Hoy
nos movemos poco, y es que cada rincón de Niebla tiene para pararse un buen
rato.
Vamos
a teorizar un poco más que ayer, ya que le toca el turno a la Puerta del Buey
“Nueva”, realmente es la que más se usa, por permitir el paso rodado de
vehículos, cosa imposible por la original o “vieja”.
En
algún lugar leí que era del siglo XVI y siempre que nos referimos a las actas
capitulares del AHN (recordad, Archivo Histórico de Niebla) encontramos la
“Puerta del Buey”, en singular, no como en el caso de la del Socorro y que
trataremos más adelante; así pues no tenemos motivos para creer que, hubiese
dos puertas. ¿Cuál es nuestra teoría?
grabado 1890 (Urgellés)
Que la
nueva sea simplemente el aprovechamiento de un hueco que se produjo en la
muralla, por cualquier causa, aunque la más probable es la del derrumbe por
abandono de la misma, el famosísimo terremoto de Lisboa, las voladuras de los
franceses durante la Guerra de la Independencia, etc. Sinceramente no podemos
ubicarla con más concreción en el tiempo, pero sí suponemos que ya en 1810 era
la que se utilizaba como acceso a Niebla, tal y como se recoge en el croquis
que se realiza durante la Guerra de la Independencia; igualmente suponemos, por
las fotografías de principios del XX, y por grabados de 1890, que la vieja se
tapió para hacer uso de vivienda particular, que en su momento fue comprada por
Elena Whishaw para su museo.
fotografía de 1905 (Terradas)
1905, fotog. Juan Foncubierta
En
definitiva, nos encontramos con una puerta mucho más simple (y funcional) que
la vieja, construida con materiales de acarreo, siguiendo la norma general para
toda la muralla y puertas de Niebla: sillares de calcarenita como soportes y
refuerzos y tapial y/o ladrillos intercalados o, en el caso que nos ocupa,
usados para elaborar los arcos de sustentación.
Como
diré muchas veces en esta visita, tenemos y presumimos, con muchísima razón, de
un recinto amurallado espectacular y único; pero son los pequeños detalles los
que enriquecen una visita, esas cosas mínimas junto a las que hemos pasado
miles de veces y que nunca hemos reparado en ellas; precisamente son los
aspectos en los que os voy a llamar la atención, para lo monumental y grandioso
tenemos multitud de vías de información.
¿Os habéis
preguntado alguna vez qué es esto? Aunque podría no es un graffiti realizado
por alguien con demasiado afán de protagonismo, los hay desde la antigüedad, en
este caso todo apunta a un signo
lapidario, también conocidos como marcas
de cantero. A pesar de saber qué son y quiénes lo realizaban, los
investigadores no tienen una respuesta definitiva y consensuada para su
significado, os expongo las teorías más aceptadas:
- Cantera
de procedencia de la piedra. En Niebla quizás no tenga tanto sentido, ya que estamos
completamente rodeados de canteras de esta piedra tan nuestra y que se ha
utilizado en obras tan significativas como el “Monumento a Colón” de Huelva.
- Indicaciones
de posición de los sillares. Es decir, cómo había que colocarlos.
- Trabajo
realizado. Normalmente con fines económicos o salariales, marcando hasta dónde
se ha trabajado y por tanto lo que se debe cobrar, bien temporal (semana, mes,
año…) o de fin de obra.
- Maestro
cantero y logia principal. Es una “firma” del maestro o de su gremio, en cierto
modo una marca de prestigio e identificación con vistas a posibles futuros
contratos o diferenciaciones entre distintas “cuadrillas” que trabajan en un
mismo proyecto.
- Otros
conceptos. Aquí podíamos entrar en cuestiones simbólicas de difícil interpretación.
Ya a
partir de aquí que cada uno coja la que más le guste.
Aunque
haya empezado mi vista por este lugar tan emblemático para mí, vosotros podréis
realizarla en el orden que consideréis oportuno; lo que sí voy a hacer es
recomendaos esos rincones “especiales” para sentarse a descansar, tomar un refrigerio
o, como es este caso, oír caer el agua de una fuente y el sonido cercano del
tren que para en el apeadero. La placita interior donde desemboca la Puerta del
Buey vieja es un rincón donde además podréis encontrar alguna persona mayor de
Niebla encantada de contaros vivencias y anécdotas que no se encuentran en
libros ni en blogs, pero sobretodo preguntad por el personaje que da nombre a esta placita, que os expliquen quién fue José "el bardao".
Hasta
la siguiente etapa.
Pelayo
Castillo Palacios y Antonio Bonilla Giles
Te felicito por el rigor de los comentarios e investigaciones históricas de nuestra interesante ciudad. Cordiales saludos de un iliplense en la distancia.
ResponderEliminarGracias Paulino, espero poder aportar mi granito de arena al conocimiento de nuestro pueblo, la investigación sin difusión no tiene sentido. nos leemos
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