Hoy
toca hacer un reconocimiento femenino, el 8 de marzo, Día Internacional de la
Mujer, institucionalizado por Naciones Unidas en 1975 se está convirtiendo en
una verdadera marea, pero ¿y la Historia? Pues, desgraciadamente las fuentes
que tenemos originales han sido escritas por hombres (hasta la fecha todos los
cargos locales han sido masculinos, sin excepción). La etapa denominada
Historia Moderna era predominantemente de ascendencia machista, el papel de la
mujer quedaba relegado a la procreación, el trabajo y poco más, sin capacidad
de decisión, sin independencia social ni económica y un largo etcétera que no
ahondaremos en esta entrada.
Por
eso nos llamó poderosamente la atención desde el principio un nombre de mujer,
y decimos bien desde el principio, porque constatamos su primera aparición en
las actas capitulares del 26 de enero de 1588, es decir en el legajo nº 1 de
nuestro Archivo; al principio le das la relativa importancia que tiene un nombre
femenino cual isla en medio de un océano de cargos, libranzas, denominaciones,
repartimientos y todo el entramado burocrático de la Niebla de fines del XVI,
pero cuando el nombre se repite año tras año y en las circunstancias que
desarrollaremos adelante se acaba convirtiendo en esa compañera de viaje que
sacaba de nosotros la muletilla de “ya está aquí otra vez…”
CATALINA
MENDES, así aparece, aunque si lo actualizamos probablemente su apellido sería
Méndez; pero, ¿qué la hace tan atractiva
para nuestro estudio?¿por qué la hemos elegido para un día como hoy? No vamos a
seguir un orden cronológico estricto, queremos compartir cómo fuimos
descubriendo a esta mujer que imaginamos “especial”. Incluso podemos añadir que
tan sólo en las primeras entradas se recoge su ¿segundo apellido?, Catalina Mendes Morena, es algo muy
inusual en este época, de hecho pensamos que morena se refería más a un apodo o
condición de negra/mulata, ya que con este apelativo o el de “pardo” se recogen
a los iliplenses de los padrones más antiguos que conocemos.
legajo 1, 224rº
Desde
el principio dos circunstancias relativas a Catalina se repetían: el pago a los
clérigos de la iglesia de Santa María de un treintanario de misas por Catalina
Mendes, lo que nos iba indicando que se trataba de una difunta que había
ordenado en su testamento una serie de misas por su alma, hasta ahí todo normal
para la época (hoy se sigue haciendo); pero la mayor parte de las entradas en
las actas capitulares solían reflejar que
se dé limosna a… del patronazgo de Catalina Mendes por su casamiento,
significando que siempre las destinatarias eran mujeres, en la mayor parte de
los casos, naturales de la villa, pobres y honradas.
En el
legajo 239 encontramos lo que suponemos una parte del testamento de Catalina,
pero copiado con posterioridad, ya que la escritura es propia del siglo XIX,
del mismo extraemos algunas partes:
Y mando y es mi voluntad sean así mismo
obligados los posee- / dores deste vínculo luego que yo fallesca, a dar tres /
mantos y tres sayas de anascote[1]
cada año, el día de la / Concepción de Nuestra Señora a tres parientas pobres /
mías, y no habiéndolas se les dé a tres, las más pobres / deste pueblo…
Y es mi voluntad, mando que luego que yo
fallesca / el poseedor dese vínculo, y los demás que por su / orden los
tuvieren, an de ser obligados a dar cada / año un dote de veinte ducados, que
valen doscientos y veinte / reales de vellón, por el día de Nuestra Señora de
Concepción a qualquiera / parienta pobre mía, que se pusiere en estado de ma- /
trimonio; y no habiendo parienta que se case, se le dé / a la más pobre deste
pueblo; y si hubiere un año o / más que no haia parienta, ni vezina pobre, que
/ se case y ponga en estado, en el año siguiente ha de ser / obligado a dar dos
dotes, o más, según los que no se / hubieren dado…
A
efectos comparativos, y teniendo en cuenta que 1 ducado equivalía a 375
maravedís, nos consta que a finales de
1588 el maestro de escuela (cargo que contrataba y pagaba el cabildo) cobraba
6000 maravedís al año, por lo que los 20 ducados de dote que se daban
equivalían al sueldo de un año del maestro; también tenemos otras referencias
más básicas como que la libra de carne de cordero costaba 17 maravedís, la de
pan de trigo 7, o el cuartillo de aceite (1/2 litro aprox.) 16 maravedís, es
decir, la dote suponía una ayuda relativamente importante en una sociedad
iliplense bastante empobrecida.
