"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

martes, 21 de abril de 2020

ETAPA 8: EL ARRABAL Y LA PUERTA DEL SOCORRO


        Terminaremos de caminar por la Ronda de Jerusalén, para llegar a otra de las puertas del recinto amurallado. La Puerta del Socorro.


        En primer lugar, el nombre; ya vimos cómo la Puerta del Buey estaba vinculada a una leyenda y que su nombre se encuentra tal que así en los documentos más antiguos del Archivo Histórico, pero esta situación no se da con la Puerta del Socorro.
        Durante los siglos XVI, XVII y gran parte del XVIII las puertas principales de la ciudad eran las del Buey y Sevilla, sabemos que se cerraban y guardaban en casos de necesidad extrema, como las epidemias de peste, también nos consta que la de Sevilla se usaba a modo de “aduana”; eran las que conducían a las localidades principales de Sevilla y Huelva (con Trigueros, Moguer, Gibraleón, etc.). Pero la del Socorro aunque también nos consta con tal nombre en 1602, parece que quedaba un poco desplazada con respecto a otra que, hoy desaparecida, se la llamaba “Puerta del Arrabal”. Ésta última si se tapiaba o cerraba en epidemias de peste, se bloqueaba o artillaba en la Guerra de Independencia, y unía la parte intramuros de la villa con otra zona mucho más importante en el pasado que en los últimos siglos XIX y XX, hablamos del propio Arrabal, donde se concentraba gran número de vecinos, hasta tal punto que en los padrones del XVIII encontramos un “Arrabal Viejo” y un “Arrabal Nuevo”, probablemente la única parte de la villa que creció poblacionalmente, mientras el interior se iba llenando de solares derruidos y abandonados. También es lógico pensar que era el arrabal una de las zonas con más vida de la villa (salvo el centro con la iglesia y el cabildo), ya que las tabernas, posadas y lugares de paso de los viajeros se localizaban en ella. Nos consta que el propio arrabal era la zona de entrada de ganado vacuno de las dehesas principales del cabildo.
Croquis de 1812, en el que se recoge el Arrabal y una prolongación fortificada de la puerta que podría ser la "Puerta del Arrabal"
        Entonces ¿de dónde viene el nombre de Socorro? En este caso encontramos un par de explicaciones, de la que hemos descartado una por poco plausible, además de carecer de fuente documental o material posible. En primer lugar y por descartar la menos veraz en nuestra opinión es la que citan algunas publicaciones basadas en que es precisamente por esta puerta por donde los pobladores de Niebla pidieron ayuda o socorro cuando las tropas de Alfonso X sitiaron la ciudad; como hemos dicho no sabemos si tiene un origen popular o si directamente es un invento de cualquier escritor más o menos romántico de alguna época pasada (aunque hoy nos los seguimos encontrando en estos mundos digitales tan avanzados).
puerta exterior en 1909
        La segunda tiene al menos unos posibles restos materiales que podrían justificar el nombre. Aunque no hemos leído documentos originales al respecto, lo que tampoco es un referente de importancia, ya que nos queda mucho más de lo que podríamos cubrir en varias vidas, sí se menciona en alguna publicación la existencia de una capilla a la Virgen del Socorro, que se configuró cerrando con puertas los dos accesos de la musulmana y colocando una verja en al acceso a la plaza y tapiando la que daba al exterior. Suponemos que la capilla se haría en nombre a alguna imagen de la referida Virgen del Socorro que estaría en el interior de la misma, ya que la transformación en capilla se realizó a raíz de la apertura de un hueco en la muralla en los años 20 del siglo pasado para permitir el acceso rodado al interior. Sea como fuere, hoy en día tan sólo encontramos algunos restos de pinturas al fresco en uno de los vanos interiores de la puerta.


