Esta mañana, mientras paseaba con Golfo (es mi perro, ya os lo presentaré), escuchaba mi mp3, normalmente suele ser música o algún audiolibro en italiano (es un sistema excelente para mejorar). Hoy dada la hora, me gusta comenzar el día -por cierto frío como un témpano de hielo- escuchando las noticias de la SER, luego pasaron a una entrevista con Lucía Etxebarría, que me dejó estupefacto e indignado.
Esta autora, ganadora de un premio Planeta, ha decidido dejar de escribir. Por lo que comenta ha podido comprobar cómo su último libro se descarga en mayor número de forma ilegal por internet que el número de ejemplares vendidos en librerías. No es una forma de protestar como decía el periodista, Lucía argumenta que “no puede ganarse la vida escribiendo”, necesita tres años para escribir un libro del que gana poco más de un euro por ejemplar vendido, dado el volumen de descargas ilegales no le llega para vivir con las ventas, así que desgraciadamente ha dejado de escribir para buscarse otro medio de vida.
Reconozco que no he leído nunca nada de esta autora, pero me consta que es una de las escritoras españolas de primera fila. Es indignante que se pueda perder el genio de una persona por la labor pirata de alguien cuyo mérito intelectual consiste en parasitar el trabajo de los demás.
Me autodefino como un enamorado de los libros (cuando termine de clasificarlos os diré cuántos tengo, pero pasaran de 2000 fácilmente); en mi familia siempre he sido el “tito raro” porque en Reyes y cumpleaños aparezco con un libro envuelto (para estas Navidades ya tengo comprados 4), cuando he leído alguna reseña o el comienzo de alguno en el ordenador, si ésta me gusta lo busco con sus tapas y hojas de papel. Llamadme antiguo o desfasado, pero pienso que el tacto hace que las sensaciones del autor cuando escribió su libro pasen por ósmosis a través de mi piel; me encanta despertarme en la cama por el peso del libro sobre mi pecho, cuando cae, a veces sin haber terminado siquiera la página de comienzo.
Ahora mismo lo que siento es miedo, a que cunda el ejemplo –o la necesidad-, a que nos quedemos sin libros, motivo por el cual me siento espoleado para intentar poner en marcha un proyecto, más bien una ilusión, que tengo desde hace tiempo: un club de lectura. Tendréis puntual información en breve.
Para finalizar un consejo/súplica:
¡PONED LIBROS EN VUESTRA VIDA!
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