ducado de 1580, foto de portal de Fuenterrebollo
A
pesar de las indicaciones de la finada, el patrimonio que dejó tuvo que ser
bastante importante, toda vez que muy pronto se empezaron a dar no una o dos
dotes, por ejemplo, en 1604 extraemos del libro de registro del Patronato 7
dotes que van desde los 10 hasta los 50 ducados. Este referido libro cobra
especial importancia por varios motivos:
En primer
lugar porque nos indica que Catalina Mendes fue difunta e Yndias, algo que hemos constatado en otros iliplenses que
iniciaron el viaje americano, a su muerte testamentaron a favor de
instituciones de su villa natal, bien iglesias, bien patronatos, capellanías,
ermitas u otros menesteres que en un futuro os iremos contando. Hasta el
momento, la única Catalina Méndez que nos consta entre las embarcadas en el
siglo XVI, es la esposa de Alonso de Aymar, hija de Juan Méndez y Beatriz
Méndez, natural de Sevilla, y que en
1577 parte hacia Nueva España… ¿acaso es “nuestra” Catalina Mendes?,
sinceramente no podemos asegurarlo, tal vez en un futuro.
Otra
circunstancia que nos llama poderosamente la atención es que fuese el cabildo
quien gestionara la economía del patronato; aunque se recoge en el testamento
que nombro por patronos celadores de las
obligaciones deste / vínculo al servidor del beneficio y cura desta yglecia (la
de Santa María) / y a el alcalde más antiguo que es o fuere…
desde el principio se encarga el cabildo de pagar las misas y de custodiar el
libro de registro de entradas y salidas del patronazgo, de hecho, en las
visitas del arzobispado de Sevilla, el visitador solicita el libro para
fiscalizarlo, sin embargo, en las numerosas capellanías que se recogen en la
documentación del Obispado de Huelva, no aparece la de Catalina, lo que nos da
pie a suponer que, contrariamente a los acostumbrado en la época, el patronato
no estaba controlado por la iglesia, por petición expresa de su fundadora.
Libro de cuentas del Patronato que fundó Catalina Mendes; AHN leg. 239
Este
libro tiene como última entrada una visita arzobispal de 2 de enero de 1657,
pero sabemos que hasta 1738 se estuvieron dando dotes del patronazgo, ¿pasó en
1657 definitivamente al control exclusivo del Cabildo?
En
definitiva, Catalina Mendes es un personaje femenino que se salió un poco de
los cánones machistas que regían el siglo XVI, marchó a Indias donde consiguió
una posición económica desahogada, fundó un patronato de ayuda a mujeres
pobres, y lo puso en manos del Ayuntamiento y no de la Iglesia. No se nos
ocurre hasta ahora una mujer más adecuada para celebrar este 8 de marzo, porque
la Historia va desenterrando poco a poco a aquellas que tuvieron al menos la
misma importancia que sus contemporáneos masculinos.
BIBLIOGRAFÍA:
AHN, legs. 1 a 11 y leg. 239
PARES, Archivo General de Indias, relación de embarcados a Indias
durante los siglos XVI al XVIII.
[1]
El anascote o añascote es una tela cruzada de lana peinada, lisa,
áspera, tejida en crudo y teñida en piezas. Se usaba generalmente para mantos
de mujer y, a veces, con ella se hacen vestidos, chales y más comúnmente,
delantales
No hay comentarios:
Publicar un comentario