"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

viernes, 20 de marzo de 2020

PASEO ILIPLENSE. ETAPA 2: PUERTA DEL BUEY NUEVA Y PLACITA DEL MUSEO


Hoy nos movemos poco, y es que cada rincón de Niebla tiene para pararse un buen rato.
Vamos a teorizar un poco más que ayer, ya que le toca el turno a la Puerta del Buey “Nueva”, realmente es la que más se usa, por permitir el paso rodado de vehículos, cosa imposible por la original o “vieja”.


En algún lugar leí que era del siglo XVI y siempre que nos referimos a las actas capitulares del AHN (recordad, Archivo Histórico de Niebla) encontramos la “Puerta del Buey”, en singular, no como en el caso de la del Socorro y que trataremos más adelante; así pues no tenemos motivos para creer que, hubiese dos puertas. ¿Cuál es nuestra teoría?

grabado 1890 (Urgellés)
Que la nueva sea simplemente el aprovechamiento de un hueco que se produjo en la muralla, por cualquier causa, aunque la más probable es la del derrumbe por abandono de la misma, el famosísimo terremoto de Lisboa, las voladuras de los franceses durante la Guerra de la Independencia, etc. Sinceramente no podemos ubicarla con más concreción en el tiempo, pero sí suponemos que ya en 1810 era la que se utilizaba como acceso a Niebla, tal y como se recoge en el croquis que se realiza durante la Guerra de la Independencia; igualmente suponemos, por las fotografías de principios del XX, y por grabados de 1890, que la vieja se tapió para hacer uso de vivienda particular, que en su momento fue comprada por Elena Whishaw para su museo.

fotografía de 1905 (Terradas)

1905, fotog. Juan Foncubierta

En definitiva, nos encontramos con una puerta mucho más simple (y funcional) que la vieja, construida con materiales de acarreo, siguiendo la norma general para toda la muralla y puertas de Niebla: sillares de calcarenita como soportes y refuerzos y tapial y/o ladrillos intercalados o, en el caso que nos ocupa, usados para elaborar los arcos de sustentación.

Como diré muchas veces en esta visita, tenemos y presumimos, con muchísima razón, de un recinto amurallado espectacular y único; pero son los pequeños detalles los que enriquecen una visita, esas cosas mínimas junto a las que hemos pasado miles de veces y que nunca hemos reparado en ellas; precisamente son los aspectos en los que os voy a llamar la atención, para lo monumental y grandioso tenemos multitud de vías de información.


¿Os habéis preguntado alguna vez qué es esto? Aunque podría no es un graffiti realizado por alguien con demasiado afán de protagonismo, los hay desde la antigüedad, en este caso todo apunta a un signo lapidario, también conocidos como marcas de cantero. A pesar de saber qué son y quiénes lo realizaban, los investigadores no tienen una respuesta definitiva y consensuada para su significado, os expongo las teorías más aceptadas:
-       Cantera de procedencia de la piedra. En Niebla quizás no tenga tanto sentido, ya que estamos completamente rodeados de canteras de esta piedra tan nuestra y que se ha utilizado en obras tan significativas como el “Monumento a Colón” de Huelva.
-       Indicaciones de posición de los sillares. Es decir, cómo había que colocarlos.
-       Trabajo realizado. Normalmente con fines económicos o salariales, marcando hasta dónde se ha trabajado y por tanto lo que se debe cobrar, bien temporal (semana, mes, año…) o de fin de obra.
-       Maestro cantero y logia principal. Es una “firma” del maestro o de su gremio, en cierto modo una marca de prestigio e identificación con vistas a posibles futuros contratos o diferenciaciones entre distintas “cuadrillas” que trabajan en un mismo proyecto.
-       Otros conceptos. Aquí podíamos entrar en cuestiones simbólicas de difícil interpretación.

Ya a partir de aquí que cada uno coja la que más le guste.



Aunque haya empezado mi vista por este lugar tan emblemático para mí, vosotros podréis realizarla en el orden que consideréis oportuno; lo que sí voy a hacer es recomendaos esos rincones “especiales” para sentarse a descansar, tomar un refrigerio o, como es este caso, oír caer el agua de una fuente y el sonido cercano del tren que para en el apeadero. La placita interior donde desemboca la Puerta del Buey vieja es un rincón donde además podréis encontrar alguna persona mayor de Niebla encantada de contaros vivencias y anécdotas que no se encuentran en libros ni en blogs, pero sobretodo preguntad por el personaje que da nombre a esta placita, que os expliquen quién fue José "el bardao".



Hasta la siguiente etapa.

Pelayo Castillo Palacios y Antonio Bonilla Giles

jueves, 19 de marzo de 2020

PASEO ILIPLENSE, ETAPA 1: LA PUERTA DEL BUEY


ETAPA 1. ¡BIENVENIDOS!

Pues eso, sed bienvenidos a este paseo por Niebla, a la que muchos creéis conocer pero que encierra lugares, historias, leyendas, personajes y más de 3000 años de historia sin interrupción.

Los que me leéis estáis acostumbrados a entradas más o menos sesudas e intelectuales, con todo el rigor científico que los datos nos permiten, pero esta serie de etapas, que es como las voy a llamar en honor al Camino de Santiago, que ya he recorrido 3 veces y que me proporcionó experiencias que me gustarían trasladar un poco a este SENTIMIENTO ILIPLENSE.

