"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

miércoles, 28 de noviembre de 2012

CAPITULACION Y DESTINO DE IBN MAHFUZ


Tomemos como fecha más probable de la toma de Niebla febrero del año 1262, la siguiente pregunta sería ¿qué fue de los pobladores musulmanes de la ciudad?
 Rendición de Granada idealizada.

Para la población en general las noticias son realmente escasas, aunque los indicios de las crónicas cristianas y musulmanas nos hacen pensar que en su gran mayoría abandonaron sus viviendas y posesiones (tierras en el caso de asentamientos rurales), de hecho fue necesario iniciar una política de repoblamiento en la zona por parte de Alfonso X. Probablemente el despoblamiento fue menor en las distintas alquerías o explotaciones rurales. Tampoco implica una total expulsión de los musulmanes de la medina, de hecho, apenas 50 años después de la conquista, en 1304, tenemos en Niebla un “alcalde de moros”, un tal Abdalla, hijo de Hamet, lo que implicaría la existencia de una aljama o grupo de ciudadanos musulmanes organizados políticamente dentro de la propia comunidad iliplense.

Alguna referencia más tenemos sobre el futuro de Ibn Mahfuz, rey de Niebla, con este título, tal y como la recogía el propio Alfonso X en un privilegio rodado.
El hecho de un asedio largo, sobre nueve meses, según la opinión mayoritaria de los investigadores, debería ser respondido en aquella época con duras consecuencias para el “enemigo”, lo normal indicaría represiones modélicas, toda vez que Niebla es la primera (y única) conquista importante de Alfonso X, además de suponer un esfuerzo humano y económico fuerte para las arcas reales castellanas. Sin embargo, los resultados no dejan de ser cuando menos sorprendentes o clarificadores, según se mire.

De nuevo tenemos dos versiones distintas y encontradas sobre el destino de Ibn Mahfuz. Las crónicas árabes sitúan al rey de Niebla como dirigente militar en las tropas almohades del norte de África; esto supondría una expulsión de al-Andalus. Por otro lado, las más aceptadas son las crónicas castellanas que lo ubican en Sevilla.

La propia Crónica de Alfonso X nos cuenta que el conquistado señor de Niebla recibió tierras y bienes para asegurar una vida cómoda para él y para sus descendientes. Concretamente se menciona el “lugar de la Algaua”, que corresponde a La Algaba (Sevilla), el diezmo del aceite y “la huerta de Seuilla que llaman la Huerta del Rey e quantías çiertas de marauedíes en la Judería de Seuilla”; la citada Huerta del Rey puede ser la actual Buhaira, igualmente su casa podría estar situada en la calle Sol, donde hasta hace algunas décadas se encontraba la “casa del rey moro”.

La Huerta del Rey en Sevilla

También indicativo es la presencia de dos caballeros y “ricos omes” también denominados como “infantes” en la época de Sancho IV, hijo de Alfonso X. Se trata de “don Muça, fi de Auen Mafon” y “Abdalhaziz, su hermano”, más que probablemente hijos del depuesto rey iliplense, quienes siguen teniendo alto poder adquisitivo y reconocimiento regio castellano.

Todas las prebendas anteriormente citadas nos llevan a pensar que la decisión de conquistar Niebla fue tomada de forma unilateral por un rey, Alfonso X de Castilla, contra su vasallo Ibn Mahfuz, rey de Niebla. Esta agresión con resultado de conquista no dejaría al castellano con “la conciencia muy tranquila” por lo que acabó compensándolo con tierras y bienes variados en la vecina Sevilla.

Grabado antiguo de la "casa del rey moro" de la calle Sol

Quizás fueron varias las motivaciones que Alfonso X tuvo para conquistar Niebla:
-       Evitar el avance de los Portugueses hacia el este del Guadiana
-       Intentar recuperar el Algarve basándose en los títulos de Ibn Mahfuz.
-       Afianzar sus pretensiones imperialistas con acciones militares exitosas.
-       Iniciar su idea de cruzada contra el infiel africano, utilizando la costa andaluza occidental como puerto base y evitando dejar posibles enemigos en la retaguardia.

Desde luego pudieron ser todas a la vez unas más que otras, pero no parece probable ninguna agresión por parte del rey de Niebla, que acabaría sus días cómodamente en Sevilla.

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