Reconozco abiertamente que anoche pude ¡por fin! Realizar una de mis ilusiones desde hace años: asistir al teatro que Diego dirige y protagoniza todos los años justo antes de las fiestas. Un sinfín de impedimentos habían hecho que se me resistiese duramente.
Sinceramente debo decir que acudí con algunos prejuicios sobre este “teatro de pueblo”, es decir, pensaba encontrarme con algo sencillo, ingenuo, con un humor excesivamente local realizado por un grupo de amigos que se divierten con los ensayos. Batacazo total de mi presunción.
Con la boca abierta desde principio a fin, bien porque estaba riendo, bien por asombro ante la interpretación de unos aficionados que sólo les falta cobrar para dejar de serlo. Asombrosa, amena, inteligente, divertida, seria, moralizante, ejemplar, rejuvenecedora… y se me queda corto el diccionario de sinónimos y el blog para definirla.
Sencillamente indescriptible, son un grupo de amigos que se juntan para divertirse y hacer que nos divirtamos, sin que nadie sobresalga, todos los papeles por igual (gran mérito de Diego), desde él hasta el ramo de flores depositado sobre una silla con todo el cariño del mundo. Sabiendo captar la atención desde el primer momento, los actores se continúan sin superponerse y hacen que no puedas dejar de atender un segundo por miedo a perderte algún detalle.
A partir de hoy pasa a ser una de mis recomendaciones favoritas para aquel que quiera conocer Niebla y sus gentes.
SUBLIME.
Gracias a todos y cada uno de vosotros que nos habéis hecho disfrutar tanto.
Fotografía de otra artista MERCEDES DEL PINO
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