Reconozco
que no era “santo de mi devoción”, todos los expertos lo colocaban en el sector
más conservador de la Iglesia, una institución ya conservadora de por sí, pero
su decisión de hoy merece todo el reconocimiento del mundo.
Desde
el instante en que lo comunicó han salido miles de argumentaciones, debates,
posibles causas, detractores, seguidores y un largo etcétera que continuará,
como corresponde a un hecho perfectamente calificable de “histórico”, al fin y
al cabo transciende a millones de personas repartidas por toda la geografía
mundial.
Lo
verdaderamente elogiable es el hecho de renunciar a todo ese poder por “no
encontrarse con fuerzas”. Insisto: ejemplarizante. Hay que tener la mente muy
lúcida y una honradez gigantesca para reconocer las propias limitaciones,
siempre he dicho que reconocer nuestra incapacidad es más difícil que intentar
disimularla con la crítica ajena. ¡Chapeau Sr. Ratzinger!
Ahora
aparecerán los hipercríticos que reducen todos sus argumentos a pocas y únicas
razones, pero insisto que es la opción personal del Papa con la que me quedo,
sin valorar otros aspectos, creo que abandonar una institución desde lo más
alto implica mucho amor por la misma.
Tildarlo
de ejemplar es totalmente intencionado, para que os hagáis una idea estaba
escribiendo otra entrada titulada Crisis
existencial, cansancio, asco… o todo junto. Centrada principalmente en la
situación actual de corrupción, choriceo, amoral, triperos varios, especulación
brutal y “de mi sillón no me muevo aunque me pillen con las manos en la masa”.
Y
ahora me pregunto ¿tomarán ejemplo otros gobernantes?, especialmente los
nuestros que son los que más me preocupan. Para empezar ¿dejará el cazador de
elefantes el sillón a su sucesor?, al fin y al cabo todo queda en familia.
Sobre los políticos actuales y anteriores, sin distinción ¿alguna vez veremos
la dimisión de algún alto cargo por no “tener las fuerzas necesarias”?, y con lo de fuerzas me
refiero a la reflexión ética y moral de responder ante los ciudadanos que le
eligieron antes de saber que “metía la mano en la olla para robar nuestra comida”.
Tomen
ejemplo señores gobernantes.
Pelayo, desde que leí esta entrada tuya tenía un montón de ganas de decirte lo buena, buenísima, que me ha parecido, la razón que tienes y lo bien que has sabido expresarte. Chapeau! por ti, y además, de acuerdo: a ver si el cazador no sigue el ejemplo de la inglesa, que esta gente se aferran a lo suyo como garrapatas, es decepcionante.
ResponderEliminarBesos apretaos y admiraos.
Me encanta que estés de nuevo en la brecha Jana, espero que tu mano se encuentre mejor.
ResponderEliminarFíjate que yo creo que al igual que tú tengo una tendinitis, ¡pero en la inspiración!; últimamente me cuesta un montón cerrar las entradas, tengo un montón comenzadas, pero soy incapaz de concentrarme.Supongo y espero que sea pasajero.
De nuevo encantado de tenerte por aquí para repartir besos apretaos.