Esta
vez trataremos de un personaje que nos ha tenido siempre pendientes en nuestras
investigaciones: El maestro Juan de Dios
Salvatierra.
Por
el lugar donde encontramos por primera vez su nombre escrito pensamos en un
maestro de los que el cabildo contrataba para enseñar a los niños iliplenses,
quien, por motivos que desconocíamos, se enterró en un sitio privilegiado, en
la cripta que hay bajo el altar mayor de la iglesia de Santa María.
De
esta forma sólo teníamos un nombre y una cripta, en la que se encuentran otros
nombres que intentaremos desvelar en posteriores entradas. Dice el refranero
español que “no hay mal que por bien no venga” y en este caso la imposibilidad
de seguir trabajando en nuestro Archivo Histórico nos hizo tomar otra fuente
que teníamos pendiente, en sólo dos visitas ya está produciendo historia
iliplense de la buena, el Archivo Diocesano de Huelva.
Os
ponemos la transcripción de un documento inserto en la sección Gobierno, caja
“Niebla 1838-1937”
Don
Juan de Dios Salvatierra, maestro / de alarife de esta villa /
Certifico
que, habiendo reconocido / el edificio iglesia parroquial con el / título de
Santa María de Granada, lo / he allado no solo con la sacristía des- / truida
completamente, sino es también la / techumbre de la iglesia descubierta / por
muchas partes, sus muros abiertos / los arcos sentidos por sus claves y la /
torre también fatal; de modo que el / edificio amenaza una ruina bien fatal /
que necesita por consiguiente una pronta / reparación que, a mi ber, se
necesita / para dicha reparación 1400 reales, advirtiendo / que, de no acerla,
sería sumo el costo y / acaso imposible si llegase a arruinar- / se y aunque se
halla en esta villa / otra iglesia con el título de San Mar- / tín, después de
haberla reconocido se ha- / lla en peor estado todo lo que para los efec- //
tos conbenientes certifico. /
Niebla
y julio, 29 de 1844 /
Juan
de Dios Salvatierra [firma]
Realmente
fue la firma de este documento la que nos llevó a una conclusión distinta a la
suposición inicial.
Si
observamos, la firma es idéntica en ambos casos, en el certificado y en la
pared de la cripta, por lo que, obviando que Juan de Salvatierra no pudo haber
firmado en su lápida, pensamos que fue el maestro de obras encargado de reparar
la iglesia de Santa María y que dejó su firma en un lugar poco visible; aunque
actualmente veamos en primer plano la firma del alarife, si nos ubicamos en la
disposición original de la cripta, a la que se entraba por la parte delantera
del ábside, el nombre del albañil quedaba oculto y al fondo.
Ya
puestos quisimos bucear un poco más en la biografía de Juan de Salvatierra y
encontramos una vida que peculiar y que refleja una situación bastante común en
el siglo XIX español:
Aunque
la referencia más antigua de Juan de Salvatierra es la de 1844, del Archivo
Diocesano, no encontramos a este maestro albañil en los padrones de vecindario
hasta 1851; Juan, natural de Utrera (Sevilla) y de 42 años, en 1851 vivía en la
Plaza de la Constitución (actual Plaza de Santa María) con su mujer María
Carrasco Mora, natural de Bonares, de 32 años y con sus hijos de 7 años Antonio
y María (mellizos/gemelos?); nos llama la atención que sus hijos son naturales
de Niebla, y, sin embargo, ni Juan Ni su familia aparecen en los padrones de
1845 ni en 1850. Puede ser debido a un error en la elaboración de los padrones,
que omitieron esta familia (algo poco creible), que vivían en otra localidad
(acaso Bonares, de donde era su mujer) o que no adquirió la condición de vecino
hasta el año 1851, nuestra hipótesis, ya que sus dos hijos habían nacido en
Niebla.
En
el año 1855, su hija María ya no aparece en el padrón, suponemos que fruto de
la nada inusual mortandad del XIX en España, de esta manera conviven Juan, su
esposa e hijo.
Otra nueva situación nos ha llamado la atención en el
padrón de 1861, en este caso Juan vivía en la calle Siete Revueltas, pero
estaba casado con Carmen Fernández Díaz, natural de Huelva y convivía con Rosa
Boza Fernández, que suponemos su hijastra, fruto de un matrimonio anterior de
Carmen. Así pues pensamos que Juan enviudó entre 1855 y 1861, volviéndose a
casar con una viuda, también suponemos que su hijo Antonio moriría porque
desparece igualmente de los padrones posteriores. Situación que perduró hasta
1863, año en que Carmen aparece en el padrón con la condición de “viuda”,
evidentemente Juan de Salvatierra murió entre los años 1861 al 63 con 52-54
años de edad aproximadamente. ¿Qué fue enterrado en la cripta de Santa María?
No lo sabemos, pero que la inscripción que encontramos en ella es su firma sí
lo podemos asegurar.
Es nuestro pequeño homenaje a un persona que vivió,
trabajó y murió en Niebla, que nos ha tenido pendiente de su vida desde los
comienzos de nuestras investigaciones y que, como tantos otros anónimos,
hicieron de Niebla lo que es hoy. Gracias Juan de Dios Salvatierra y Arenas.
Con este artículo abrimos también una nueva vía con
pequeñas biografías que nos ayuden a entender la vida iliplense de siglos
pasados.
Pelayo Castillo Palacios y
Antonio Bonilla Giles.
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