Caminamos
un poco más adelante por la Ronda de Jerusalén y nos podemos sentar
en alguno de los bancos mirando hacia la muralla, quizás el emblema
y la imagen más característica de Niebla, pero, ¿cómo y cuándo
se hicieron las murallas?
Empecemos
por la segunda cuestión, cuándo, porque la respuesta es obvia, la
muralla es musulmana o “mora” como siempre se ha dicho, pero
desde 713 a 1262 van 550 años de dominación musulmana en Niebla,
afinemos un poco.
Partamos
de la base que lo que hoy vemos es en su mayor parte de la misma
época, ya que los grandes sillares romanos que en su día formaron
una muralla, hoy son refuerzos que se utilizaron en su momento para
dar fortaleza al tapial musulmán, es decir, como tantos restos son
material de acarreo reutilizado en algún momento. Así pues nos
centramos en la famosa muralla musulmana de Niebla. Son dos teorías
las que le dan distinto origen (hemos descartado las de origen
califal), uno lo coloca en el periodo almorávide, una dinastía
magrebí que llegó a la Península a finales del siglo XI, aunque es
la menos aceptada. Nos centraremos en la que los investigadores
consideran apropiada. La época almohade de Niebla.
Partamos
de 1154, cuando los almohades conquistan Niebla, parece ser que se
promulga una especie de “unificación arquitectónica” por parte
de estos nuevos dominadores de al-Andalus, o lo que es lo mismo la
forma de construir murallas y estructuras fortificadas se unifica,
bien en base a criterios estilísticos o meramente un mismo equipo de
alarifes que fueron construyendo por las principales plazas fuertes.
Lo que parece cada vez más contrastado es que en el material de
relleno del tapial encontramos
cerámica almohade, al menos así me lo manifestó el fallecido Paco
Gómez durante sus diversas actuaciones en el patrimonio iliplense,
con lo cual las murallas no deben
ser anteriores.
Algunas
cuestiones formales. Como vimos en una entrada anterior no sabemos
con seguridad cuántas torres sirven de sustento y refuerzo al
recinto amurallado de Niebla ya que algunas son malas
reconstrucciones y en otros lugares han desaparecido. Nos
vamos a centrar cómo lograron las alturas que hoy vemos con tierra y
barro prensado; básicamente es la construcción a base de “tapial”
o tabiya
que se ha ido utilizando hasta el propio siglo XX en muchos tapiales
(de ahí su nombre), muros y paredes de todo tipo en las
construcciones iliplenses. Veamos l siguiente esquema:
construyendo tapial en Marruecos actual
Como
vemos, se van haciendo cajones de tierra y materiales varios mediante
un encofrado con tablones de madera que permiten rellenar su interior
y apisonarlos con mazas y otros elementos; estos cajones de tapial
unidos van conformando hileras que, una sobre otra alcanzarán la
altura deseada. Quiero detenerme especialmente en las “agujas”,
eran agujeros donde se insertaban listones de madera que servían
para sustentar los tablones que forman el encofrado, una vez
terminado, con el material compactado, se cortaban a ras de pared y
se colocaban unos nuevos en el siguiente cajón; con el paso del
tiempo y dada su naturaleza de madera, ésta se iba pudriendo y
perdiendo por las inclemencias del tiempo, dando lugar a las
oquedades o agujeros que tanto hemos visto en nuestras murallas desde
pequeños, en definitiva, los lugares ideales para que anidasen un
animal eminentemente urbano y que dio lugar a un gentilicio popular
para los habitantes de Niebla, el “cernícalo”.
Me
consta que en los años 90 del pasado siglo Niebla tenía la mayor
colonia de cernícalos primilla de toda Europa, pero los cambios en
sus hábitat de anidamiento y alimentación han hecho que, lo que fue
la típica mascota de niños iliplenses (cogidos a base de tarascas)
haya abandonado las murallas donde vivió durante tanto tiempo.
De
nuevo parte del patrimonio, en este caso zoológico, de Niebla que
vamos perdiendo.
Hecho
este necesario inciso continuemos con la murallas y su construcción.
Hablamos del encofrado entre tablones, el interior se rellena con
materiales disponibles, en el caso de Niebla cerámica (que nos
ayudan a datar la muralla) y sobretodo de las orillas del río Tinto,
principalmente piedras y el barro rojizo tan característico de
nuestro río; lo que nos lleva de nuevo a otra curiosidad histórica.
Entre
los diversos geógrafos musulmanes que pasaron y visitaron Niebla
durante su periodo andalusí hubo quien la denominó Labla
al-Hamra
o lo que es lo mismo “la roja”, tanto por el tapial usado en su
construcción como por el posible enlucido del tapial del que tan
sólo quedaban hace unos años pequeños restos cubiertos por
vegetación que quizás hoy ya hallamos perdido, os los enseñaré
más adelante.
El
remate de la construcción solía ser más decorativo ya que las
juntas de los cajones de tapial se decoraban con un “encintado”
de argamasa más clara, con una o dos funciones, la primera era
decorativa y la segunda algo más funcional, dándole aspecto de
grandes sillares de piedra y de mayor robustez a la muralla, aunque
ésta última está cogida un poco con pinzas porque de por sí el
trazado y altura del recinto más el número de torres cuadradas que
la protegen tuvieron que ser de por sí suficientemente imponentes
para aquellos que las contemplaron en su máximo esplendor.
detalles de encintado y agujeros de agujas
No
sabemos si estuvieron rematadas de almenas y merlones, de los que
sólo nos quedan unos cuantos en la Puerta del Socorro, lo que sí
nos constan son construcciones posteriores en lugares estratégicos,
como cámaras realizadas en ladrillo sobre las torres de esquina como
la que hace poco dejamos atrás.
Con
esta introducción pensemos en la importancia de una obra que supuso
casi 2 kilómetro de perímetro amurallado para proteger a la que fue
la capital del último reino taifa del occidente peninsular… pero
eso será contado más adelante.
Hoy,
como día especial por todas las circunstancias que nos rodean, os
dejo una imagen que no podremos disfrutar como cada Viernes de
Dolores, pero que forma parte de uno de los más bellos Vía Crucis
que se pueden contemplar, animo a todos aquellos que tengan tiempo y
lugar a disfrutar del mismo cualquier previa de Semana Santa futura.
Vía Crucis parroquial año 2009
Muchas gracias por seguir enriqueciendo mis conocimientos sobre la historia de los monumentos de la ciudad donde nací y transcurrieron parte de mi infancia/adolescencia. Cordiales saludos.
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