"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

martes, 2 de abril de 2013

TODO UN PRIVILEGIADO


Hace algunos años una lesión de espalda, con su consecuente operación, provocó un cambio definitivo en mi mundo cofrade, el costal y la trabajadera dieron paso a la lista y al traje. Evidentemente no es lo que deseaba, pero mi carácter normalmente positivo hizo que pudiese aprovechar otras ventajas que esta nueva faceta me proporcionaba.
Ser capataz, o contraguía, que en definitiva es lo mismo me da una visión desde fuera y la posibilidad de disfrutar de muchas pinceladas que de otra forma serían imposibles. Yo los llamo “mis privilegios”
Intentaré hacer mi habitual crónica de la Semana santa desde esta perspectiva, obviaré muchos nombres, para evitar imperdonables olvidos, aunque algunos serán imprescindibles por circunstancias muy especiales.

Privilegio del conocimiento. Tener acceso a la información te permite anticipar hechos, lugares, situaciones o incluso personas. Por ejemplo, a pesar de que cada año van sumándose poco a poco esos valientes que tienen un punto menos de vergüenza y que se atreven a mandar una marcha desde debajo, antes de salir el Miércoles ya sé dónde va a ir cada marcha, lo que me permite colocar algunas estratégicamente, jugar con los nombres y aprovecharlos para realizar una “levantá” especial, igualmente sucede con las saetas, los relevos, o simplemente y cuando las circunstancias lo permiten, separarte un poco del paso porque quieres disfrutar de una buena “chicotá”, como sabe andar mi buena gente de la trabajadera.



Privilegio de la cercanía.
Quizás la proximidad al paso hace que pierdas la perspectiva, que no puedas ver el majestuoso caminar de Padre Jesús, o esa “revirá” de costalero como la de la calle Padre Jesús este año, con dos marchas empalmadas, el paso girando muy poquito a poco hasta encarar la siguiente calle. Pero también proporciona otras sensaciones que son impagables y que tan sólo se pueden vivir con las manos y la cara pegadas a la obra de arte de Manolo Peña. Oír como el martillo cae dos veces en una “levantá”, la trabajadera golpeando los cuellos al caer, el respirar acompasado con el racheo de las zapatillas, los ánimos del “boquilla” a su gente, el capataz llamando “¡to´s por igual valientes!” y alguno pidiendo “¡al cielo”! La cercanía de los niños fajados y apoyados contra la trasera emulando  sus padres en el trabajo. Aunque el verdadero privilegio es poder contemplar el rostro del Nazareno cuando va siendo llevado por la cuadrilla, poder buscar la luz, o la sombra desde el lugar que quieras…


Privilegio de la Historia.
Puede rayar el egocentrismo, pero me siento parte de la Historia de Niebla, ya sé que la Hermandad es joven, pero el trabajo se hace con mucha más ilusión cuando piensas en lo que estás sembrando para el futuro, no es tanto buscar el reconocimiento individual de generaciones venideras es como diría uno de mis más polifacéticos costaleros quiero dejarle a mis hijos una Niebla donde tengan las oportunidades que yo no tuve, que no tengan que salir fuera a ver Semana Santa, Carnavales, fútbol o cualquier otra cosa… creo, amigo Tomás, que puedes colgar el costal con la satisfacción de los deberes hechos, me consta que has creado una buena cantera.

Privilegio de la amistad.
Aunque lo he dejado para el final, probablemente sea el más importante, he visto (y he “sufrido”) durante todos estos años cómo se han fraguado amistades y relaciones fruto del trabajo en común. Mi círculo de amistades se ha engrandecido estos años gracias a todos y cada uno de los que viernes a viernes de ensayo han pasado por esas trabajeras, evidentemente cada relación en su justa medida y dependiendo de muchos factores, los silenciosos, los hablarines, los impuntuales, los protestones, los incansables, los que trabajan, los que estudian, los que están “embarazados”, etc. etc. conmigo, con “el que hace las listas y pone los relevos”, es un trabajo injusto, en el que hay que repartir lo poco que salimos a la calle entre todos, me consta que cada uno querría poder hacer más relevos, pero intentamos ser lo más justos posible (aunque me cueste un disgusto), de lo que sí nos podemos preciar en el paso de Padre Jesús, es de tener garantizados brazos y corazones para el año que viene tras el “ahí queó” de Sebastián. Siempre algún tímido se acercará el próximo ensayo de la mano de un “veterano” amigo.

Supongo que sentirte privilegiado va unido a sentirte especial y es algo que, año tras año, consiguen todos los que rodean nuestra Semana Santa, sinceramente son sensaciones que merece la pena probar al menos una vez en la vida, luego…Dios dirá.

2 comentarios:

  1. Qué emoción ver un poquito de Niebla en Semana Santa, gracias, mil gracias, Pelayo. Me dejaste tan sorprendida al decirme que solo hace dieciséis años que se celebran procesiones, podéis estar orgullosos, ya lo creo, todos los que estáis dando el do de pecho para que, tal como bien dices, no tengan que irse del pueblo los niebleros para disfrutar afuera algo que pueden hacer con tan bellísimo y trágico escenario. Tengo que ir algún año, a ver si deja de llover en estas fechas, porque llevo tres años sin ver un Santo Entierro por la... bendita... lluvia, que hay qué ver.
    Besos apretaos, y que sepas que sí que te puedes sentir privilegiado, y lo mereces.

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    1. Amiga Jana.
      Realmente es muy bonita nuestra Semana Santa, te permite aún disfrutarla sin apreturas y desde multitud de rincones, además hay de todo "como en botica"; el Viernes de Dolores el vía Crucis alrededor de las murallas, el domingo de Ramos los niños con la borriquita, el Miércoles Padre Jesús y la Virgen de los Dolores llenan de música y nazarenos las calles, el Viernes la sobriedad del Santo Entierro... para elegir vamos.
      Vuelvo a reiteraros nuestra invitación cualquier año que podáis, os garantizo unas experiencias inolvidables.
      Besos muy apretaos.

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