"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

sábado, 5 de noviembre de 2011

¡¡¡QUIERO MI PERO!!!

            ¡Dios, que trabajo me ha costado escribir esta entrada!
            Os juro que le he dado mil vueltas, una y otra vez lo he iniciado y al final se quedaba en la papelera (de reciclaje, que ahora hasta eso ha cambiado). Pero si no lo escribo reviento.
            Desde pequeño, la fiesta que más me gustaba de Niebla era la Feria. Recuerdo que mi abuelo Mercedonio me llevaba al Real de la Feria de la mano, cuando mi cabeza ni siquiera llegaba a rozar la panza de los burros, él miraba las bestias con ojos expertos, curtidos al sol de las “viñas viejas”; para mí eran gigantescos monstruos, todos iguales, que amenazaban con aplastarme de un pisotón. Igualmente recuerdo como me enseñaba las “mataduras” e intentaba aleccionarme sobre anatomía mular; no tardaba mucho en aparecer el tratante vendiendo las excelencias de tan maravilloso équido, el regateo estaba servido. Sin intención alguna de compra, hoy creo que lo verdaderamente divertido era ese tira y afloja verbal, saber hasta dónde puede llegar cada uno… la palabra, el vehículo de sentimientos más bello que existe.
            El paseo por el Real solía acabar por extenuación “abuelo, estoy cansado…” o, las menos veces, por una contestación desabrida a algún gitano; hoy puede ser políticamente incorrecto, pero mi abuelo nunca ocultó su animadversión a la palabrería vacía y aduladora de éstos cuando intentaban venderle algo; aún así reconozco que las famosas “maldiciones gitanas” me horrorizaban como a cualquier niño.
            Del Real a casa, pasando por la Plaza de la Feria. Hoy su nombre ha perdido sentido, pero hace algunos años era el centro neurálgico de la fiesta; como dos círculos concéntricos los puestos se disponían alrededor de la misma. Entrar en la plaza era toda una experiencia sensorial, los colores marrones, ocres, bronces y amarillos; el sonido del metal (ese que tanto había que frotar con limón para sacarle brillo), el acento serrano de los vendedores y las castañas o nueces cayendo en los platillos del peso; el olor a cuero, aperos de labranza, dulce de turrón y piñonate. El sabor… mis favoritos: el alfajor y el pero; me encantan los postres, los alfajores caseros con esa masa de almendras que, de dulce se te agarraba a la garganta, escoltada por sus dos láminas de oblea; nunca había dos iguales, la producción industrial no había llegado aún, de hecho, la mayor sofisticación consistía en comprarlos en paquetes de cinco, envueltos en celofán amarillo transparente atados con una cinta roja (era la versión de lujo). Pero la estrella de la Feria, al menos en mi caso, eran los peros, enormes, amarillos, con sus pequeñas pecas marrones, jugosísimos y con un sabor que aún hoy se funde en mi boca al recordarlo. Durante muchos años, todos los que mi trabajo me ha permitido, venía a Niebla en To’santos y aplacaba mi “mono de pero”; os juro que no volvía a comerme una manzana hasta después de Navidades, cualquier comparación era terriblemente odiosa.
            Este año, como siempre, he buscado ansioso ese puesto lleno de sacos de rafia, repletos de otoño en forma de nueces y castañas, mientras la saliva se iba acumulando en mi boca tan sólo de pensar en morder un pero, sin pelar, sin lavar. ¡Oh desilusión!, por primera vez Niebla se ha quedado sin mi manjar favorito ¿premonitorio?, no sé, pero en estos tiempos de grandes superficies y de balanzas económicas hemos cambiado lo productivo por lo sentimental.
            Esta Feria ha sido un poco más triste, me dan ganas de ponerme a llorar como un niño y gritar ¡¡¡Quiero mi pero!!!


6 comentarios:

  1. Pelayo, ¡cuántos recuerdos me ha traído esta entrada que tanto te ha costado hacer! En primer lugar, tu abuelo: Mercedonio. Yo no le recuerdo, pero sí las veces que lo nombraba mi padre. No había vuelto a oír su nombre desde hace... siglos, y me ha devuelto por un momento a aquellos días de infancia, como casi siempre tu blog.
    Y encima, ¡los peros! También es uno de mis flash más frecuentes: para mí la feria de Niebla es, también, los puestos de manzanas y peros en la plaza de la Feria. El olor... aunque no me gustan las manzanas, pero siempre me daban ganas al olerlas. Fíjate, ¡yo las recordaba rojas, no amarillas! Pero pensar que ya no estén... como tantas cosas que deben faltar... por eso quizá te digo que prefiero quedarme con los recuerdos más que con los hechos actuales. Es como morir lentamente.
    Ese pero que tú añoras es el símbolo de la infancia y la adolescencia perdidas y que regresaban unos minutos en cada feria de Tosantos, se lo ha llevado todo, te sientes estafado, ¿verdad? No sabes cómo comparto tu sentimiento.
    Y así va pasándonos con todo... Muchos besos apretaos y un aroma a pero para el recuerdo.

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  2. Jana, es ese sentimiento de estafa el que ha hecho que me costase tanto.
    Había dos tipos de manzanas, las rojas y las amarillas, que son a las que realmente se les llama peros, cuando voy al super normalmente compro la variedad "Golden" que se supone es la misma, pero ese olor dulce de otoño sólo lo encontraba en mi Feria. No podemos evitar que la modernidad haya devorado nuestra infancia, pero sus recuerdos seguirán siempre dentro de nuestra alma y, mientras pueda, me encargaré de recordarlos por escrito en mi blog.
    Gracias por tus sentimientos amiga.
    Besos apretaos.

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  3. Hola Pelallo, te cambio el pero por una TOSTADA CON MANTECA y brindamos con un colacao por los recuerdos del pasado. como cambia la vida ¿verdad?
    Saludos.

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  4. Por supuesto Juani, me encantaría compartir recuerdos del pasado, vivencias del presente y proyectos del futuro delante de una buena TOSTÁ (me sabe hasta mejor si se escribe así). A tu entera disposición.
    Por cierto ya me han dicho que sí había un puesto con peros, lo que sucede es que yo no lo vi y el día que salí a comprar castañas (después de la cena de Hermandad) sería un poco tarde y ya estaba cerrado... una verdadera lástima.
    Gracias Juani por leerme y sobre todo por escribir.
    Saludos

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  5. Yo tengo 35 años y aún me sigo tomando mi cola cao todas las mañanas, y también soy adicto al pero de la feria que es como yo lo llamo, es más en plena feria aunque a 1100Km me los compré(los peros), aunque sin mucho acierto, las cosa cambian, no saben igual, es más no huelen a feria. Un saludo.

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  6. Como tú muy bien dices "no huele a feria" y esa precisamente es la idea de este blog, despertar los sentidos, esos que de pronto, a 1100 kms. te hacen cerrar los ojos por la calle porque has oído, olido, saboreado, visto o tocado algo que te teletransportó a tu tierra de repente.
    Saludos

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