Así pues, os encontraréis con muchas apreciaciones personales, con anécdotas propias, con leyendas e historias populares y, por supuesto, con opiniones del que escribe, al fin y al cabo es mi blog, son mis palabras y tenéis la libertad de abandonarlo cuando queráis.

Sin más dilación ni explicaciones vamos a empezar con un lugar emblemático para mí:
Inicio de visita

LA PUERTA DEL BUEY.

Tradicionalmente debe su nombre a una leyenda cuyo origen desconocemos, en la misma se relata que, durante el asedio de Alfonso X a Niebla (años 1261-62), el rey taifa de Niebla, Ibn Mahfuz,mandó cebar un buey y sacarlo de las murallas para hacer creer a los sitiadores cristianos que les sobraban los alimentos…

Hasta aquí bien, si no fuese por su carácter legendario y no único; en Monsanto (Portugal) existe una leyenda muy parecida, aunque en este lugar la diferencia está en que los defensores eran Templarios, mientras que los que asediaban eran musulmanes; también en Carcassonne (Francia) ocurre algo similar, aunque con un cordero, como vemos puede venir de crónicas medievales que circularon por la Europa/Castilla medieval y que se adoptaron como propias en lugares con monumentos suficientemente importantes como para darles veracidad. Sobre el argumento lógico, yo suelo decir que en el caso de Niebla tampoco tiene mucha lógica que se sacara el buey por una puerta que no era donde estaban asentadas las tropas cristianas, como veremos en su momento, de ser real hubieran mostrado el buey cebado por la Puerta del Socorro.

Castillo de Monsanto. foto: wikipedia

Arquitectónicamente hablando es una de las puertas más monumentales de las cinco musulmanas que se conservan en la muralla de Niebla, tanto por sus dimensiones como por su estilo y acabado; sobre su diseño en “L” nos extenderemos en la puerta del Socorro, mejor acondicionada para ello.

Aunque no tenemos una fecha cerrada para las puertas iliplenses, todo parece indicar que es durante el siglo XIII cuando se construyen las murallas que hoy conservamos junto con sus puertas de acceso, sobre la del Buey destacar que es la única que conserva la decoración de pequeños polilobulados en ladrillo sobre el alfiz rehundido que enmarca a los típicos arcos de herradura musulmanes, lo que la hace especialmente bella. Como decimos, el siglo XIII y la dominación almohade de al-Andalus puede ser el momento de máximo esplendor de Niebla, o Labla, junto con el posterior reino de taifa de Ibn Mahfuz, la necesidad de albergar una mayor población, además de darle monumentalidad a esta cabecera del occidente andalusí hizo que se ampliaran las antiguas murallas romanas, utilizándolas para fortalecer las nuevas.


Situada en la parte suroeste del recinto amurallado, a su belleza intrínseca y monumental se les añaden dos factores naturales que realzan su valor aún más, nos referimos primero a la cercanía y vistas al río Tinto, verdadera razón de ser de la ubicación de Niebla, como veremos un poco más adelante, y en segundo lugar el hecho de mirar hacia el occidente, por donde se pone el sol, si tenemos la ocasión de poder estar en la Puerta del Buey al atardecer, veremos cómo los postreros rayos realzan el color rojizo (cada vez menos) del río. Quizás estas circunstancias llevaron durante mucho tiempo a ser un lugar de encuentro de personas mayores, dejando apaciblemente pasar las últimas horas del día. 

De todas las puertas de Niebla, la del Buey es la que dispone de un horizonte más amplio y despejado; lo que ha favorecido una curiosa coincidencia: el uso fundamental de un elemento que, en mi opinión, se ha asociado erróneamente en demasía con Niebla, la pólvora. En su momento hablaremos de este error histórico, pero sí hay que reconocer que es precisamente en la Puerta del Buey donde más uso se hace de la misma en la actualidad, ya que las fiestas patronales que implican procesión, llevan durante el recorrido de las mismas a las inmediaciones de la puerta para festejar los tradicionales fuegos artificiales, curiosa coincidencia ¿verdad?

Los festejos patronales me lleva a un elemento que pasa desapercibido para el visitante, si miramos desde la puerta del Buey hacia el acceso más nuevo, a la derecha encontramos una columna de mármol rematada por una cruz de hierro; en su día tenía en el cuerpo de la columna una serie de letras que explicaban el motivo de su erección, que no era otro que conmemorar a los santos patronos de Niebla, pero las letras fueron desapareciendo poco a poco por el vandalismo local, que también lo hay, como en todos lugares, lo que no lo justifica. Decía que pasa desapercibido porque tenemos, que yo sepa, uno de los pocos fustes de columna de mármol completos que están repartidos por Niebla, como la mayoría de restos de este material, son elementos de una Niebla romana que se desmontó para embellecer otros edificios o lugares, incluso durante el siglo XX algunos trozos de columna sirvieron como escalones de entrada a casas particulares; no nos asustemos, la utilización de materiales de acarreo es lo más normal en la Historia Universal, ya que son elementos baratos y cercanos de encontrar.


Pasemos al interior de la puerta; si miramos hacia arriba nos encontraremos una bóveda hemiesférica vahída de ladrillos, común a casi todas las puertas principales; pero como elemento diferenciador de las demás, la del Buey conserva la escalera de acceso al segundo cuerpo, no sabemos si original o producto de la gran rehabilitación que E. Whishaw hizo de esta puerta con la construcción de su museo y casa particular.

