuestro pueblo, además de
esas segundas y terceras lecturas que se pueden sacar de todo, con el
permiso de Nico os voy a ir publicando su artículo por partes, no
voy a modificar nada del texto, si acaso añadiré alguna imagen
aclaratoria por eso de que los blogs prefieren imágenes a largos
textos, pero ya os adelanto que no tiene ni una coma de desperdicio.
Disfrutadla e iremos intercambiándolas con nuestras etapas actuales.
Gracias
Nico.
Robert
Dundas Murray y su visita a Niebla
Entre
1846 y 1847 viaja por España Robert
Dundas Murray,
autor de la obra The
Cities and Wilds of Andalucia
(Londres 1849). Llega a las tierras de Huelva procedente de Sevilla.
En este viaje que comienza en el mes de mayo, se encamina a Moguer.
Con anterioridad ya estuvo por tierras onubenses, el mismo nos
comenta que fue encarcelado en otro viaje por la autoridad del pueblo
de Escacena del Campo.
facsímil de la edición de 1853
En
su periplo por las tierras de Huelva; visitó Tejada, Escacena,
Niebla, el valle del Río Tinto, Palos y el Convento de La Rábida,
Campofrío, Aracena, La Corte y Cala.
Al
llegar a Sanlúcar la Mayor nos describe la posada.
"En Sanlúcar
la Mayor me detuve para cenar en la posada, que puede tomarse como
modelo de las posadas de toda Andalucía. La atención y el trato que
se ofrecía allí era parecido al que por regla general el viajero
puede esperar. Al entrar en lo que en Inglaterra podría considerarse
un cuchitril de la peor especie, encontré a la dueña sirviendo en
la única sala que había destinada a los huéspedes; en una de las
esquinas había dos hombres jugando a las cartas y como es usual,
aderezando su diversión con exclamaciones y juramentos de mal
gusto".
LLEGANDO A UNA POSADA. Castille and Andalucía,de Lady Louisa Tenison (1853)
Entre
Escacena y Niebla
Transita el viajero
de Escacena a Niebla acompañado de un guía. Nos cuenta el estado de
los caminos por los que circula, "esos
caminos de herradura tan característicos del país",
desgastados
por el uso y las inclemencias del tiempo,
poco
transitables y llenos de vegetación.
"...el
camino se hundía como si se metiese en la tierra y se convertía en
una verdadera zanja lo suficientemente ancha como para permitir el
movimiento del carro. Plantas trepadoras colgaban de los farallones
de tierra de este singular camino y se enganchaban a nuestros
sombreros y nuestras capas..."
Nos describe el
paisaje y sus campos de labranza, las llanuras cultivadas con
laboriosidad, campos de maíz de trigo, olivares y dehesas donde
pastan las manadas de ganado.
" ...hacia
una llanura que presentaba todos los signos de estar laboriosamente
cultivada. Enormes campos de maíz todavía verde y de trigo a punto
para la hoz ... oscuros olivares ... había una vasta dehesa donde
ramoneaban numerosas manadas de ganado. "
Una pequeña
observación tengo que hacer a estos comentarios. Nuestro viajero se
centra en los aspectos negativos de los lugares que va recorriendo y
esto puede resultar normal; pero llama la atención el momento en que
nos relata algún aspecto positivo del paisaje observado, como pude
ser la laboriosidad y abundancia de los cultivos; entonces Murray le
pone pegas, en este caso, el carecer del encanto de la variedad y el
cansancio de la monotonía visual.
"Por otro
lado era un paisaje que bien podía hacer feliz el corazón de su
dueño, con sus promesas de dorados granos y del trabajo bien
recompensado, pero carecía del encanto de la variedad y la vista
pronto se cansaba de ver un campo tras otro de ondulante cereal.
Causas
del abandono y la desolación
Nos
comenta que el camino pasa por pueblos con apariencia de demolición
y estados ruinosos, lugares miserables, aunque matiza que se pueden
ver con frecuencia casas con muy buen aspecto que tienen dueños,
"señores"
en
sus palabras, con patrimonio y refinada educación. Y motiva esta
desolación "por
la inseguridad de vida y propiedad que prevalece en España".
Así
explica que dueños y braceros eligen el pueblo o la aldea próxima a
la propiedad para vivir, y no la casa de campo, teniéndose que
trasladar para llegar al cortijo y lugar de trabajo.
"Ningún
hombre piensa en tener su hogar en una casa de campo, sino que escoge
el pueblo o la aldea que esté más cerca de su propiedad, y desde
allí sale para controlar y dirigir las tareas de sus empleados. Por
esa misma razón son muy raros los cortijos; el dueño y el bracero
habitan en el mismo pueblo y a menudo tienen que trasladarse más de
una o dos tediosas leguas antes de llegar hasta el cortijo."