puerta interior con la verja de hierro
Restos de pintura al fresco en el interior de la Puerta, tanto en el vano como en el arco que lo enmarca.
        Cuando hablamos de la Puerta del Buey y explicamos su diseño en forma de “L” dijimos que la Puerta del Socorro era ideal para explicar en qué consiste este dispositivo defensivo. Es de las primeras cosas de las que hablo a los visitantes cuando he tenido que ejercer de acompañante en numerosas ocasiones por múltiples motivos (eso sí, nunca remunerados, Niebla es mi pasión, no mi negocio).
        Vamos a retrotraernos a un supuesto asedio de la ciudad como el de 1262 y a la intención de entrar en ella por la fuerza (cuanto daño ha hecho Hollywood, aunque cuando tu público es infantil te facilita mucho la explicación), de entrada nos encontraríamos con una puerta que derribar con lo típico de las películas, esto es, un ariete; pero éstos necesitan de mucha fuerza para poder conseguir su objetivo, la fuerza a su vez depende no sólo del número de hombres que lo empujen sino de la velocidad y mayor trayecto que puedan recorrer, si intentasen derribar la puerta del Socorro exterior los asaltantes tienen una torre muy cercana a la misma que impide coger carrera suficiente, problema número uno; pero es que a su vez la torre, junto con el adarve de la muralla y la gran torre que forma la propia puerta ocupan tres de los cuatro lados del asalto, es decir, desde ellos se puede hostigar a cualquiera que se acerque a la puerta, problema número dos. En un hipotético caso que se derribase la puerta exterior hay que acceder al interior de la cámara, hacer un giro de 90º (en forma de “L”) para volver a encontrarnos con otra nueva puerta que derribar, en este caso la que da acceso al interior de la villa, problema número tres. Incluso estando en el interior de la puerta podríamos encontrarnos con más problemas, hay investigadores que han querido ver en el techo de la misma una buhedera, que consiste en un agujero realizado en una fortaleza para defenderla, lo podemos ilustrar cinematográficamente con el famoso aceite hirviendo que se lanza desde los almenas a los atacantes, aunque a efectos disuasorios el agua hirviendo es igual de fastidiosa para los que se encontraban al pie de la muralla y además, más barata.
parte superior de la torre defensiva


Posible buhedera
Ya que hemos explicado los problemas del asedio, entremos en la Puerta, lo primero que nos llama la atención es que, en caso de asalto, la estrechez de las puertas dejarían pasar a un hombre a caballo o a dos o tres a la vez, que a su vez deberían hacer el giro de 90º en su interior (más problemas).


bóveda de cañón
        Arquitectónicamente si posee una diferencia con respecto a las demás puertas; coincide en los arcos de herraduras enmarcados en un alfiz rehundido, la planta con forma de “L”, la utilización de sillares y tapial y otros menores, pero si observamos su techo es el único de las puertas principales que no es una bóveda semihesférica, sino una de cañón. Tampoco podemos observar restos de escalera de acceso a la parte superior de la torre. Pensamos que la parte alta se transformaría en algún momento posterior a la conquista, a la vez que la escalera interior desapareció por no ser necesaria, de hecho si cruzamos al interior de la villa y miramos haccia la calle de la derecha (la calle Escalera) veremos los restos de la última escalera de acceso al adarve de la muralla que se conserva en todo el recinto. Para reforzar un poco nuestra teoría de la posterior transformación también nos basamos en que es la única que conserva merlones y almenas en su parte superior y en las proximidades, quizás contemporáneos de la posterior obra de “restauración”.

        Aquí dejamos esta etapa, recién entrados en el interior de Niebla y contemplando un edificio que explicaremos en la siguiente entrada.
        Para todas estas entradas estamos utilizando fotografías que ya teníamos o tirando de fondo web, nos encantaría poder realizarlas lo más actuales posibles, pero NOSOTROS NOS QUEDAMOS EN CASA.
        Pelayo Castillo Palacios y Antonio Bonilla Giles.

miércoles, 15 de abril de 2020

ETAPA 7. SOMOS "ILIPLENSES"