Interior de la puerta

Como hemos referido anteriormente, en la documentación que se conserva en el Archivo Histórico de Niebla, se refiere desde sus documentos más antiguos (último tercio del siglo XVI) a la puerta con el nombre de “Puerta del Buey”, y toma capital importancia, junto con la de Sevilla con respecto a las demás, al fin y al cabo es la que da salida hacia el occidente, donde van el camino de Veas y Trigueros, el de  San Juan del Puerto y Guelba, y el de América y sus llegadas durante el XVI. Esta importancia también la hemos podido constatar en las numerosas órdenes de cierre que el cabildo tuvo que dar cuando las epidemias de peste asolaron los alrededores y ciudades importantes andaluzas (podéis releerlo en las entradas del blog referentes a ello).

AHN, legajo 1, 19 de mayo de 1581

Saldremos de la Puerta del Buey hacia el interior del recinto amurallado por una escalera que tiene que salvar una altura inexistente cuando se construyó, producto del paso de los años y de sucesivas capas de relleno de estratos que guardan celosos el paso de los años de Niebla, es un “problema” que afecta a todo nuestro pueblo, vivimos sobre capas y capas de momentos vividos por iliplenses de muchos siglos atrás, igual algún día le demos la importancia que tienen y consigamos desentrañar todo lo que nos reservan.

cara interior de la Puerta del Buey

Aquí dejo mi paseo por hoy, que retomaremos en la siguiente entrada; perdonad mi entrega lingüística y de opiniones, pero es como lo vivo y como lo siento, durante mi vida he guiado a muchas personas por nuestras calles, y no conozco otra forma mejor de hacerlo que mostrarles lo orgulloso que me siento de ser y conocer la Historia de mi pueblo.

Descansad y poneos cómodos que tenemos carrete para largo

Pelayo Castillo Palacios y Antonio Bonilla Giles.


           

domingo, 8 de marzo de 2020

CATALINA MENDES, UNA MUJER ILIPLENSE



Hoy toca hacer un reconocimiento femenino, el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, institucionalizado por Naciones Unidas en 1975 se está convirtiendo en una verdadera marea, pero ¿y la Historia? Pues, desgraciadamente las fuentes que tenemos originales han sido escritas por hombres (hasta la fecha todos los cargos locales han sido masculinos, sin excepción). La etapa denominada Historia Moderna era predominantemente de ascendencia machista, el papel de la mujer quedaba relegado a la procreación, el trabajo y poco más, sin capacidad de decisión, sin independencia social ni económica y un largo etcétera que no ahondaremos en esta entrada.

Por eso nos llamó poderosamente la atención desde el principio un nombre de mujer, y decimos bien desde el principio, porque constatamos su primera aparición en las actas capitulares del 26 de enero de 1588, es decir en el legajo nº 1 de nuestro Archivo; al principio le das la relativa importancia que tiene un nombre femenino cual isla en medio de un océano de cargos, libranzas, denominaciones, repartimientos y todo el entramado burocrático de la Niebla de fines del XVI, pero cuando el nombre se repite año tras año y en las circunstancias que desarrollaremos adelante se acaba convirtiendo en esa compañera de viaje que sacaba de nosotros la muletilla de “ya está aquí otra vez…”

CATALINA MENDES, así aparece, aunque si lo actualizamos probablemente su apellido sería Méndez;  pero, ¿qué la hace tan atractiva para nuestro estudio?¿por qué la hemos elegido para un día como hoy? No vamos a seguir un orden cronológico estricto, queremos compartir cómo fuimos descubriendo a esta mujer que imaginamos “especial”. Incluso podemos añadir que tan sólo en las primeras entradas se recoge su ¿segundo apellido?, Catalina Mendes Morena, es algo muy inusual en este época, de hecho pensamos que morena se refería más a un apodo o condición de negra/mulata, ya que con este apelativo o el de “pardo” se recogen a los iliplenses de los padrones más antiguos que conocemos.

legajo 1, 224rº

Desde el principio dos circunstancias relativas a Catalina se repetían: el pago a los clérigos de la iglesia de Santa María de un treintanario de misas por Catalina Mendes, lo que nos iba indicando que se trataba de una difunta que había ordenado en su testamento una serie de misas por su alma, hasta ahí todo normal para la época (hoy se sigue haciendo); pero la mayor parte de las entradas en las actas capitulares solían reflejar que se dé limosna a… del patronazgo de Catalina Mendes por su casamiento, significando que siempre las destinatarias eran mujeres, en la mayor parte de los casos, naturales de la villa, pobres y honradas.