Otro
motivo del abandono de casas de campos y cortijos, según Murray, es
el declive económico y social de sus propietarios. Marqueses de
titularidad comprada, enriquecidos en las tierras americanas, y
ahora, con sus herederos arruinados.
"... La
historia de esta casa era una historia cotidiana; el que la construyó
había vuelto desde Méjico cargado de riquezas, que le permitieron
comprarse el título de Marqués y construyó su casa con sus
columnas de mármol y su costosa ornamentación. Su heredero dilapidó
la fortuna de sus padres rápidamente, dinero que con toda
probabilidad era de dudosa procedencia; y los terceros en la línea
sucesoria ahora residen en La Isla en la más completa indigencia y
bastante ocultos. Sus necesidades han sido tales como para llegar a
vender hasta el mismísimo tejado y la solería del hogar de sus
antepasados por la suma que les puedan dar por la madera"..
Mansiones
importantes están ahora sin tejado, desmanteladas y con los muros
desmoronados, convertidas en corrales para guardar ganado.
"...subía a
las habitaciones superiores una escalera de maravilloso mármol
blanco, aunque ahora tristemente hecha pedazos y mutilada."
Niebla
a la vista
Desde lejos se
divisan las torres de Niebla. Llegaron a la orilla del río Tinto y el
viajero realiza una breve descripción de su aguas y entorno.
Atraviesan el cauce por el puente de nueve arcos, Murray dice de él
que es antiguo pero no indica su procedencia romana.
"Por fin
llegamos a la orilla del Río Tinto; sus oscuras aguas, que salían a
borbotones por encima de un canal en la roca nos daban idea de
frescor en delicioso contraste con el insoportable calor que cargaba
la atmósfera. Siguiendo el sinuoso cauce del río durante una corta
distancia llegamos a un lugar donde un antiguo puente de nueve arcos
lo cruzaba".
El viajero describe
lo que ve: las ruinosas y deterioradas murallas, bordeadas por el
paso del río, junto a un castillo con almenas.
"... se
elevaban las calcinadas y desmoronadas murallas del pueblo, coronando
un pequeño montículo por cuya base seguía serpenteando el río que
acabábamos de pasar; mientras que más cerca del puente las elevadas
almenas de un castillo se asomaban y dominaban el pasadizo que las
atravesaba".
Acceden al pueblo
por un camino muy deteriorado que transcurre por una cuesta empinada
llena de piedras. La vereda tiene en sus lados adelfas y está
delimitada por una ladera de enormes rocas.
"El camino
entre el puente y el pueblo parecía haber sido obra de los elementos
y del tiempo más que un camino hecho por la mano del hombre. Subimos
penosamente por una empinada vereda empedrada por las rocas que los
torrentes invernales habían dejado y bordeada a cada lado por
arbustos de adelfas, cuyas flores de brillantes colores daban la
bienvenida a los doloridos ojos que tanto habían sufrido la
intensidad del sol sobre los polvorientos caminos. Enormes rocas
interceptaban nuestro avance a cada paso y cubrían la ladera al lado
y por debajo de donde nos encontrábamos; otras habían caído al
lecho del río donde la espuma que formaba el agua al golpearlas
señalaba el lugar en el que se encontraban".
Imagen del Ilustrated London News (1889)
La
casa de Morfeo
El viajero y su guía
se encaminaron a una posada que estaba frente a la entrada del
recinto amurallado con la intención de almorzar. La imagen de este
albergue no agradó a Murray. Junto a la entrada había muleros
sesteando sobre sus mantas..
"El aspecto
de este hospedaje para hombres y bestias era de todo menos
reconfortante para un viajero cansado del camino".
No fueron atendidos
ni recibidos a su llegada, introdujeron los caballos en la casa, por
todos lados había gente tumbada. Un corpulenta señora sentada en
una silla baja les indicó que ni había cebada para los animales ni
provisiones.
"Nadie se
preocupó en lo más mínimo de nosotros, ni siquiera hubo alguien
que abriera un ojo, aunque el ruido de los cascos de nuestros
caballos mientras los llevábamos por el empedrado de la casa debió
haberse escuchado hasta el más alejado rincón; en vano estuve
buscando al dueño del establecimiento entre las formas yacentes que
había por todos lados, mientras mi guía, que conocía mejor las
costumbres del lugar, se dirigió a una corpulenta señora que estaba
retrepada medio dormida en una de las sillas bajas que se utilizan en
el país y le preguntó si tenían cebada para su animal".
Posada del siglo XIX en Andalucía. https://elsobrino.wordpress.com/tag/posada/
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