Don
Juan Ortiz Abreu, que heredó de su noble familia, entre otros muchos bienes,
una casa en la calle Real, acaba de llegar de sus tierras montado a caballo; ha
observado como el animal tiene problemas con una de sus herraduras y se lo entrega
a Joaquín, su vecino de “color pardo” que en numerosas ocasiones le hace de
sirviente y recadero –llévaselo a Pedro,
el herrador, en el Arrabal Nuevo, y dile que lo necesito listo para esta tarde
que he quedado con don Diego Monsalve, el Teniente de Alcalde, en su casa de la
calle Cruz para unos negocios- el encargo es sencillo puesto que sólo tiene
que atravesar la Plaza de San Martín y salir por la puerta del Socorro para
llegar al Arrabal.
Joaquín
aprovechará para recoger unos quesos en casa de José García, el cabrero, que
vive unos metros más allá, en el Arrabal Viejo; se los ha encargado la viuda de
don Domingo Ortiz que, desde que falleció su marido, apenas sale de su casa en
la calle Botica.
Tras
los recados, toma la calle Botica abajo y en su continuación por la calle
Espejo se cruza con don José Moreno, médico titular de la villa quien, por la
prisa que lleva, tiene algún paciente que atender…
Hemos
querido empezar con una pequeña ficción pero, como diría cualquier película
propicia para la siesta de verano “basada en hechos reales”, de hecho todos los
cargos, trabajos, nombres de personas y callejero están sacados del padrón de vecinos de Niebla de 1767.
Hoy
día 9 de junio es el “Día Internacional de los Archivos” y, dada la labor que llevamos
realizando durante los últimos años en nuestro Archivo Histórico, queríamos
celebrarlo con un pequeño análisis de este padrón, el más antiguo que hemos
encontrado hasta la fecha.
En primer
lugar hay que reseñar que los padrones de vecindario sin motivo específico como
pudiesen ser los fiscales, de alistamiento, de repartimientos de impuestos,
etc. se comienzan a realizar en el segundo tercio del siglo XVIII, con lo cual
podemos considerar este de 1767 como uno de los más antiguos a nivel local,
siempre dentro de la inespecifidad anteriormente explicada. También tenemos que
tener en cuenta que lo que se relacionan son “vecinos”, normalmente cabezas de
familia, con lo cual tenemos que aplicar un coeficiente aproximado de personas
para suponer los habitantes de Niebla en cuestión, lo más aceptado para este
siglo es 1 / 4, es decir, cada vecino supone 4 habitantes.
Partimos
de la base de que están recogidos 199 vecinos con lo cual podemos aproximar unos 800 habitantes para la Niebla de 1767, pero también es importante saber que en
este padrón no se recoge la población dispersa, tanto en viviendas rurales
aisladas como en posibles caseríos dependientes de la villa, con lo cual
estamos refiriéndonos a los pobladores del núcleo habitado principal de la
villa.
Podemos
observar cómo muchas calles han mantenido sus nombres, aunque pensamos que son
sólo las principales y referentes, obviando los callejones y otras más
pequeñas anexas a estas principales, el “Barrio
de Santiago” lo confirma. Por otros padrones y censos estudiados podemos decir
que:
- La
calle de la Botica es la actual calle Hermanos Monsalve.
- La
calle Doctores también se encontraría cerca de la calle Hnos. Monsalve, ya que a veces aparece junto a la
del Arco.
- La
calle Convento es la actual Almirante Pinzón / Padre Jesús Nazareno.
- Hasta
la fecha no hemos podido situar exactamente la Plazuela de Santa María, que
suponemos cercana a la plaza homónima.
Sobre
la distribución de los habitantes nos llama poderosamente la atención los
escasos vecinos de la Plaza de Santa María, con sólo 4, lo que contrasta con
todos los censos y padrones posteriores. A falta de estudiar a fondo la
documentación de esta fecha concreta podemos tan sólo suponer que el terremoto
de Lisboa de 1755, y según las crónicas sobre los daños que produjo, fue el
causante. Primero por su cercanía temporal, solo 12 años antes, también sabemos
que el grueso de las casas consistoriales se encontraba en la citada plaza,
céntrica en lo geográfico y en lo sociopolítico; sabemos que estas casas
consistoriales resultaron muy dañadas en el terremoto, con lo cual suponemos
que todavía no se habían recuperado los edificios destruidos y, de ahí, su
reducido número de vecinos.
Sin
querer ahondar demasiado en el padrón veamos ciertos elementos sociales que nos
han llamado especialmente la atención:
De menor
a mayor, la población de Niebla se compone de 2 nobles, un 1% del vecindario; probablemente
con un grado menor de nobleza o hidalgos, dado el carácter señorial de Niebla,
dependiente de un grande como el duque de Medinasidonia.
El
número de eclesiásticos, 7, comprende tanto al cura párroco como a otros 6
miembros del convento de Santo Domingo, todos empadronados en la
correspondiente ubicación.
Como
cabezas de familia, a falta del varón, aparecen 15 viudas (7,5%), pero no con
su nombre propio, se les empadrona como “viuda de…” y el correspondiente nombre
del marido fallecido.
Con el
tratamiento de “Don” aparecen 21 vecinos, más los 2 nobles y los 7
eclesiásticos, lo que suponen el 15% del total, normalmente estas personas
suelen venir acompañadas de algún cargo político local (regidor, teniente del
alcalde, alguacil, diputado, procurador de causas) o empleo de cierta
importancia (médico titular, abogado, escribano).
Por
último un número importante de personas cuya anotación es la de “color pardo”,
30 vecinos (15%) cuyos orígenes africanos son indudables y corroboran la
presencia de descendientes de esclavos que en padrones posteriores se
denominarán como de “color moreno”. Todavía en 1950 el antropólogo Arcadio de Larrea
cuantifica unos 500 negros en la provincia de Huelva, distribuidos en 5 poblaciones:
Huelva, Moguer, palos, Gibraleón y Niebla.
Estos
estudios y otros similares hacen que las horas dedicadas al estudio de nuestro
Archivo Histórico merezcan la pena. Queremos igualmente felicitar a todos
aquellos investigadores que dedican su esfuerzo al conocimiento de nuestra
sociedad pretérita.
¡Feliz
Día Internacional de los Archivos!
Pelayo
Castillo Palacios
Antonio
Bonilla Giles
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