En el legajo 239 encontramos lo que suponemos una parte del testamento de Catalina, pero copiado con posterioridad, ya que la escritura es propia del siglo XIX, del mismo extraemos algunas partes:

Y mando y es mi voluntad sean así mismo obligados los posee- / dores deste vínculo luego que yo fallesca, a dar tres / mantos y tres sayas de anascote[1] cada año, el día de la / Concepción de Nuestra Señora a tres parientas pobres / mías, y no habiéndolas se les dé a tres, las más pobres / deste pueblo…

Y es mi voluntad, mando que luego que yo fallesca / el poseedor dese vínculo, y los demás que por su / orden los tuvieren, an de ser obligados a dar cada / año un dote de veinte ducados, que valen doscientos y veinte / reales de vellón, por el día de Nuestra Señora de Concepción a qualquiera / parienta pobre mía, que se pusiere en estado de ma- / trimonio; y no habiendo parienta que se case, se le dé / a la más pobre deste pueblo; y si hubiere un año o / más que no haia parienta, ni vezina pobre, que / se case y ponga en estado, en el año siguiente ha de ser / obligado a dar dos dotes, o más, según los que no se / hubieren dado…

A efectos comparativos, y teniendo en cuenta que 1 ducado equivalía a 375 maravedís,  nos consta que a finales de 1588 el maestro de escuela (cargo que contrataba y pagaba el cabildo) cobraba 6000 maravedís al año, por lo que los 20 ducados de dote que se daban equivalían al sueldo de un año del maestro; también tenemos otras referencias más básicas como que la libra de carne de cordero costaba 17 maravedís, la de pan de trigo 7, o el cuartillo de aceite (1/2 litro aprox.) 16 maravedís, es decir, la dote suponía una ayuda relativamente importante en una sociedad iliplense bastante empobrecida.
ducado de 1580, foto de portal de Fuenterrebollo

A pesar de las indicaciones de la finada, el patrimonio que dejó tuvo que ser bastante importante, toda vez que muy pronto se empezaron a dar no una o dos dotes, por ejemplo, en 1604 extraemos del libro de registro del Patronato 7 dotes que van desde los 10 hasta los 50 ducados. Este referido libro cobra especial importancia por varios motivos:

En primer lugar porque nos indica que Catalina Mendes fue difunta e Yndias, algo que hemos constatado en otros iliplenses que iniciaron el viaje americano, a su muerte testamentaron a favor de instituciones de su villa natal, bien iglesias, bien patronatos, capellanías, ermitas u otros menesteres que en un futuro os iremos contando. Hasta el momento, la única Catalina Méndez que nos consta entre las embarcadas en el siglo XVI, es la esposa de Alonso de Aymar, hija de Juan Méndez y Beatriz Méndez, natural de Sevilla, y que en 1577 parte hacia Nueva España… ¿acaso es “nuestra” Catalina Mendes?, sinceramente no podemos asegurarlo, tal vez en un futuro.

Otra circunstancia que nos llama poderosamente la atención es que fuese el cabildo quien gestionara la economía del patronato; aunque se recoge en el testamento que nombro por patronos celadores de las obligaciones deste / vínculo al servidor del beneficio y cura desta yglecia (la de Santa María)  / y a el alcalde más antiguo que es o fuere… desde el principio se encarga el cabildo de pagar las misas y de custodiar el libro de registro de entradas y salidas del patronazgo, de hecho, en las visitas del arzobispado de Sevilla, el visitador solicita el libro para fiscalizarlo, sin embargo, en las numerosas capellanías que se recogen en la documentación del Obispado de Huelva, no aparece la de Catalina, lo que nos da pie a suponer que, contrariamente a los acostumbrado en la época, el patronato no estaba controlado por la iglesia, por petición expresa de su fundadora.

Libro de cuentas del Patronato que fundó Catalina Mendes; AHN leg. 239

Este libro tiene como última entrada una visita arzobispal de 2 de enero de 1657, pero sabemos que hasta 1738 se estuvieron dando dotes del patronazgo, ¿pasó en 1657 definitivamente al control exclusivo del Cabildo?

En definitiva, Catalina Mendes es un personaje femenino que se salió un poco de los cánones machistas que regían el siglo XVI, marchó a Indias donde consiguió una posición económica desahogada, fundó un patronato de ayuda a mujeres pobres, y lo puso en manos del Ayuntamiento y no de la Iglesia. No se nos ocurre hasta ahora una mujer más adecuada para celebrar este 8 de marzo, porque la Historia va desenterrando poco a poco a aquellas que tuvieron al menos la misma importancia que sus contemporáneos masculinos.

Pelayo Castillo Palacios y Antonio bonilla Giles




BIBLIOGRAFÍA:
AHN, legs. 1 a 11 y leg. 239
PARES, Archivo General de Indias, relación de embarcados a Indias durante los siglos XVI al XVIII.


[1] El anascote​ o añascote es una tela cruzada​ de lana peinada, lisa, áspera, tejida en crudo y teñida en piezas. Se usaba generalmente para mantos de mujer y, a veces, con ella se hacen vestidos, chales y más comúnmente, delantales

miércoles, 4 de marzo de 2020

GONZALO DE SANDOVAL Y LA EMPRESA AMERICANA


No puedo empezar esta nueva y sustanciosa entrada sin agradecer al otro “loco de los papeles viejos” que lleva ya unos meses dejándose la vista en el inabarcable Archivo Histórico de Niebla. GRACIAS NICOLÁS por esta pista que me diste y que me ha tenido buceando en la historia de nuestro pueblo, en sus habitantes que tanto tiempo atrás vivieron y, como en este caso, murieron dejando su huella para que unos enamorados de su pueblo los rescataran casi 500 años después.

Nos iremos hasta 1528 y cruzaremos un océano casi recién dominado por marineros españoles a las órdenes de un visionario italiano. Por tierras americanas se encuentra un personaje que pasará a la historia como uno de los grandes conquistadores españoles, Hernán Cortés, y con él uno de sus capitanes y considerado como su lugarteniente, Gonzalo de Sandoval, natural de Medellín, igual que Cortés, con quien algunos cronistas emparentan a Gonzalo.