        Hoy no vamos a caminar, nos sentaremos a la sombra del recorrido (o al sol si hace fresco) y vamos a explicar porqué nuestro gentilicio es “iliplense”. Como tantas otras y de forma generalizada, se basa en el nombre romano de Niebla, ILIPLA. Gentilicio proviene de gens, gentis (tribu o familia), en la época romana era importante pertenecer a una comunidad o ciudad, por eso la mayoría de gentilicios provienen de esta época, además de ser el origen de la mayor parte de las fuentes escritas que hoy conocemos.
        Voy a utilizar una serie de diapositivas que realicé cuando en el año 2015 en el club de pensionistas “Raíces” llevamos a cabo una serie de conferencias / charlas sobre nuestro patrimonio e historia, quien sabe, igual algún día volvamos a tener la oportunidad.
      No me extenderé demasiado y dejaré que los esquemas interpreten las distintas teorías, aunque sí os comentaré que no es un campo, el de la etimología, en el que se ha investigado muy poco desde hace bastante tiempo.
       Sabemos el nombre romano, pero ¿cómo se llamaba antes? Pues allá van tres teorías, basadas en el origen de Niebla como ciudad, aunque hoy sabemos que es más antiguo que el supuesto hace tiempo.



        Todas acabarían en el nombre romano de la ciudad, del que si tenemos constancia en las monedas que se acuñaron en la propia Ilipla.

        La siguiente evolución es más fonética que las anteriores (geopolíticas) y el nombre de Niebla fue variando con la pronunciación de los locales y los geógrafos de cada época.


        Como veis he descartado las dos que no contemplan le denominación del periodo Visigodo, Elepla.



        Como podemos suponer el último salto del nombre musulmán al cristiano no fue difícil, llegando a nuestra Niebla actual. Así pues cuando decimos que somos iliplenses nos cargamos de la misma historia de la ciudad que nos ha visto nacer, crecer o madurar.
        Id cogiendo fuerza que estamos aún al principio de la visita.
Pelayo Castillo y Antonio Bonilla.

viernes, 3 de abril de 2020

ETAPA 6: LAS MURALLAS MUSULMANAS



         

       Caminamos un poco más adelante por la Ronda de Jerusalén y nos podemos sentar en alguno de los bancos mirando hacia la muralla, quizás el emblema y la imagen más característica de Niebla, pero, ¿cómo y cuándo se hicieron las murallas?
        Empecemos por la segunda cuestión, cuándo, porque la respuesta es obvia, la muralla es musulmana o “mora” como siempre se ha dicho, pero desde 713 a 1262 van 550 años de dominación musulmana en Niebla, afinemos un poco.

          Partamos de la base que lo que hoy vemos es en su mayor parte de la misma época, ya que los grandes sillares romanos que en su día formaron una muralla, hoy son refuerzos que se utilizaron en su momento para dar fortaleza al tapial musulmán, es decir, como tantos restos son material de acarreo reutilizado en algún momento. Así pues nos centramos en la famosa muralla musulmana de Niebla. Son dos teorías las que le dan distinto origen (hemos descartado las de origen califal), uno lo coloca en el periodo almorávide, una dinastía magrebí que llegó a la Península a finales del siglo XI, aunque es la menos aceptada. Nos centraremos en la que los investigadores consideran apropiada. La época almohade de Niebla.
        Partamos de 1154, cuando los almohades conquistan Niebla, parece ser que se promulga una especie de “unificación arquitectónica” por parte de estos nuevos dominadores de al-Andalus, o lo que es lo mismo la forma de construir murallas y estructuras fortificadas se unifica, bien en base a criterios estilísticos o meramente un mismo equipo de alarifes que fueron construyendo por las principales plazas fuertes. Lo que parece cada vez más contrastado es que en el material de relleno del tapial encontramos cerámica almohade, al menos así me lo manifestó el fallecido Paco Gómez durante sus diversas actuaciones en el patrimonio iliplense, con lo cual las murallas no deben ser anteriores.
        Algunas cuestiones formales. Como vimos en una entrada anterior no sabemos con seguridad cuántas torres sirven de sustento y refuerzo al recinto amurallado de Niebla ya que algunas son malas reconstrucciones y en otros lugares han desaparecido. Nos vamos a centrar cómo lograron las alturas que hoy vemos con tierra y barro prensado; básicamente es la construcción a base de “tapial” o tabiya que se ha ido utilizando hasta el propio siglo XX en muchos tapiales (de ahí su nombre), muros y paredes de todo tipo en las construcciones iliplenses. Veamos l siguiente esquema:



construyendo tapial en Marruecos actual

      Como vemos, se van haciendo cajones de tierra y materiales varios mediante un encofrado con tablones de madera que permiten rellenar su interior y apisonarlos con mazas y otros elementos; estos cajones de tapial unidos van conformando hileras que, una sobre otra alcanzarán la altura deseada. Quiero detenerme especialmente en las “agujas”, eran agujeros donde se insertaban listones de madera que servían para sustentar los tablones que forman el encofrado, una vez terminado, con el material compactado, se cortaban a ras de pared y se colocaban unos nuevos en el siguiente cajón; con el paso del tiempo y dada su naturaleza de madera, ésta se iba pudriendo y perdiendo por las inclemencias del tiempo, dando lugar a las oquedades o agujeros que tanto hemos visto en nuestras murallas desde pequeños, en definitiva, los lugares ideales para que anidasen un animal eminentemente urbano y que dio lugar a un gentilicio popular para los habitantes de Niebla, el “cernícalo”.
         Me consta que en los años 90 del pasado siglo Niebla tenía la mayor colonia de cernícalos primilla de toda Europa, pero los cambios en sus hábitat de anidamiento y alimentación han hecho que, lo que fue la típica mascota de niños iliplenses (cogidos a base de tarascas) haya abandonado las murallas donde vivió durante tanto tiempo.
        De nuevo parte del patrimonio, en este caso zoológico, de Niebla que vamos perdiendo.
         Hecho este necesario inciso continuemos con la murallas y su construcción. Hablamos del encofrado entre tablones, el interior se rellena con materiales disponibles, en el caso de Niebla cerámica (que nos ayudan a datar la muralla) y sobretodo de las orillas del río Tinto, principalmente piedras y el barro rojizo tan característico de nuestro río; lo que nos lleva de nuevo a otra curiosidad histórica. Entre los diversos geógrafos musulmanes que pasaron y visitaron Niebla durante su periodo andalusí hubo quien la denominó Labla al-Hamra o lo que es lo mismo “la roja”, tanto por el tapial usado en su construcción como por el posible enlucido del tapial del que tan sólo quedaban hace unos años pequeños restos cubiertos por vegetación que quizás hoy ya hallamos perdido, os los enseñaré más adelante.
          El remate de la construcción solía ser más decorativo ya que las juntas de los cajones de tapial se decoraban con un “encintado” de argamasa más clara, con una o dos funciones, la primera era decorativa y la segunda algo más funcional, dándole aspecto de grandes sillares de piedra y de mayor robustez a la muralla, aunque ésta última está cogida un poco con pinzas porque de por sí el trazado y altura del recinto más el número de torres cuadradas que la protegen tuvieron que ser de por sí suficientemente imponentes para aquellos que las contemplaron en su máximo esplendor.
detalles de encintado y agujeros de agujas
       No sabemos si estuvieron rematadas de almenas y merlones, de los que sólo nos quedan unos cuantos en la Puerta del Socorro, lo que sí nos constan son construcciones posteriores en lugares estratégicos, como cámaras realizadas en ladrillo sobre las torres de esquina como la que hace poco dejamos atrás.
       Con esta introducción pensemos en la importancia de una obra que supuso casi 2 kilómetro de perímetro amurallado para proteger a la que fue la capital del último reino taifa del occidente peninsular… pero eso será contado más adelante.
       Hoy, como día especial por todas las circunstancias que nos rodean, os dejo una imagen que no podremos disfrutar como cada Viernes de Dolores, pero que forma parte de uno de los más bellos Vía Crucis que se pueden contemplar, animo a todos aquellos que tengan tiempo y lugar a disfrutar del mismo cualquier previa de Semana Santa futura.
Vía Crucis parroquial año 2009