EL TERREMOTO DE LISBOA Y EL PATRONAZGO.
Tradicionalmente
el famoso terremoto que se produjo el día 1 de noviembre de 1755, ha sido el
“cupable” de la destrucción de la mayor parte de los edificios importantes de
Niebla; cierto es que el alcázar y algunos edificios del cabildo sufrieron
importantes daños, además de las iglesias de San Martín, Santiago, Santa María
y el convento de Santo Domingo.
No
obstante la ermita de Lavapiés apenas sufrió daños, de hecho, en el informe que
solicitó el rey Fernando VI a todas las poblaciones afectadas por el terremoto,
en el de Niebla se recoge:
en cuya ermita con la casa de su santero y
hospedería no se ha visto que dicho terremoto ocasione quiebra alguna ni el más
leve desconchado no siendo sus fundamentos los más fuertes.
De
hecho y en agradecimiento, se manda traer la virgen desde su ermita y se le
hace un novenario, acompañada por los dos patronos de Niebla, Santo Domingo y
San Walabonso.
Años
más tarde, en 1759, comienza un largo pleito de 9 años sobre el patronazgo de
Niebla; el prior del convento de Santo Domingo reclama para su titular la
exclusividad del patronazgo de la ciudad, mientras que el cabildo también
reconoce y discute tal patronazgo para San Walabonso y Nuestra Señora del Pino.
Lo que nos interesa en esta presentación son los muchos testimonios que ambas
partes en litigio presentan en el largo proceso; en ellos cargos civiles,
eclesiásticos y personas del pueblo manifiestan que la virgen del Pino fue
nombrada patrona de la ciudad en hacimiento de gracias por haber librado de la
villa en el destructivo terremoto.
En
honor a la verdad no hemos encontrado en las actas capitulares del año 1755
ninguna referencia a tal nombramiento, por lo que tuvo que ser una aclamación
popular y reconocimiento de todo el pueblo.
Súplicas
y agradecimientos
Son
bastantes las idas y venidas de la virgen desde su ermita a la villa, sabemos
que al menos hacía una al año, probablemente en agosto para celebrar sus
fiestas en septiembre, muy parecido a como se hacen hoy día.
Nos
centraremos ahora en los traslados extraordinarios, aquellos que se realizaban
con un objetivo concreto, bien como peticiones, bien como agradecimientos.
PETICIONES
O SÚPLICAS.
La
economía de Niebla se basaba fundamentalmente en la agricultura y la ganadería,
por lo que las condiciones climáticas eran fundamentales para la siembra y los
pastos; no nos debe extrañar pues, que en los años de intensa sequía se
recurriese a la ayuda divina de Nuestra Señora del Pino para que trajera agua.
De hecho los traslados se hicieron casi siempre en los meses de marzo y abril,
implicaban la procesión desde la ermita y un novenario en la iglesia mayor, a
la que tenían obligación de asistir miembros del cabildo, al fin y al cabo, la
economía de la villa era fundamental para el funcionamiento de la vida
municipal (y el cobro de impuestos). Como anécdota, nos consta que en el
novenario que se hizo en 1726 tuvo que repetirse o reiniciarse en el convento
de Santo Domingo por falta de asistentes, concretamente sólo había 5 personas
en la iglesia: 2 mujeres, dos capitulares y el oficiante.
Aunque
no es directamente una petición o súplica, nos llama poderosamente la atención
el papel de refugio que tuvo el paraje de Lavapiés y las dependencias de la
ermita frente a las epidemias de peste. Niebla se cerraba herméticamente cuando
tenía noticias de peste en las villas y ciudades cercanas, para cualquier
persona; como ejemplo tenemos el del corregidor del duque (publicado en nuestro
blog), quien tuvo que estar 30 días de cuarentena alojado en las dependencias
de la ermita hasta que el médico del cabildo certificó que no era un peligro de
contagio. También en el mismo contexto de la epidemia de peste de mediados del
siglo XVII, Pedro Valenciano, un ciudadano de relevancia de la vecina San Juan
del Puerto se traslada al paraje de Lavapiés huyendo de la epidemia que
afectaba a su villa, de hecho, se muda con toda su familia y parte de su
servidumbre, las noticias que llegan a Niebla no son halagüeñas, ya que una
sirvienta negra de Valenciano murió estando en Lavapiés, y provoca una
investigación del cabildo quien obliga a marcharse a Valenciano y su familia
por seguridad de los ciudadanos de Niebla.
AGRADECIMIENTOS
Son
varios los traslados que se hacen de la Virgen para hacerle agradecimientos,
como siempre, en forma de novenario.
A
veces eran consecuencia de las súplicas y rezos por lluvias benefactoras, como
en 1726. Otras ocasiones los agradecimientos venían precedidos de situaciones
complicadas como pudo ser el ya referido terremoto de Lisboa de 1755, que no
causó ninguna desgracia humana en la villa y además fue el detonante para
confirmar una situación que probablemente ya estaba en el sentir de los
iliplenses, tan sólo se oficializó: el patronazgo de la Virgen del Pino. En
este mismo contexto de agradecimientos podemos ubicar la epidemia de peste de
1801, significativa porque no hubo muertes entre la población local, aunque sí
fallecieron 3 soldados del Regimiento de Hibernia que se encontraban en Niebla,
uno fue enterrado en la iglesia de Santiago y los otros dos en el paraje de
Lavapiés. Especialmente significativo es el reconocimiento que hace el propio
duque de Medinasidonia en 1675, en el ámbito de la Guerra de los Treinta Años,
concretamente en el enfrentamiento franco-español, el duque, como noble al
servicio del rey, participa en la guerra; y siendo amparado de muchos peligros ordena al cabildo se le haga un
novenario a la Virgen en la iglesia mayor.