Es Gonzalo de Sandoval quien nos ocupa en esta entrada; no nos detendremos en sus peripecias y conquistas americanas, sino en sus últimos días en Castilla. Es en el año 1528 cuando Carlos I ordena a Cortés que vuelva a Castilla, y éste junto con sus hombres parte a mediados de abril, llegando al puerto de Palos en mayo siguiente. Durante la travesía Gonzalo de Sandoval enferma, motivo por el cual no llega (ni llegará) a Sevilla con Cortés, quien lógicamente debió seguir la misma ruta que los desembarcados en Palos hacia la Casa dela Contratación sevillana, pasando por la primitiva ruta romana que atravesaba Niebla y cuyo uso se ha prolongado hasta tiempos actuales.

Grabado del siglo XVIII con la imagen de Sandoval


Inicialmente Gonzalo se aloja en Palos, pero a los pocos días, concretamente el 23 de mayo de 1528 toma aposento en las casas mesones que Pedro de Toro tiene en los arrabales de Niebla. Lamentablemente no tenemos constancia de documentos en el Archivo de Niebla de esa antigüedad, y tampoco aparece el nombre del mesonero en el padrón de 1503, aunque sí es significativo la existencia en estas fechas de 3 mesoneros, acaso motivado por esta ruta Palos-Sevilla que, a 30 kilómetros de la primera hacía de Niebla un buen lugar para detenerse a descansar e incluso a pernoctar, dependiendo del medio de transporte utilizado. Tampoco debemos descartar la gran crisis local que produjo el saqueo de 1508 de Niebla, que hizo emigrar a la mayor parte de la nobleza iliplense del momento.

Réplica dela nao "Victoria" 1522, similar a las usadas en los tornaviajes

Fuese como fuese es muy lógico que, enfermo de gravedad como estaba, el viaje fuese más lento que el normal de sus compañeros, tan grave se suponía Gonzalo que el mismo día de su llegada a Niebla redactó su testamento ante una serie de testigos entre los que se encontraba Miguel Ximénez, clérigo de la iglesia de San Martín y su último confesor, a quien también nombró albacea de sus bienes (principalmente con objeto de sus exequias fúnebres).

Tradicionalmente se ha publicado erróneamente y basándose en las crónicas de Bernal Díaz del Castillo que Gonzalo de Sandoval murió en Palos y fue enterrado en la Rábida, incluso con la presencia de Cortés en su óbito, pero María del Carmen Martínez Martínez desmonta toda la versión de Bernal Díaz en una publicación de la que hemos extraído lo principal de esta entrada (ver bibliografía consultada)

supuesta espada de Gonzalo de Sandoval en el monasterio de la Rábida

Martínez refiere cómo sus albaceas fueron Miguel Ximénez y los padres de Gonzalo, Juan de Sandoval y Cecilia Vázquez:

Establesco por mis albaceas y ruégoles que los sean mi padre e madre y al padre Miguel Ximénez, mi confesor, clérigo cura de la dicha iglesia de San Martín desta dicha villa de Niebla, a los cuales doi poder complido para cumplir este mi testamento…

El día de su muerte el alcalde de Niebla y el escribano de cabildo hacen un inventario de sus bienes, que quedan depositados en manos del mesonero Pedro del toro a espera que los padres de Sandoval los reclamen, cosa que hacen en los primeros días del mes de junio, cuando Juan de Sandoval que se encontraba en Sevilla manda por ellos, pero se encuentra con el problema que la Casa de la Contratación de Sevilla, por medio de sus oficiales había requisado el oro americano que Gonzalo traía en dos arcas, por no haberlo declarado al embarcar; esta situación provocará un pleito cuya documentación y testimonios han servido a Martínez para aclarar los últimos días y el enterramiento de Gonzalo de Sandoval.

Los restos de Sandoval se ubican en la iglesia de San Martín de Niebla, tal y como recoge en su testamento recién redactado.

Mando mi cuerpo a la tierra donde fue formado y si de mí acaeciere fallecimiento desta enfermedad, que mi cuerpo sea sepolturado y depositado en la iglesia del señor San Martín de esta villa de Niebla, en el más honrado lugar della, y que después mis huesos sean trasladados y llevados a la dicha villa de Medellín, en el lugar que a mi padre pareciere e a mi madre…

Iglesia de San Martín en la actualidad

Desgraciadamente no sabemos si fueron sus restos trasladados a Medellín con posterioridad, ya que cualquier registro documental de la propia iglesia de San Martín fue expoliado y saqueado en 1931 por una turba de mozalbetes y chiquillos, toda vez que el templo hacía tiempo que se encontraba cerrado y abandonado para el culto. Tampoco el estudio arqueológico nos puede ayudar, ya que en las intervenciones de urgencia realizadas en el año 2003 dieron como resultado un subsuelo excesivamente alterado y removido, aunque alguna de las catas sí dio con sepulturas que necesitarían de un estudio más exahustivo para fecharlas o de una excavación en extensión; lo que sí nos consta es la utilización en el tiempo de los templos iliplenses como lugar de enterramientos de fieles. Es el caso de Gonzalo de Sandoval, cuya tumba fue visitada por algunos viajeros que venían de Indias hacia Sevilla, toda vez que la importancia del finado era suficientemente conocida en la Castilla y en la Nueva España de principios del siglo XVI.



