Aquí
no hay duda, en el acervo cultural iliplense esta pequeña historia siempre ha
tenido la etiqueta de leyenda y como tal la trataremos en esta nueva entrada
dedicada al 750 aniversario de la toma de Niebla.
Cuenta la leyenda que durante el largo
asedio al que Alfonso X sometió a Niebla, los musulmanes que estaban dentro
inventaron una estratagema para hacer creer a los cristianos que estaban mejor
de lo que pensaban: hicieron salir un buey bien cebado por una de las puertas
de la ciudad intentando demostrar que tenían alimentos suficientes como para aguantar
un asedio aún más largo. Desde entonces a la puerta por donde salió se le ha
denominado “Puerta del Buey”.
Tampoco
en este caso me resistiré a dar mi opinión crítica, no me la toméis a mal, pero
es un “defecto de fábrica” que traigo de serie. Evidentemente de haber sacado
un buey por alguna puerta hubiese sido probablemente por la del Socorro o la de
Sevilla, ya que la lógica dice que los campamentos reales de Alfonso X se
hubieran establecido en los arrabales de la ciudad, que además está en la parte
más llana que rodea a la misma y que disponía de viviendas e infraestructuras
para cobijar tropas durante un largo asedio.
Otro
par de apuntes. Existen otros lugares donde la leyenda de animales vinculadas a
sitios y conquistas están en la cultura popular, os referiré los dos que más me
han llamado la atención:
Talavera
de la Reina (Toledo). Su leyenda habla de un buey y una vaca (que están en su
escudo de armas) que se hicieron salir durante el asedio de las tropas romanas,
con el mismo fin que nuestros paisanos iliplenses (recordemos que los naturales
de Niebla estaban dentro, no eran los conquistadores).
Carcassone
(Francia). Durante el asedio con el que Carlomagno somete a la ciudad, los habitantes de la misma
ceban un cerdo o un cordero (según la versión) y lo arrojan desde las murallas
para demostrar su abundancia.
Pero existe una diferencia fundamental entre Talavera, Carcassone
y Niebla: ellos no tienen un río rojo que baña sus murallas. Son bonitas
ciudades, especialmente la francesa, pero carecen del atardecer que se
contempla desde nuestra Puerta del Buey. Reconozco que es mi rincón favorito,
aquí el cientifismo se me va con el tren del apeadero; ahora en otoño, cuando
el sol calienta, pero no quema, me encanta sentarme en uno de sus bancos con un
libro en las manos, el último Crónicas de
andar y ver, de Cristóbal Vega y leer las páginas que dedica a Niebla. ¡No
tiene precio!
Dejando aparte que me emociona y encanta tu alusión a mi padre, te diré que también uno de mis lugares favoritos en el mundo es la Puerta del Buey, yo al revés, más bien saliendo por la puerta a la izquierda, me gustaba desde pequeña sentarme mirando hacia el río, recuerdo que desde los diez años me iba a veces sola, a mediodía, mientras mi amiga Pili estaba en "clases particulares"(¿te acuerdas?) y lloraba un poco porque ya sabía que, a los catorce, tendría que dejar aquel pueblo tan amadísimo por mí, y aquel río, y todo lo que me parecía lo más importante.
ResponderEliminarAún hoy, tantos años después, sigo con la idea de que mi vida hubiera sido muy diferente, y para mejor, de no haberme ido de Niebla. No hubiera sido tan rebelde como fui, no hubiera dejado de estudiar por rebeldía, que aunque luego volví, ya había perdido tiempo e ilusión... Yo, con mi gran timidez, al seguir sintiéndome apoyada por mis amigas de siempre -Margari, Loli Villazán...- seguramente habría podido enfrentar la vida con más valentía.
En fin, como no sirve de nada llorar sobe la leche derramada, te diré que yo, también, con todo mi corazón, amo esa Puerta del Buey sobre cualquier otro paisaje, de Niebla o de donde sea.
Y que vuelvo muchas, muchas veces, en sueños, allí, y no es exagerar ni bromear: cada dos o tres noches me despierto con "espíritu de Niebla", y sé que he estado allí en alma, y he respirado vuestro aroma tan añorado.
Disfrutad de ella todos los que la tenéis a mano cuando queréis, ¡qué suerte!
Besos muy apretaos, amigo nieblero.
Mi querida y "rebelde" amiga Jana.
ResponderEliminarAlgunos de nuestros paisanos me van a crucificar por mi opinión, pero creo sinceramente que la perspectiva que tenemos los que por uno u otro motivo abandonamos Niebla, es muy diferente y más profunda, ¡ojo! no digo que se la quiera más, pero sí de una forma distinta, al menos desde la añoranza. Muchas veces corremos el riesgo de que la rutina amortigüe los sentimientos, en verdad te digo que tras años de idas y venidas intermitentes, los matices de aquellos lugares que daba por conocidos se van mostrando a otros ojos.
Un beso apretao para tí y le daré otro de tu parte a la Puerta del Buey