2 FIESTAS DE SEPTIEMBRE.
Hemos
aprovechado estas fiestas de septiembre para hacer la presentación y
sospechamos que no serían muy diferentes, al menos en fechas, las que se vienen
celebrando desde hace siglos, casi 400, en 1625 ya se mencionan las Fiestas de Nuestra señora de Septiembre,
dados todos los antecedentes devocionales y de patronazgo posterior todo indica
que serían en honor a la Virgen del Pino, más aún cuando sabemos que en agosto
se hacía un traslado anual desde su ermita en Lavapiés a la villa. Estas
fiestas no sólo eran religiosas, ya la tradición de los toros es una constante
en las fiestas patronales, sean de la Virgen, sean de Santo Domingo o San
Walabonso. Las capeas, pues, van ya por su cuarto centenario al menos.
Sobre
la fecha exacta del día de la Virgen tenemos bastante más dudas; a principios
del siglo XX, en 1928 se hizo la función principal el día 16 de septiembre,
mientras que al año siguiente la festividad de la Virgen fue el día 22 del
mismo mes.
NUESTRAS “PINOS” EN LA ONOMÁSTICA.
Hoy
día son comunes nuestras “Marías del Pino”, pero tardaron un tiempo los
iliplenses en nombrar a sus hijas como la patrona del pueblo. Tenemos
constancias y transcritos los padrones de vecindario desde 1767, con algunas
lagunas hasta principios del siglo XIX, pero no es hasta 1845 cuando
encontramos las primeras “Marías del Pino”. No ocurre lo mismo con los
“Walabonsos”, encontrando en 1659 un presbítero que ya luce el nombre de su
patrón.
CONCLUSIONES.
La
primera gran conclusión que sacamos de nuestro trabajo es que tenemos poca información, hemos
intentado hacer un discurso coherente y continuado en el tiempo, pero son
varios los factores que hacen nuestro trabajo incompleto: hasta el momento sólo
hemos transcrito las Actas Capitulares correspondientes a los años 1580-1759,
con lo que esperamos que pueda aparecer más información local que amplíe
nuestro conocimiento sobre la Virgen del Pino. Lo mismo ocurre con el archivo
del obispado de Huelva, hasta que no agotemos los legajos no sabremos qué
información adicional podremos utilizar, en este caso sin saber siquiera lo que
contienen los legajos. Por último hay dos archivos que aún no hemos podido
consultar pero que están esperándonos, el de Medinasidonia, en Sanlúcar de
Barrameda y el del Arzobispado de Sevilla, especialmente la parte
correspondiente a los libros de visita. Es un hándicap pero también un
aliciente para continuar trabajando.
Sobre
el culto y devoción para con nuestra patrona encontramos tres aspectos
diferenciados:
El político local,
dominado claramente por San Walabonso y Santo Domingo, los patrones “oficiales”
de Niebla, esto se refleja en la cantidad de documentación encontrada, mucho
mayor, y en las libranzas económicas del cabildo para con las fiestas de los
dos patrones, muchísimo mayor que para la Virgen del Pino.
El político señorial. Como
hemos dicho Santo Domingo de guzmán es el patrón de la casa ducal y por tanto
el objeto, junto con la virgen de la Caridad de las prioridades del señor de
Niebla; de ésta forma la Virgen del Pino queda alejada de las intenciones de la
casa de Guzmán y por tanto su subvención y cuidado, tanto terrenal como divino.
El fervor popular. Creemos
y pensamos que el pueblo de Niebla no sólo conocía la existencia de su Virgen y
ermita, sino que celebraba en la medida de sus posibilidades la festividad de
la misma; el problema radica en las posibilidades de un pueblo empobrecido y
agobiado por las cargas fiscales (locales, reales y señoriales), el principal
reconocimiento de la devoción iliplense a Santa María de Lavapiés o a la virgen
del Pino es el reconocimiento por aclamación popular de su patronazgo, sin
necesidad de órdenes del duque o del cabildo, es el pueblo quien elige a su
patrona.
Carecemos
de documentación personal de los iliplenses, la que disponemos es totalmente
oficial, y sobre ésta podemos inferir que, como con otra advocación “Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando
truena”, en nuestro caso, el cabildo sólo se acordaba de la Virgen cuando
la necesitaba por climatología, enfermedades o desastres naturales.
Si
observamos fundamentalmente los siglos XVII al XX en la documentación religiosa
del obispado, tampoco encontramos una población especialmente creyente,
practicante y fervorosa. Niebla fue perdiendo sus cinco collaciones, con sus iglesias
y un convento de dominicos poco a poco, por abandono y dejadez, cierto es que la población era realmente pobre,
pero durante muchos años los cargos eclesiásticos de las parroquias iliplenses
fueron poco más que un medio de lucrarse de personas que, en muchas ocasiones,
ni eran ni vivían en nuestro pueblo, difícilmente podrían promover la devoción
y el culto a ninguna de las imágenes locales. Hay verdaderos episodios de
abandono de ritos y cultos religiosos por una población que entendemos
desencantada con sus directores espirituales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario