"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

sábado, 9 de junio de 2018

NIEBLA. 1767




Don Juan Ortiz Abreu, que heredó de su noble familia, entre otros muchos bienes, una casa en la calle Real, acaba de llegar de sus tierras montado a caballo; ha observado como el animal tiene problemas con una de sus herraduras y se lo entrega a Joaquín, su vecino de “color pardo” que en numerosas ocasiones le hace de sirviente y recadero –llévaselo a Pedro, el herrador, en el Arrabal Nuevo, y dile que lo necesito listo para esta tarde que he quedado con don Diego Monsalve, el Teniente de Alcalde, en su casa de la calle Cruz para unos negocios- el encargo es sencillo puesto que sólo tiene que atravesar la Plaza de San Martín y salir por la puerta del Socorro para llegar al Arrabal.

Joaquín aprovechará para recoger unos quesos en casa de José García, el cabrero, que vive unos metros más allá, en el Arrabal Viejo; se los ha encargado la viuda de don Domingo Ortiz que, desde que falleció su marido, apenas sale de su casa en la calle Botica.

Tras los recados, toma la calle Botica abajo y en su continuación por la calle Espejo se cruza con don José Moreno, médico titular de la villa quien, por la prisa que lleva, tiene algún paciente que atender…





Hemos querido empezar con una pequeña ficción pero, como diría cualquier película propicia para la siesta de verano “basada en hechos reales”, de hecho todos los cargos, trabajos, nombres de personas y callejero están sacados del padrón de vecinos de Niebla de 1767.




Hoy día 9 de junio es el “Día Internacional de los Archivos” y, dada la labor que llevamos realizando durante los últimos años en nuestro Archivo Histórico, queríamos celebrarlo con un pequeño análisis de este padrón, el más antiguo que hemos encontrado hasta la fecha.

En primer lugar hay que reseñar que los padrones de vecindario sin motivo específico como pudiesen ser los fiscales, de alistamiento, de repartimientos de impuestos, etc. se comienzan a realizar en el segundo tercio del siglo XVIII, con lo cual podemos considerar este de 1767 como uno de los más antiguos a nivel local, siempre dentro de la inespecifidad anteriormente explicada. También tenemos que tener en cuenta que lo que se relacionan son “vecinos”, normalmente cabezas de familia, con lo cual tenemos que aplicar un coeficiente aproximado de personas para suponer los habitantes de Niebla en cuestión, lo más aceptado para este siglo es 1 / 4, es decir, cada vecino supone 4 habitantes.

Partimos de la base de que están recogidos 199 vecinos con lo cual podemos aproximar unos 800 habitantes para la Niebla de 1767, pero también es importante saber que en este padrón no se recoge la población dispersa, tanto en viviendas rurales aisladas como en posibles caseríos dependientes de la villa, con lo cual estamos refiriéndonos a los pobladores del núcleo habitado principal de la villa.






Podemos observar cómo muchas calles han mantenido sus nombres, aunque pensamos que son sólo las principales y referentes, obviando los callejones y otras más pequeñas anexas a estas principales,  el “Barrio de Santiago” lo confirma. Por otros padrones y censos estudiados podemos decir que:


-       La calle de la Botica es la actual calle Hermanos Monsalve.
-     La calle Doctores también se encontraría cerca de la calle Hnos. Monsalve, ya que a veces aparece junto a la del Arco.
-       La calle Convento es la actual Almirante Pinzón / Padre Jesús Nazareno.
-     Hasta la fecha no hemos podido situar exactamente la Plazuela de Santa María, que suponemos cercana a la plaza homónima.

Sobre la distribución de los habitantes nos llama poderosamente la atención los escasos vecinos de la Plaza de Santa María, con sólo 4, lo que contrasta con todos los censos y padrones posteriores. A falta de estudiar a fondo la documentación de esta fecha concreta podemos tan sólo suponer que el terremoto de Lisboa de 1755, y según las crónicas sobre los daños que produjo, fue el causante. Primero por su cercanía temporal, solo 12 años antes, también sabemos que el grueso de las casas consistoriales se encontraba en la citada plaza, céntrica en lo geográfico y en lo sociopolítico; sabemos que estas casas consistoriales resultaron muy dañadas en el terremoto, con lo cual suponemos que todavía no se habían recuperado los edificios destruidos y, de ahí, su reducido número de vecinos.

Sin querer ahondar demasiado en el padrón veamos ciertos elementos sociales que nos han llamado especialmente la atención:




De menor a mayor, la población de Niebla se compone de 2 nobles, un 1% del vecindario; probablemente con un grado menor de nobleza o hidalgos, dado el carácter señorial de Niebla, dependiente de un grande como el duque de Medinasidonia.


El número de eclesiásticos, 7, comprende tanto al cura párroco como a otros 6 miembros del convento de Santo Domingo, todos empadronados en la correspondiente ubicación.

Como cabezas de familia, a falta del varón, aparecen 15 viudas (7,5%), pero no con su nombre propio, se les empadrona como “viuda de…” y el correspondiente nombre del marido fallecido.

Con el tratamiento de “Don” aparecen 21 vecinos, más los 2 nobles y los 7 eclesiásticos, lo que suponen el 15% del total, normalmente estas personas suelen venir acompañadas de algún cargo político local (regidor, teniente del alcalde, alguacil, diputado, procurador de causas) o empleo de cierta importancia (médico titular, abogado, escribano).

Por último un número importante de personas cuya anotación es la de “color pardo”, 30 vecinos (15%) cuyos orígenes africanos son indudables y corroboran la presencia de descendientes de esclavos que en padrones posteriores se denominarán como de “color moreno”. Todavía en 1950 el antropólogo Arcadio de Larrea cuantifica unos 500 negros en la provincia de Huelva, distribuidos en 5 poblaciones: Huelva, Moguer, palos, Gibraleón y Niebla.

Estos estudios y otros similares hacen que las horas dedicadas al estudio de nuestro Archivo Histórico merezcan la pena. Queremos igualmente felicitar a todos aquellos investigadores que dedican su esfuerzo al conocimiento de nuestra sociedad pretérita.

¡Feliz Día Internacional de los Archivos!

Pelayo Castillo Palacios
Antonio Bonilla Giles


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