Esta pequeña joya que tan ilusionado me ha tenido los últimos días también ha servido para confirmar varios aspectos de la historia de Niebla:

 En primer lugar el grado de desconocimiento que tenemos de la misma; salvo honrosos casos de investigación seria todo lo que podemos leer sobre la misma se para en la concesión del título de condado (hoy incluso usurpado sin justificación posible por organismos oficiales) en 1368, o, como mucho en el saqueo de 1508 y todo desaparece hasta la Guerra de Independencia, cuando los franceses parece que tienen la culpa del deterioro de 300 años de olvido iliplense. Con nuestros granitos de arena pretendemos ir llenando este enorme vacío de historia local, somos pocos, pero persistentes.

Para continuar el papel de Niebla en la empresa americana; sin duda tuvo que tener su protagonismo, y no son argumentos míos, sino escuchados y debatidos en las jornadas Internacionales sobre el Descubrimiento que se vienen desarrollando en San Juan del Puerto desde hace años. Parece que los iliplenses estaban tan sojuzgados al duque y a su propia pobreza y desgracia que se quedaron en tierras de su condado rumiando en silencio su desesperación. Hace tiempo que cuestioné este anonimato nieblero en los documentos y, os puedo decir que Bernardino de Flores (1511), Alonso González de Montemolín (1511), Cristóbal González (1511), Antón Gómez (1514), Juan Gómez (1514), García Molina (1517), Hernando Vallerino (1534), Antón Escobar y su hermano Juan (1534), María García (1534), Juan Guillermo (1534), Juan de Jerez (1534), Catalina Sánchez (1535), Cristóbal Fernández (1536), Francisco Álvarez (1538), Antona González (1539), Alonso de Herrera y su hermana Ana (1539), el clérigo Gallegos (1552), Melchor Díaz (1564), Alonso de Orta (1581), Diego García de Segura (1586), Cristóbal Cirre (1587)… y otros más cruzaron el océano Atlántico quizás siguiendo las historias y relatos que les contaban los viajeros que durante el siglo XVI pasaban por Niebla camino de Sevilla. Pero todos estos iliplenses aventureros serán objeto de nuestras publicaciones más adelante. Hoy sirva el homenaje a Gonzalo de Sandoval, capitán y conquistador, que quiso enterrarse en Niebla.

Por último la soledad del investigador, muchos son los que nos leen y que ofrecen su ayuda y tiempo, pocos son los que aparecen en algún momento y os prometo que trabajo hay para varias vidas de muchos enamorados de su pasado; los documentos están ahí durmiendo desde hace siglos esperando que alguien los rescate del olvido; puede que sea la pasión la que me lleve, pero os garantizo que en ocasiones puedo sentir lo mismo que ese escribano del siglo XVI recogiendo con su pluma las vicisitudes de una villa cabecera de l condado de su nombre.


Pelayo Castillo Palacios y Antonio Bonilla Giles


BIBLIOGRAFÍA FUNDAMENTAL:

-          ANASAGASTI VALDERRAMA, ANA MARÍA y RODRIGUEZ LIAÑEZ, L.  Niebla y su tierra en la Baja Edad Media: historia y documentos  [Huelva]: Diputación de Huelva, Servicio de Publicaciones, 2006, 2 v.
-          ARCHIVO DIOCESANO DE HUELVA. Niebla. Sección Gobierno. Caja 1.
-      ARCHIVO HISTÓRICO DE NIEBLA. leg 1 y ss.
-                  -        MARTÍNEZ MARTÍNEZ, MARÍA DEL CARMEN. Bernal Díaz del Castillo y los últimos días de Gonzalo de Sandoval: relato y realidad. En “Conflicto, negociación y resistencia en las américas” Izaskum Álvarez Cuartero (ed.). Universidad de Salamanca. 2017. Pp. 95-106.
-                 -           PARES. Archivo General de Indias: relación de pasajeros a Indias; testamentos
-                 -           RASTROJO LUNAR, BELTRÁN PINZÓN Y GOMEZ TOSCANO. Intervención arqueológica de urgencia en la plaza de San Martín (Niebla). Informe preliminar. Universidad de Huelva. 2003.

sábado, 15 de febrero de 2020

EL SEÑOR DE LA COLUMNA Y LA VIRGEN DEL PINO


            No deja de ser curiosa la primera referencia que hemos encontrado al Señor de la Columna en las actas de cabildo de Niebla. Además en este artículo vamos también a esbozar un poco las disputas internas entre los religiosos de la Niebla de fines del XVIII.

            Nos ubicamos el 11 de marzo de 1790, en una villa que poseía entre 217 vecinos (1763) y 236 vecinos (1801), o lo que es lo mismo, menos de 1000 habitantes; además de una población cuya economía se basaba fundamentalmente en la agricultura y la ganadería, la mayor parte jornaleros. Huelga decir que las cosechas condicionaban las posibilidades económicas de unos iliplenses que, en líneas generales, subsistía a duras penas.

            El referido año de 1790 no tuvo que ser especialmente lluvioso y, como hemos visto en numerosas ocasiones, se implora la ayuda divina a base de misas, novenarios, procesiones y traslados extraordinarios; de hecho nos consta que Nuestra Señora del Pino se encontraba en la iglesia de Santa María. Hemos supuesto que para implorarle la tan necesaria lluvia, ya que no debía estar en muy malas condiciones su ermita de Lavapiés, puesto que 3 años antes se habían realizado reformas importantes tales como rehacer la pared de la sacristía, cambiar la techumbre y construir unas dependencias para el mayordomo, de esta forma no nos cuadra un traslado de la Virgen por malas condiciones de su ermita.
            
El cabildo recoge el siguiente argumento:
en las nesesidades, estávamos en el día, en ese / casso por la seca que se experimenta, sin que / podrá conseguir la diuina clemencia / haya bastado la rogativa hecha a la Señora / del Pino, como protectora, y patrona desta / villa, en la yglesia parroquial de Santa María.

            Aunque nos constan otras rogativas, en ésta que nos ocupa se le hacen como patrona de la villa, título que consiguió por aclamación popular tras el terremoto de Lisboa en 1755, no nos sorprende que la patrona sea también la protectora de los iliplenses. El problema se plantea cuando no se han conseguido los objetivos deseados y se suman a las peticiones marianas las realizadas a su propio hijo:
habiéndose hablado larga- / mente sobre esta materia; se deliberó / de un acuerdo y conformidad, se haga en la / yglesia de San Martín, un quinario de roga- / tibas al Señor de la Coluna, llevando para / maior fervor de los fieles a la patrona Señora / del Pino a la citada yglesia desde la de Santa / María.

Señor de la Columna

            Sabemos del fervor que el Señor de la Columna mantiene en Niebla, suponemos debía ser igual al del XVIII, para que el cabildo municipal tuviera que inmiscuirse en temas específicamente religiosos, ordenando un traslado y realización de cultos para solventar la sequía.
El quinario implicaba el rezo de dos Rosarios, a imitasión / de los pueblos de la comarca, que no sesan / en los actos religiosos devidos en una necesidad, uno por la tarde para mujeres, dirigido por el mayordomo de Rosario, don Joseph María de Losas; y otro por la noche, en este caso es el prior del convento de Santo Domingo quien lo dirige a los hombres de Niebla, quizás en un horario más tardía posterior a las jornadas de trabajo y con la finalidad de la mayor asistencia posible. Para facilitar las rogativas, el cabildo suplica al presbítero y beneficiado Gonzalo Borrero y al reverendo don Joseph Bueno que mantengan abiertas las puertas del templo; igualmente se le eleva súplica al cura, don Bartolomé Berrocal, que convoque a los religiosos de Niebla en los clamores religiosos, para implorar / la clemencia del Señor, tanto en los sermones de Santa María, como en las rogativas del quinario en San Martín.

No tardan los problemas de competencias ni un solo día en aparecer; el 12 de marzo, esto es, el día siguiente, se presenta el cura Bartolomé Berrocal en el cabildo para informar de la disposición de los beneficiados de Santa María, don Benito de Castro y Juan Garzón para que al día siguiente (sábado) salga la Virgen del Pino en procesión hacia San Martín, pero condicionando el sermón del domingo en su propia parroquial de Santa María con la vuelta de la virgen al templo, lo que implica tres procesiones en tres días consecutivos de la patrona entre las dos iglesias.

Las quejas se producen el 19 de marzo ante el cabildo por parte del presbítero de San Martín, Gonzalo Borrero, manifestando que con mo- / tivo de haverse trasladado desde dicha su parro- / quia a la de Santa María en procesión la ma- / ñana deste día Nuestra Señora del Pino, había / experimentado un grande bochorno y desaten- / ción de don Juan Garzón y don Benito de / Castro, beneficiados de dicha iglesia de Santa / María. Argumenta que el cura don Bartolomé Berrocal había decidido que la procesión de la virgen se haría precedida por la cruz parroquial de San Martín, mientras que los beneficiados de Santa María aparecieron en las puertas de San Martín con la cruz de su parroquia para el traslado. Gonzalo Borrero se sintió tan indignado y abochornado que decidió que ningún sirviente de San Martín acompañase a la procesión.

Como podemos ver, en una pequeña población de 1000 habitantes no fueron capaces de ponerse de acuerdo entre dos parroquias, intentado conseguir los beneficiados de las mismas posiciones preeminentes en las procesiones públicas de la patrona, en un trayecto tan corto como se nos antoja el de Santa maría a San Martín, corto pero céntrico y popular. Igualmente y vista la gran documentación sobre pleitos entre curas, vicarios, beneficiados y demás religiosos de esta época en Niebla, podemos inferir una intención económica, ya que al ser un encargo del cabildo municipal, supone el cobro de los servicios religiosos (misas, quinarios, sermones, etc.) Quizás no fuese tan interesado el fervor religioso como el cobro de los servicios prestados, algo muy común en la época en la que los beneficios eclesiásticos suponían ingresos relativamente importantes en rentas, tierras, capellanías, y toda suerte de servicios religiosos; como dato curioso y significativo de esta situación, diremos que en 1790 Gonzalo Borrero, a pesar de ser vecino de Niebla y recibir rentas de su beneficio en San Martín, residía en Villarrasa.

AHN, legajo 17, folios 346vº y ss.

Antonio Bonilla Giles y Pelayo Castillo Palacios.

jueves, 23 de enero de 2020

"PAPELES VIEJOS"


Hace Muy poco nos encontramos con un documento que nos ha llegado de pleno, que ha sacado nuestra cara más reivindicativa, por sentirnos plenamente identificado con el mismo.

Pongámonos en situación, el documento se inserta en el legajo 15 que corresponde a los libros de Actas Capitulares, está fechado el 6 de octubre de 1769 y se refiere a una carta-orden que remite la duquesa de Medina Sidonia a dicha villa y su condado (Niebla). Haremos un pequeño inciso para reivindicar el carácter iliplense del mal llamado “Condado de Huelva” en tiempos modernos, amparándose en intenciones más políticas que documentales e históricas.

A la sazón, la duquesa de Medina Sidonia en ese momento es doña Mariana de Silva Álvarez de Toledo, casada con el XIV duque de Medina Sidonia y XXI conde de Niebla, don Pedro de Guzmán y Pacheco, el último duque que llevó en sus apellidos el originario de la casa de Guzmán, ya que murió sin descendencia y sus títulos y bienes pasaron a sus sobrinos vinculados a la casa de Alba, a la que pertenecía su esposa Mariana.

"Retrato de Pedro de Alcántara Alonso Pérez de Guzmán" después de 1771. Palacio de los duques de Medina Sidonia, Sanlúcar de Barrameda.

Curiosamente es la duquesa la que envía la carta-orden a la villa cabecera del condado, en ella refiere lo siguiente:

se digna su excelencia manifestar / los perjuicios que se han causado en los / documentos y papeles del archivo desta dicha / villa, faltando muchos de éstos por la desidia y / negligencia que se ha padecido por sus justicias, / capitulares y escribano; y confundiéndose otros, por no / estar bien ordinados; y que siendo asunto de / la mayor atención de permanecer dichos papeles / sin método ni cohordinazión, se daría lugar a / que con el tiempo apenas se encontrasen / muchos que al presente existen, como son privilegios / executorias y otros en que funda esta dicha / villa sus derechos y prerrogativas

Por todo lo que llevamos investigado, podemos hablar de una villa en condiciones más que lamentables en el sentido socioeconómico, con numerosas casas en ruinas y abandonadas; recordemos que el padrón de 1767 recoge tan sólo 199 vecinos, lo que ascendería en el más optimista de los casos a menos de 800 habitantes. Igualmente podemos suponer que la funcionalidad del cabildo como órgano de gobierno estaría acorde a una pésima situación local; el problema radica en que Niebla, como cabecera de su condado, regía muchos aspectos de las poblaciones dependientes de ella, por lo que ejercía cierto papel de administración superior y, por tanto, de órgano de decisión y consultivo. También nos encontramos con muchas poblaciones cercanas en continuo litigio con Niebla (Trigueros y Moguer principalmente), lo que supone tener que estar continuamente consultando la documentación “antigua” que acredite los derechos de Niebla sobre lindes, baldíos, ganados, dehesas, jurisdicciones, etc. Es una preocupación obvia la de la casa ducal porque la ausencia de documentación podía conllevar la pérdida de algunos de los derechos y/o posesiones referidas.

Continúa el cabildo con la lectura siguiente:

ordena su excelencia se proceda sin dilazión a el / reconozimiento, cohordinazión y buena disposizión / de los referidos papeles, veliéndose para ello de / personas de suficiencia e inteligencia, espesialmente / para los antiguos, y que de forma solemne y / cronológico inventario de todos ellos por donde / se haga cargo a el escribano de cabildo que / subcesivamente fuere, y a las justicias y capitulares en / cuyo poder pararen las llaves del dicho archivo, / remitiéndose otro igual a la cámara de dicha / señora excelentísima. Y en vista de la referida carta orden / y de contar a sus mercedes que en vuestra villa / está desordenado y mal cuidado, de que resulta / no poder defender sus derechos, en promover y restau- / rar los que tiene descuidado en grave perjuicio / de su común.

Archivo Histórico de Niebla, legajo 15, folio 204rº

Es la parte en la que nos vemos reflejados, aunque en nuestro caso no es por orden ducal, sino por mera vocación histórica y documental del pueblo que tanto nos interesa. Evidentemente no somos especialistas, pero lo intentamos suplir con voluntad y dedicación, en el caso actual del archivo histórico de Niebla, los especialistas son los archiveros que vienen cada 7 días laborables, a todas luces insuficientes para el ingente trabajo que hay, pero (y léase con toda la ironía del mundo) los presupuestos no están para “papeles viejos”. Tan sólo tenemos la opción de poder acceder a la historia de nuestro pueblo cuando los voluntariosos y eficaces archiveros pueden abrir, pero son a todas luces insuficientes, su profesionalidad no puede suplir las carencias de personal, ni mucho menos las de instalaciones, como ejemplo la sala de consultas en Niebla es la biblioteca que no tiene uso por la mañana, con unas instalaciones eléctricas que fallan a la vez que el tiempo empeora.

Sinceramente llegamos a echar de menos un duque, o duquesa, que se preocupe por sus papeles y que tenga la autoridad suficiente para ordenar que sean cuidados y ordenados. Por suerte, el estado actual de los mismos no tiene nada que ver con aquel abandono a su suerte, animales y humedades en los altos del actual Ayuntamiento de hace años, pero un documento que se pierde es un trozo de Historia que se olvida.

En este caso la frase de “el roce hace cariño” nos llega de pleno ya que, después de tanto tiempo luchando con palabras casi ilegibles y papeles que huelen a tiempo pasado les hemos cogido mucho cariño y, claro está, nos duelen.

Antonio Bonilla Giles
Pelayo Castillo Palacios