"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

sábado, 27 de junio de 2020

ROBERT DUNDAS MURRAY, PARTE I, LLEGADA A LA NIEBLA DEL XIX


         Hace unos meses, desde antes del confinamiento que somos "multitud" en el Archivo de Niebla, hay días en que nos podemos juntar 6 investigadores que, al final, acabamos haciendo un grupo de trabajo en el que la información es intercambiada sin problema, cada uno con su trabajo y todos ayudándonos en la medida de lo posible.

          Hoy quiero presentaros a Nicolás, iliplense y del barrio de Santiago, como tantos hicimos en su momento se alejó de Niebla por motivos laborales, pero sus ancestros e interés por la historia de nuestro pueblo nos acaba arrastrando a estos quehaceres. Nicolás se ha centrado en el siglo XIX y hace muy poquito me pasó un artículo suyo sobre un libro de viajes y un viajero inglés de mediados del referido siglo que pasó por Niebla y reflejó sus impresiones, como me ha parecido una visión fantástica de nuestro pueblo, además de esas segundas y terceras lecturas que se pueden sacar de todo, con el permiso de Nico os voy a ir publicando su artículo por partes, no voy a modificar nada del texto, si acaso añadiré alguna imagen aclaratoria por eso de que los blogs prefieren imágenes a largos textos, pero ya os adelanto que no tiene ni una coma de desperdicio. Disfrutadla e iremos intercambiándolas con nuestras etapas actuales.

Gracias Nico.


Robert Dundas Murray y su visita a Niebla

Entre 1846 y 1847 viaja por España Robert Dundas Murray, autor de la obra The Cities and Wilds of Andalucia (Londres 1849). Llega a las tierras de Huelva procedente de Sevilla. En este viaje que comienza en el mes de mayo, se encamina a Moguer. Con anterioridad ya estuvo por tierras onubenses, el mismo nos comenta que fue encarcelado en otro viaje por la autoridad del pueblo de Escacena del Campo.

facsímil de la edición de 1853

En su periplo por las tierras de Huelva; visitó Tejada, Escacena, Niebla, el valle del Río Tinto, Palos y el Convento de La Rábida, Campofrío, Aracena, La Corte y Cala.

Al llegar a Sanlúcar la Mayor nos describe la posada.
"En Sanlúcar la Mayor me detuve para cenar en la posada, que puede tomarse como modelo de las posadas de toda Andalucía. La atención y el trato que se ofrecía allí era parecido al que por regla general el viajero puede esperar. Al entrar en lo que en Inglaterra podría considerarse un cuchitril de la peor especie, encontré a la dueña sirviendo en la única sala que había destinada a los huéspedes; en una de las esquinas había dos hombres jugando a las cartas y como es usual, aderezando su diversión con exclamaciones y juramentos de mal gusto".

LLEGANDO A UNA POSADA. Castille and Andalucía,de Lady Louisa Tenison (1853)

Entre Escacena y Niebla

Transita el viajero de Escacena a Niebla acompañado de un guía. Nos cuenta el estado de los caminos por los que circula, "esos caminos de herradura tan característicos del país", desgastados por el uso y las inclemencias del tiempo, poco transitables y llenos de vegetación.
"...el camino se hundía como si se metiese en la tierra y se convertía en una verdadera zanja lo suficientemente ancha como para permitir el movimiento del carro. Plantas trepadoras colgaban de los farallones de tierra de este singular camino y se enganchaban a nuestros sombreros y nuestras capas..."

Nos describe el paisaje y sus campos de labranza, las llanuras cultivadas con laboriosidad, campos de maíz de trigo, olivares y dehesas donde pastan las manadas de ganado.
" ...hacia una llanura que presentaba todos los signos de estar laboriosamente cultivada. Enormes campos de maíz todavía verde y de trigo a punto para la hoz ... oscuros olivares ... había una vasta dehesa donde ramoneaban numerosas manadas de ganado. "

Una pequeña observación tengo que hacer a estos comentarios. Nuestro viajero se centra en los aspectos negativos de los lugares que va recorriendo y esto puede resultar normal; pero llama la atención el momento en que nos relata algún aspecto positivo del paisaje observado, como pude ser la laboriosidad y abundancia de los cultivos; entonces Murray le pone pegas, en este caso, el carecer del encanto de la variedad y el cansancio de la monotonía visual.
"Por otro lado era un paisaje que bien podía hacer feliz el corazón de su dueño, con sus promesas de dorados granos y del trabajo bien recompensado, pero carecía del encanto de la variedad y la vista pronto se cansaba de ver un campo tras otro de ondulante cereal.

