El 25 de abril de 1974 nuestros vecinos portugueses
derrocan el régimen dictatorial de Salazar mediante la denominada “Revolución
de los claveles”, que toma su nombre de los soldados sublevados que pusieron
esta flor en los cañones de sus armas para demostrar que no querían disparar
contra un pueblo que se echó a las calles para apoyarlos.
Las revoluciones son posibles sin violencia, tan sólo hay
que hacerles ver a nuestros dirigentes que no estamos dispuestos a soportar su
mal gobierno.
Os cuelgo la canción Grandola,
Vila Morena, de José Alfonso, una canción prohibida que fue la señal
acordada para comenzar la revolución.
Maravilloso, Pelayo, gracias por recordárnoslo. Claro que las revoluciones pueden hacerse sin violencia, aunque parece que hemos olvidado cómo. Hemos olvidado muchas cosas y cada día seguimos obcecados en no pensar más que en lo que nos afecta personalmente.
ResponderEliminarBesos apretaos.
El conformismo es el cuarto jinete del apocalipsis moderno amiga Jana; necesitamos cultivar los claveles de nuestra conciencia para bloquear los fusiles de nuestros gobernantes... ¡siempre en la brecha!
EliminarBesos Apretaos.