Confirmado
de viva voz: Minidiálogos cierra un ciclo y da el relevo a otro blog no menos
interesante.
De
no haber sido por la fecha hubiese jurado que era una inocentada con dos días
de adelanto, pero Carlos, mi amigo Carlos, me ha enseñado a amagar y sorprender,
a hacer atractiva la lectura, así que la sorpresa debería esconder algo más, a
Dios gracias.
¿Qué
decir?, pues nos encontramos otra vez con la feliz y dolorosa tarea de
comunicar sentimientos con palabras.
Con
Minidiálogos se me marcha parte de la rutina diaria, la de Niebla vista bajo el
cristal de alguien a quien admiro; no creo equivocarme si afirmo que he
realizado más visitas al blog de Carlos que al mío propio. En la barra de
marcadores de favoritos pincho Niebla,
bajo el cursor y llego hasta Minidiálogos,
“¿con qué nueva me sorprenderá hoy?”: sesudas y profundas reflexiones,
vivencias ajenas compartidas, entrevistas y recuerdos de paisanos, noticias de
las misiones, bodas, bautizos y comuniones, desayunos con lecturas… todo
aquello que consideraba importante para los que nos confesamos sus asiduos y
fervientes seguidores; eso sí adornado con innumerables fotografías de las que
me he servido sin pudor en algunas ocasiones.
Existe
otra razón no visible (que no oculta) para lamentarme del adiós: la gran
mayoría de visitas que se hacen a mi blog vienen desde Minidiálogos, es algo
que, como administrador, puedo consultar desde dónde se me visita;
evidentemente en buena parte es culpa mía porque cuando alguien me preguntaba
cómo llegar a mi blog me era más fácil responder: “entras en el blog del cura,
Minidiálogos, y una vez allí, a la derecha buscas Sentimiento Iliplense”, en cierto modo a todos aquellos que me
seguís de esta forma os comprendo al haberos quedado “cojos de una pata”. Ahora
mismo me siento huérfano de hermano mayor, algo totalmente novedoso para el mayor
de seis hermanos.
Decir
que agradezco Las horas de lectura sería poco, Minidiálogos fue el detonante
para que yo mismo me lanzase a este mundo blogero; aún recuerdo la pequeña
reunión en tu casa, con esas breves nociones que allanaron tanto el camino que
quería iniciar, hoy llevo más de un año en la brecha y sin el empujón inicial
de mi mentor hubiese sido mucho más difícil. ¡Si hasta fuiste mi primer seguidor!
Como
dije al principio, se cierra un ciclo para comenzar otro, me queda la pena del
principal referente iliplense, no del tablón de anuncios local como en ciertos
momentos se ha querido malinterpretar desde numerosos lugares; cuando digo
referente iliplense hablo de personas, de sentimientos, de experiencias
conjuntas, de paisanos que llegan y de paisanos que se van, de ese calor humano
que sabiamente Carlos, mi amigo Carlos, nos has sabido comunicar, en definitiva
son tus diálogos, no tan “minis” como nos has querido vender, expresados en voz
alta.
Siempre
me llamó la atención de tus homilías, tanto desde el púlpito como desde
cualquier otro ámbito el uso repetido de la experiencia, de hecho interiormente
sigo sonriendo cuando te escucho y te llamo en la intimidad “el hombre de
las vivencias”, supongo que tu formación misionera de tantos años habrá
influido. Ahora nos sorprendes con un libro que por lo que adivino entre
nuestra conversación y lo poco que hasta ahora he leído en el mismo va a tener
sobredosis de vivencias. Mi primera entrada (hoy) me golpea con una fotografía
brutal, perdona la expresión pero duelen los ojos ante tanta belleza, de Chile.
Leeré pausadamente tus capítulos disfrutándolos con la sana envidia de quien
también desea escribir el suyo propio. Por cierto, no te vas a librar de mis
críticas, así que comencemos por la primera, “los últimos cartuchos” suena
demasiado a final, no te pega como título, la alegría con que haces todo no se
ve reflejada en la palabra "últimos". Ya que lo haces público me permitiré
colocarlo igualmente en mi blog y de esa forma lo tengo más a mano.
Saludos
y abrazos admirados de tu amigo que te seguirá allá donde escribas.
Por
cierto, voy a “piratear” otra foto de una amiga común que supo expresar
claramente nuestra opinión.
Gracias. Qué sí, que tienes alma. Hasta la fecha viniste poco por mi casa. A partir de hoy te dejo la puerta abierta, amigo Pelayo. Seguiremos dialogando aunque se nos aburran los contertulios.
ResponderEliminarSiempre he considerado esa puerta abierta de par en par, los contertulios no son aburridos, son jóvenes y faltos de nuestra experiencia... dales tiempo.
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