Causas del abandono y la desolación

Nos comenta que el camino pasa por pueblos con apariencia de demolición y estados ruinosos, lugares miserables, aunque matiza que se pueden ver con frecuencia casas con muy buen aspecto que tienen dueños, "señores" en sus palabras, con patrimonio y refinada educación. Y motiva esta desolación "por la inseguridad de vida y propiedad que prevalece en España". Así explica que dueños y braceros eligen el pueblo o la aldea próxima a la propiedad para vivir, y no la casa de campo, teniéndose que trasladar para llegar al cortijo y lugar de trabajo.
"Ningún hombre piensa en tener su hogar en una casa de campo, sino que escoge el pueblo o la aldea que esté más cerca de su propiedad, y desde allí sale para controlar y dirigir las tareas de sus empleados. Por esa misma razón son muy raros los cortijos; el dueño y el bracero habitan en el mismo pueblo y a menudo tienen que trasladarse más de una o dos tediosas leguas antes de llegar hasta el cortijo."

Otro motivo del abandono de casas de campos y cortijos, según Murray, es el declive económico y social de sus propietarios. Marqueses de titularidad comprada, enriquecidos en las tierras americanas, y ahora, con sus herederos arruinados.
"... La historia de esta casa era una historia cotidiana; el que la construyó había vuelto desde Méjico cargado de riquezas, que le permitieron comprarse el título de Marqués y construyó su casa con sus columnas de mármol y su costosa ornamentación. Su heredero dilapidó la fortuna de sus padres rápidamente, dinero que con toda probabilidad era de dudosa procedencia; y los terceros en la línea sucesoria ahora residen en La Isla en la más completa indigencia y bastante ocultos. Sus necesidades han sido tales como para llegar a vender hasta el mismísimo tejado y la solería del hogar de sus antepasados por la suma que les puedan dar por la madera"..

Mansiones importantes están ahora sin tejado, desmanteladas y con los muros desmoronados, convertidas en corrales para guardar ganado.
"...subía a las habitaciones superiores una escalera de maravilloso mármol blanco, aunque ahora tristemente hecha pedazos y mutilada."

Niebla a la vista

Desde lejos se divisan las torres de Niebla. Llegaron a la orilla del río Tinto y el viajero realiza una breve descripción de su aguas y entorno. Atraviesan el cauce por el puente de nueve arcos, Murray dice de él que es antiguo pero no indica su procedencia romana.
"Por fin llegamos a la orilla del Río Tinto; sus oscuras aguas, que salían a borbotones por encima de un canal en la roca nos daban idea de frescor en delicioso contraste con el insoportable calor que cargaba la atmósfera. Siguiendo el sinuoso cauce del río durante una corta distancia llegamos a un lugar donde un antiguo puente de nueve arcos lo cruzaba".

El viajero describe lo que ve: las ruinosas y deterioradas murallas, bordeadas por el paso del río, junto a un castillo con almenas.
"... se elevaban las calcinadas y desmoronadas murallas del pueblo, coronando un pequeño montículo por cuya base seguía serpenteando el río que acabábamos de pasar; mientras que más cerca del puente las elevadas almenas de un castillo se asomaban y dominaban el pasadizo que las atravesaba".

Acceden al pueblo por un camino muy deteriorado que transcurre por una cuesta empinada llena de piedras. La vereda tiene en sus lados adelfas y está delimitada por una ladera de enormes rocas.
"El camino entre el puente y el pueblo parecía haber sido obra de los elementos y del tiempo más que un camino hecho por la mano del hombre. Subimos penosamente por una empinada vereda empedrada por las rocas que los torrentes invernales habían dejado y bordeada a cada lado por arbustos de adelfas, cuyas flores de brillantes colores daban la bienvenida a los doloridos ojos que tanto habían sufrido la intensidad del sol sobre los polvorientos caminos. Enormes rocas interceptaban nuestro avance a cada paso y cubrían la ladera al lado y por debajo de donde nos encontrábamos; otras habían caído al lecho del río donde la espuma que formaba el agua al golpearlas señalaba el lugar en el que se encontraban".

Imagen del  Ilustrated London News (1889)

La casa de Morfeo

El viajero y su guía se encaminaron a una posada que estaba frente a la entrada del recinto amurallado con la intención de almorzar. La imagen de este albergue no agradó a Murray. Junto a la entrada había muleros sesteando sobre sus mantas..
"El aspecto de este hospedaje para hombres y bestias era de todo menos reconfortante para un viajero cansado del camino".

No fueron atendidos ni recibidos a su llegada, introdujeron los caballos en la casa, por todos lados había gente tumbada. Un corpulenta señora sentada en una silla baja les indicó que ni había cebada para los animales ni provisiones.
"Nadie se preocupó en lo más mínimo de nosotros, ni siquiera hubo alguien que abriera un ojo, aunque el ruido de los cascos de nuestros caballos mientras los llevábamos por el empedrado de la casa debió haberse escuchado hasta el más alejado rincón; en vano estuve buscando al dueño del establecimiento entre las formas yacentes que había por todos lados, mientras mi guía, que conocía mejor las costumbres del lugar, se dirigió a una corpulenta señora que estaba retrepada medio dormida en una de las sillas bajas que se utilizan en el país y le preguntó si tenían cebada para su animal".

 Posada del siglo XIX en Andalucía. https://elsobrino.wordpress.com/tag/posada/

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